Luis Enrique: “Con los jugadores anteriores no estaría en el PSG”

“La ilusión de ganar la Champions del PSG te va absorbiendo y comiendo”, revela a Movistar el técnico asturiano, entre otras cosas, en el primer capítulo de su serie documental ‘No tenéis ni **** idea’.

Javier Martín
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De streamer a protagonista de la pequeña pantalla. Las cámaras de Movistar Plus + se desplazan hasta París para descubrir de primera mano la faceta laboral y familiar más cercana de Luis Enrique Martínez, exseleccionador español y actual entrenador del PSG. Así, ‘No tenéis ni **** idea’, como se titula la seria documental de tres episodios que se continuará emitiendo los dos siguientes lunes, 7 y 14 de octubre, acercará al espectados a la rutina del carismático técnico asturiano en su primera temporada en el conjunto parisino con temas como su vínculo con Mbappé, la complicada y solitaria gestión de las críticas, su experiencia al frente de la Selección, el sufrimiento de la eliminatoria de Champions contra el Barça y el emotivo recuerdo de su hija Xana, fallecida por un osteosarcoma, un tipo de cáncer de hueso.

La salida de Mbappé y la obsesión por la Champions League

El núcleo del seguimiento durante un año a Luis Enrique se centra en su gestión del PSG. Un equipo, como él mismo reconoce, en reconstrucción de identidad. De los galácticos al equipo en sí. Precisamente el cambio de circunstancias que posibilitó su llegada. “Cuando me contratan, hay que convencer a las personas que mandan, al presidente y Luís Campos, de que ese es el buen camino. Con los anteriores jugadores yo no hubiera venido. No me necesitaban para eso. Vine porque las circunstancias eran las que quería que hubiera. Yo dije: ‘si hay estos jugadores vengo’. Pero con total libertad. La idea era retomar este camino. Nosotros vamos intentar en el futuro no pagar cifras desorbitadas por jugadores que no tiene ese precio. No es bueno ni para el futbolista ni para la salud deportiva. El año pasado tenía un reto con Mbappé, sacar su mejor versión y ganar títulos. Lo hicimos. Ahora le hemos dado una vuelta al modelo de juego. Estamos buscando potenciar al máximo la versatilidad de esta plantilla”, reconoce el asturiano, parte importante no solo a ras de césped si no también en los despachos a la hora de definir el identitario del club.

La salida de Mbappé acabó siendo el empujón definitivo para ese cambio de filosofía que se inició con las salidas de Messi, Ramos o Neymar. Luis Enrique reconoce que su gestión, siendo estandarte del club y del país, fue uno de las aspectos más peliagudos de la temporada: “En el caso de Kylian me encontré con un jugador maravilloso y una persona de un nivel excepcional como pocas veces uno se puede encontrar cuando llega y ve un jugador de este nivel humano, cariñoso, cercano. Una maravilla de jugador. ¡Qué pena que se haya ido al Madrid! Sobre todo para nosotros en su momento. Pero la vida forma parte también del juega. Que le vaya muy bien. No tengo nada que reprocharle, nos condicionó su marcha. Intentamos siempre mejorar sus virtudes y tapar sus defectos. Siempre fue muy educado y respetuoso. También su hermano y sus padres”.

Kylian Mbappé y Luis Enrique, tras un partido del PSG en la Champions League la pasada temporada.
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Kylian Mbappé y Luis Enrique, tras un partido del PSG en la Champions League la pasada temporada.FRANCK FIFEAFP

Aunque no el único. La gestión de la crítica y la frustración en momentos límite dejaron una de las imágenes de la temporada y que se analizarán en los próximos dos episodios. Cuando el técnico asturiano propinó una patada a las botellas de agua en el área técnico en el partido de ida de los octavos de final de la Champions ante la Real Sociedad, cuando Mikel Merino estrelló un balón en el larguero que pudo cambiar el sino de la eliminatoria: “La ilusión de ganar la Champions del PSG te va absorbiendo y comiendo”, revela.

Si se llega a adelantar la Real, quizá esa eliminatoria no la ganamos. Marquinhos reconoció que el míster nos colocó en nuestro sitio en el descanso. Ese es mi trabajo. Ayudar a mi equipo cuando lo está pasando mal. Me gusta aportar en los momentos difíciles. Hay que intentar buscar siempre el mensaje adecuado para los jugadores. Una cosa muy importante para un entrenador, y que lo trabajamos, es que los mensajes en el descanso es lo que necesita el equipo y no el entrenador” continúa apuntando como clave de su método. “Siempre tenemos críticas”, subraya, al tiempo que aprovecha para justificar el propósito de un documental que no pidió grabar pero que destapa sus preferencias: “Es un mensaje de que hay que olvidarse de que hay que gustar a todos. Es importante para mí mostrar el día a día y los pormenores de mi familia y míos. Me mantiene vivo y activo ayudar a un jugador que no tiene confianza. Igual que cuando hay una crítica. Prefiero que hablen bien de mí. No hay ninguna duda”.

Jugar contra el Barça, “horrible”

Así ocurrió en los cuartos de final de la Champions, en la eliminatoria en la que eliminó a ‘su’ Barcelona. “Fue horrible. Volver a casa contra el club que más me ha dado como jugador y entrenador fue horrible para mí y los míos. Habíamos merecido más en el partido de ida y perdimos y hubo muchas críticas a mí que también acaban llegando a mi familia. Pero mi relación con el Barcelona es única. Me siento muy querido tanto por el club como por los aficionados. No me puedo imaginar una final contra el Barcelona. Espero que no juguemos más contra ellos esta temporada”.

La valentía y las sinergias no son sus únicos preceptos, también el respeto a sus ideales. Motivo por el que no comparte el sentimiento general de crítica en su paso por la Selección: “Siempre preparo a mis jugadores sobre cómo vamos a perder. Cuando nos eliminaron del Mundial de Qatar, felicitamos a Marruecos pese a que creo que éramos mejor selección. Morir con tus ideas y sabiendo lo mejor que puedes hacer eso jamás es un fracaso. Muy orgulloso de haber representado a mi país y de los resultados, que para mí fueron muy satisfactorios en un momento que era de transición”, apunta un Luis Enrique poco amigo de la nostalgia y que sentó las bases sobre las que posteriormente De la Fuente construyó la España campeona de Europa. “Merecido. Lo he disfrutado. Se trata siempre de dar el máximo y aprender de los cacharrazos. Nada más”.

El lado más friki y emocional de Luis Enrique

Aunque el deportivo no es la única faceta que captan las cámaras de Movistar. También el personal, donde se profundiza en las peculiares costumbres del asturiano, como el earthing, una de sus pasiones. ¿Qué es? Solo hay que ver el comienzo del documental. Con el asturiano caminando descalzo sobre el césped de entrenamiento antes de la sesión: “Llevo más de un año haciéndolo. Antes sufría de alergias, moqueo constante y no podía salir en bicicleta, pero ahora todo ha cambiado. Me siento más conectado con la naturaleza. ¡Me encanta! Siempre me ha preocupado la salud. Me sirve para mejorarla, llevar mejor el postpartido.... El earthing, la bicicleta me encanta...encuentro muchísimas soluciones ahí encima”.

Como los gin-tonic con los que el asturiano y su staff celebraban las victorias en Vigo y que guarda en el lado más cariñoso de su imaginario hasta llegar al Camp Nou: “El postpartido es muy duro. La victoria dura diez minutos. No hay tiempo para saborearla. Solo al final, y poco. En el Celta nos tomábamos un gin-tonic cada vez que ganamos. Era como saborear una victoria. Sin embargo, en el Barça, ganábamos mucho pero cada derrota era un infierno”, narra, aprovechando para recalcar el asfixiante nivel de ambición de la máxima élite.

La creación de la ‘Fundación Xana’ en memoria de su hija también vertebra otro de los pasajes del documental, uno de los más emotivos y en el técnico del PSG habla sin tapujos sobre la muerte: “Si esto puede servir para que se tenga un concepto posmuerte mejor y que esa persona que se ha ido no puede estar sufriendo viéndote a ti por ese dolor y que ayude a familias y niños que no tienen recursos para poder vivir esos momentos finales, ganamos todos. Es algo enriquecedor a nivel humano”.

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