Kim Jong-un ordenó la ejecución de 30 funcionarios por las inundaciones en Corea del Norte en las que murieron 4.000 personas
Las autoridades fueron acusadas de corrupción y derelicción de deber en medio de la crisis provocada por las fuertes lluvias en la provincia de Chagang y la región del río Yalu
El desastre afectó principalmente a la provincia de Chagang y a la región fronteriza con China, en la cuenca del río Yalu, donde se registraron daños significativos. Según Daily NK, las inundaciones en esta región resultaron en la muerte y desplazamiento de más de 5.000 residentes, y sumergieron más de 4.000 edificios y 3.000 hectáreas de tierras agrícolas en las ciudades de Sinuiju y Uiju.
Tras el desastre, Kim Jong-un se reunió en una sesión de emergencia con Kang Bong-hoon, secretario del Comité Provincial del Partido en Chagang desde 2019, y con el Ministro de Seguridad Pública, para removerlos de sus cargos. Según un ex diplomático norcoreano, Lee Il-gyu, los funcionarios estaban tan “ansiosos que no sabían cuándo caerían sus cabezas”.
Además, Kim rechazó la ayuda internacional y ordenó que aproximadamente 15.000 personas desplazadas fueran trasladadas a la capital para recuperarse, mientras estimaba que tomaría de dos a tres meses reconstruir las áreas afectadas, según la agencia de noticias AP. También negó las afirmaciones de que miles de personas habían muerto, desestimando los informes de medios surcoreanos.
Corea del Norte, sin embargo, afirma que las ejecuciones públicas son raras y que la pena de muerte se aplica en contadas ocasiones.
EEUU condenó la “aplastante represión” de Kim Jong-un
Ri Il Kyu, un alto diplomático norcoreano destinado en Cuba, desertó a Corea del Sur en noviembre, antes del reinicio de relaciones diplomáticas entre Seúl y La Habana. Según informó la prensa, Ri había centrado su trabajo en la isla en evitar este acercamiento entre ambos países.
El Departamento de Estado de Estados Unidos reiteró en julio su condena a la “aplastante represión” del régimen norcoreano, lo que lleva a muchas personas a buscar desesperadamente la manera de desertar en busca de una vida mejor. En palabras de Vedant Patel, portavoz del Departamento de Estado, “no debe ser una sorpresa que haya gente en Corea del Norte que quiera huir de la aplastante represión del régimen” en una búsqueda “desesperada por un lugar donde sus derechos humanos básicos estén protegidos”. Aunque Patel evitó referirse a casos específicos, sus declaraciones coincidieron con la noticia de la deserción de Ri Il Kyu.
Ri Il Kyu decidió establecerse en Seúl con su familia después de experimentar “frustración y enfado” por una evaluación laboral que consideró injusta durante su tiempo en el Ministerio de Exteriores de Corea del Norte. Además, su descontento se vio agravado por la negativa a su solicitud de recibir tratamiento médico en México.
“Todo norcoreano piensa al menos una vez en vivir en Corea del Sur. La decepción con el régimen norcoreano y un futuro lúgubre me llevaron a considerar la deserción”, dijo.
Su caso cobró relevancia ya que se trató del diplomático de más alto rango en abandonar la dictadura desde que el embajador adjunto en el Reino Unido, Thae Yong Ho, lo hizo en 2016.