GIRONA 1 - BARCELONA 4 / Otra dentellada del Barça
Los de Flick, con Lamine al mando de las operaciones (2), pasan por encima de los de Míchel y dan brillo a su liderato. También marcaron Dani Olmo y Pedri.
“Le he dicho a Lamine que los campeones no descansan”. Cuando el Girona había equilibrado un inicio potente y hambriento del Barça, y parecía tomarle el pulso al partido, el niño maravilla se acordó de la frase de su entrenador en la previa y le echó el aliento en el cogote a David López. Y cuando menos lo esperaba el ex central del Espanyol, le limpió el balón con elegancia. Quedaba la segunda parte del trabajo, que solucionó con una naturalidad y suficiencia sólo al alcance de los elegidos. El Girona no se repuso al golpe del 0-1 y, siete minutos después, Lamine mandó un balón a dormir al rincón derecho de la derecha de Gazzaniga con el pulso de los grandes. Otra vez, el 304 de Rocafonda a pasear en la celebración de un 0-2 que ponía al Barça rumbo a la quinta victoria consecutiva en Liga. Para el Girona resultó casi imposible escapar de la presión asfixiante de un equipo que vivió en el campo del contrario toda la primera parte y que, además, recibió un guiño inesperado de la sala VOR cuando, al filo del descanso, Muñiz Ruiz señaló un penalti que pareció flagrante porque Iñigo había saltado hacia atrás con los brazos abiertos ocupando un espacio exagerado. La pelota rechazada por un Balde en el centro le golpeó. Pizarro Gómez, desde el VAR, advirtió a su compañero de que el rechace venía de un compañero y la acción quedó en agua de borrajas para frustración de Míchel, que se seriamente frustrado al vestuario. El 68% de recuperaciones del Barça se habían producido en el campo del Girona y eso estaba pintando el partido de azulgrana.
Tal vez alguien recordarse en el vestuario la remontada del Girona la pasada temporada. Por entonces no estaba Dani Olmo, que le pegó la dentellada definitiva al partido empalando un pase de Koundé con alma de delantero centro. Flick casi se frotaba los ojos en el banquillo, porque la acción pedía un balón al segundo palo. Pero es tal la fe de este nuevo Barça y de Olmo, que ha aterrizado en LaLiga después de firmar una gran Eurocopa con ganas de demostrar en España qué jugador se han perdido todos estos años. Míchel miró al banquillo y se preguntó qué hacer. Tal vez, pensar en el PSG.
Al Barça no le dio tiempo de eso. Flick no da respiro. Ni siquiera la lesión de Olmo, que se marchó tocado, alteró el ánimo de un equipo con cuentas pendientes que se exige más. Pedri hizo el 0-4. Otra vez, contra el Valladolid, media hora de minutos de la basura, con cambios de los dos equipos mirando a París y Mónaco respectivamente. La recompensa al trabajo bien hecho. La roja a Ferran no deslució otra tarde para soñar del nuevo Barça de Flick.