La ultraderecha logra una victoria histórica en Austria y buscará gobernar aunque no alcanza la mayoría absoluta: “Los votantes han hablado”
El partido ultranacionalista FPÖ lograría el 29,1 % de los votos por delante del conservador ÖVP, que se quedaría con el 26,3%
El Partido Popular austríaco (ÖVP), líder del Ejecutivo saliente, ha perdido once puntos desde las últimas elecciones. Según este primer cálculo, que usa voto real como base, el socialdemócrata SPÖ sería la tercera fuerza, con el 20,9 % (-0,3).
Entran también en el Parlamento el liberal Neos (8,8 %) y Los Verdes (8,7 %) que han sido el socio minoritario del Partido Popular en el Gobierno, y que pierden más de cinco puntos.
El FPÖ, un partido aliado con formaciones ultranacionalistas y de extrema derecha de Europa como Hermanos de Italia o el Fidesz húngaro, logra así su mejor resultado electoral, superando incluso al que tuvo en 1999 el histórico dirigente Jörg Haider. En aquella ocasión, pese a ser la segunda fuerza más votada, el partido cedió la jefatura del Gobierno al ÖVP, que fue tercero.
En esta ocasión, Kickl ha advertido durante la campaña que si ganaba las elecciones reclamará que se le encargue a él la formación de Ejecutivo. En principio, el resto de partidos han adelantado su negativa a formar coalición con el FPÖ. Este domingo, Kickl se mostró satisfecho con las proyecciones electorales: “Los votantes han hablado”, señaló, y pidió a los demás partidos y también al presidente federal, Alexander van der Bellen, “recapacitar” y asumir la petición de cambio de rumbo.
Pese a su probable victoria en las urnas, el FPÖ necesita un socio de coalición porque todas las proyecciones de votos le niegan una mayoría para gobernar en solitario. El actual canciller federal, Karl Nehammer, del conservador Partido Popular (ÖVP), ha repetido que no gobernaría con un FPÖ dirigido por Kickl, mientras las demás formaciones, socialdemócratas, ecologistas y liberales, rechazan coaligarse con los ultras. El presidente Van der Bellen, que tiene la potestad de encargar la formación de Gobierno, también ha repetido en numerosas ocasiones sus reticencias a darle ese mandato a Kickl.
El partido ultranacionalista FPÖ
Herbert Kickl es el líder de este partido y se autodenomina Volkskanzler, en español un “canciller del pueblo”, el título utilizado por Adolf Hitler en la década de 1930. Por primera vez en su historia, la extrema derecha lidera los sondeos por encima del conservador Partido Popular austriaco y los socialdemócratas (centro-izquierda). No obstante, ningún partido logrará, a priori, la mayoría absoluta, ni siquiera el FPÖ, que en su escenario más optimista apenas llegaría al 30% de los votos. Las coaliciones, por ahora difíciles, serán necesarias para gobernar.
Uno de los principales temas en la campaña ha sido la migración, cuya posición es muy cercana a la predicada por Viktor Orbán en el país vecino, Hungría. El FPÖ ha llegado a predicar la vuelta a la “homogeneidad racial”.
Entre sus medidas, plantea la deportación de inmigrantes que violan la ley, la reducción o prohibición de las concesiones de asilo y la admisión de menos inmigrantes en la economía. Incluso limitar los beneficios sociales a los austriacos nativos.
La guerra en Ucrania es otro de los motivos de peso que han hecho que los austriacos hayan sido seducidos por el populismo de Kickl. Su postura rusófila critica el envío de armamento a Ucrania, como ya han hecho sus homólogos en Países Bajos o Hungría. De hecho, Austria y Hungría han sido los únicos países que no han enviado armas a Ucrania.