Fuerzas del régimen chavista rodean la embajada de Argentina en Caracas donde hay seis opositores asilados
El coordinador internacional del partido Vente Venezuela, Pedro Urruchurtu, advirtió que patrullas del SEBIN y del DAET, junto a funcionarios encapuchados y armados se encuentran en los alrededores de la sede diplomática que está bajo control de Brasil
“Patrullas del SEBIN y del DAET, junto a funcionarios encapuchados y armados, rodean y asedian la Residencia de Argentina en Caracas”, señaló Urruchurtu, quien se encuentra bajo protección del gobierno argentino.
El régimen también cortó el suministro eléctrico de la sede diplomática, según denunció Omar González Moreno, miembro de la dirección nacional del partido de Machado.
“Le cortaron el servicio eléctrico a la embajada argentina en Caracas, que en estos momentos está asediada por agentes del SEBIN y demás cuerpos de seguridad del estado”, expresó el dirigente venezolano en su cuenta en X.
Los seis opositores se refugiaron luego de que la Fiscalía de la dictadura los acusara de varios delitos, como conspiración y traición a la patria, entre otros.
El asedio a la embajada ocurre poco después de que la Cancillería de Argentina instara a la Corte Penal Internacional (CPI) a emitir una orden de detención contra Maduro y “otros cabecillas del régimen”, tras los comicios presidenciales del 28 de julio.
En un comunicado, el gobierno de Javier Milei calificó la situación en Venezuela como un agravamiento de la crisis y denunció la comisión de hechos que podrían constituir delitos de lesa humanidad.
“La República Argentina exhorta al fiscal de la Corte Penal Internacional que solicite a la Sala de Cuestiones Preliminares el dictado de órdenes de detención contra Nicolás Maduro y otros cabecillas del régimen”, informó la Cancillería.
El Ejecutivo argentino anticipó además que el próximo lunes presentará una nota ante la Fiscalía en la que argumenta que “la evidencia recogida en el curso de las investigaciones que lleva adelante la Fiscalía de la Corte Penal Internacional y los hechos ocurridos con posterioridad a los comicios presidenciales del 28 de julio son elementos suficientes para considerar el mérito del dictado de las mencionadas órdenes de detención”.
Por su parte, el presidente brasileño Luiz Inácio Lula da Silva, reiteró este viernes que no reconoce el resultado de las elecciones en Venezuela e insistió en que Nicolás Maduro “pruebe” que ganó esos comicios, denunciados como fraudulentos.
“Creo que el comportamiento de Maduro es decepcionante”, declaró Lula en una entrevista con la radio Difusora, en la cual apuntó que “en Brasil se aprendió de democracia con mucho sufrimiento”, aunque aclaró que “cuando la gente es extremista no la acepta”.
Aludió a la actitud del ex presidente Jair Bolsonaro, a quien derrotó en las elecciones de 2022, y sostuvo que el líder de la extrema derecha “pasó un mes llorando en su casa sin aceptar la derrota y pensando qué hacer” para impedir que él asumiera el poder.
“Creo que Maduro, como presidente, debería probar quién fue el elegido del pueblo venezolano, pero él no lo hace”, lamentó Lula.
A finales de julio, el grupo de opositores asilados en la embajada de Argentina en Caracas denunció que “funcionarios de seguridad del régimen” estaban a las afueras del lugar y buscaban “tomar esta sede diplomática”, lo que calificaron como una “grave violación al derecho internacional”.
Desde agosto, Brasil se ocupa de la custodia de las sedes diplomáticas de Perú y Argentina en Venezuela, así como de la representación de sus intereses y ciudadanos en el país caribeño, tras la expulsión de los miembros de ambas legaciones.
Además de Perú y Argentina, el régimen de Nicolás Maduro también exigió a Chile, Costa Rica, Panamá, República Dominicana y Uruguay el retiro “inmediato” de sus representantes, en rechazo a sus “injerencistas” declaraciones sobre el fraude electoral del 28 de julio, donde Maduro fue proclamado ganador por el Consejo Nacional Electoral (CNE) sin mostrar prueba alguna.