Ferro cumplirá 800 partidos en la Primera Nacional: la institución modelo que no puede salir del pozo

Graves problemas económicos, dirigencias nefastas, planteles que no estuvieron a la altura, 12 años gerenciado y 24 sin jugar en Primera. Por qué a un club tan importante para el fútbol argentino le cuesta tanto volver a donde se merece.

Tiziano Pascale
TyC
El ascenso es como la arena movediza: si no salís rápido te hundís. Y eso es lo que le pasó a Ferro, que el 11 de junio del 2000 cayó 7 a 0 ante Lanús como local y descendió al Nacional B tras 22 años ininterrumpidos en Primera. Desde aquel entonces nunca regresó a la máxima categoría y esta tarde, desde las 17.10 ante Deportivo Maipú, jugará su partido número 800 en la segunda división. En este siglo, un descenso a la B Metropolitana, 35 entrenadores, cinco presidentes, dos gerenciamientos y más de 350 jugadores explican la dura realidad del conjunto de Caballito. ¿Por qué un club dos veces campeón y tan importante para el fútbol argentino no puede salir del pozo?

La década del 90 fue complicada para el conjunto del centro geográfico de la Ciudad de Buenos Aires. Habían quedado atrás esos exitosos años 80, donde el equipo de Carlos Timoteo Griguol alzó los campeonatos de 1982 y 1984 y jugó la Copa Libertadores por primera vez en su historia. A partir de allí, sólo quedó entre los diez mejores en las campañas del Apertura 90 (6°) y el Apertura 92 (4°).

La situación empeoró con el tiempo. En el Clausura 99 estableció un vergonzoso récord: 875 minutos sin marcar goles; una racha que se cortó recién en la fecha 10, en el empate 2 a 2 ante River. A esa campaña de unos míseros 15 puntos la siguieron las dos peores de la historia de los torneos cortos: nueve unidades en el Apertura 99 y tan solo ocho en el Clausura 00. Esta última con 15 derrotas y 46 goles en contra en 19 partidos, dolorosas caídas ante Boca (4-0), San Lorenzo (4-0), Belgrano (5-1), y la ya mencionada frente a Lanús que los condenó en la decimocuarta jornada; además la desgracia de que River les diera la vuelta olímpica en la cara, y encima fuera de su cancha, ya que tuvieron que mover su localía al estadio de su clásico rival, Vélez Sarsfield. El 17 de julio, en una noche fría de Rosario donde cayó 2 a 0 ante Newell's, el Verdolaga jugó sus últimos minutos en la máxima categoría.

Ferro vs. Newells Clausura 00'
Con muchos juveniles y un puñado de hinchas en el Parque de la Independencia, una de las últimas imágenes de Ferro en Primera. (La Nación)

Aquel desastre deportivo fue consecuencia de un notorio declive a nivel dirigencial y estructural. Los años de esplendor del club no fueron sólo en el fútbol, sino en muchos deportes. Campeones en básquet, voley, handball y natación, y con más de 47 mil socios, la institución era un modelo a seguir en el país. Quien estaba detrás de todo eso era Santiago Leyden, el presidente más importante de la historia, que había asumido en 1964 y dejó su cargo en 1993. Bajo su mandato, el lema era claro: "un club para la gente, un club con fútbol y no un club de fútbol". Por eso le dio mucha importancia a los deportes amateurs, creó un jardín de infantes, una colonia de vacaciones y le encargó al arquitecto Ricardo Etcheverry -quien hoy le da el nombre al estadio- la creación de una platea techada.

Marcelo Corso llegó a la presidencia en 1996. Su gestión fraudulenta, pasivos que llegaron a los 16 millones de dólares y una brusca caída en la masa societaria provocaron una enorme decadencia institucional. Leyden volvió en el 99, pero nada era igual. "No estaba ni estoy acostumbrado a manejar miseria", dijo antes de renunciar. En 2002 el Juez Rodolfo Herrera declaró la institución en quiebra. Al año siguiente llegaron a un acuerdo con Gustavo Mascardi, empresario e hincha de Ferro, quien gerenció al club los años posteriores, con el apoyo de su padre, Emilio, y el hermano de Ricardo Etcheverry, Aleardo. El juez fue procesado por intentar vender de forma fraudulenta, junto a un grupo de socios, terrenos del para negocio inmobiliario y los gerenciadores también fueron a juicio por defraudación con los derechos de futbolistas juveniles.

Bandera Ferro
Una de las pancartas que mostraban los hinchas de Ferro durante el gerenciamiento del club. (La Nación)

El aspecto deportivo no estaba exento. Tan solo ocho meses después del partido frente a Newell's el equipo descendió a la B Metropolitana, tras una paupérrima campaña donde jugaron mayoría de juveniles, en muchos encuentros contaron únicamente con ocho profesionales, el mínimo permitido, y finalizaron últimos entre 30 equipos. "Resultó algo inentendible, fue un golpe mucho más duro que el primer descenso; resultó muy difícil de asimilar. Fueron dos temporadas muy difíciles y nos costó mucho asimilar un deterioro tan brusco", le explicó Maxi Velázquez, uno de los jóvenes de aquel plantel, a La Nación.

En el medio del descalabro administrativo, Ferro fue el mejor de la temporada 2001/02 de la B Metro, aunque uno de esos absurdos organizativos de la AFA lo obligaron a jugar una final contra Deportivo Español, ganador de una liguilla. El Gallego se quedó con aquella serie, tras ganar 2 a 0 la ida y caer 1 a 0 en la vuelta, frustrando el retorno del Verdolaga, que debió esperar un año más. Ganaron el Clausura y el Apertura de la campaña siguiente, pero debieron disputar un reducido para lograr el ascenso. El mismo se consumó el 7 de junio del 2003, ante una multitud de hinchas del conjunto de Caballito que viajaron hasta Ingeniero Maschwitz para presenciar la victoria de su equipo ante Deportivo Armenio

Emanuel de Porras
Emanuel de Porras anotó uno de los tantos de Ferro ante Deportivo Armenio el día del regreso a la B Nacional.

En las temporadas siguientes hubo pocas alegrías. Las turbulencias por las que transitaba el club se reflejaban en un equipo que divagaba por la B Nacional sin pena ni gloria. De hecho casi vuelve a descender en el 2007, cuando la ventaja deportiva en la promoción ante Estudiantes de Buenos Aires lo salvó de caer nuevamente a la B Metro. 

Poco a poco las cosas se empezaron a acomodar. Finalizaron séptimos en la temporada 2011/12, con un plantel que contaba con futbolistas de la talla de Marcos Acuña, Julio Buffarini, Claudio Aquino o el Pupi Salmerón. No pudieron aprovechar la gran oportunidad del 2014, cuando el fútbol argentino sufrió una gran reestructuración y a partir del año siguiente la primera división tuvo 30 equipos, motivo por el cual hubo 10 ascensos desde la segunda categoría. Ferro quedó último en la Zona B con tan solo 16 puntos. ¿Lo positivo de aquel año? En octubre el club pudo levantar la quiebra y volvió a ser administrado por sus socios luego de 12 años.

Desde entonces estuvieron cerca de ascender en tres oportunidades. En el 2015 finalizaron terceros y disputaron el reducido, donde cayeron en semifinales ante Santamarina de Tandil con un 4 a 2 global. Las otras dos estuvieron marcadas por errores arbitrales en su contra. En 2021 Ferro quedó segundo en su zona y, tras eliminar a uno de los candidatos, San Martín de Tucumán, debió enfrentar a Quilmes. La ida terminó 1 a 1 en Caballito y la vuelta, que fue 1 a 0 para el Cervecero, se definió por un polémico penal de Miño sobre Anselmo, sancionado por Nicolás Lamolina. El año pasado pasó algo similar en los cuartos de final. El rival era Almirante Brown y, tras el empate a uno en el Ricardo Etcheverry, el Verde tuvo las más claras para ganar el encuentro de vuelta y fue perjudicado por el árbitro Jorge Baliño, quien no le cobró un claro penal a favor promediando la segunda etapa.

El penal que no le cobraron a Ferro ante Almirante Brown

El penal que no le cobraron a Ferro ante Almirante Brown

Pese a que los 800 partidos lo ubican como uno de los que más jugaron en la B Nacional, esta no es la categoría donde debe estar Ferro. Es el 13° equipo del país con más partidos en Primera y el 14° que más puntos sumó en la tabla histórica, además de ser uno de los seis campeones invictos. Pero las tierras pantanosas del ascenso se mezclaron con el peor momento de la historia de la institución y todavía quedan resabios de aquella época. Hoy las cosas están un poco mejor y parece que más temprano que tarde este club, que supo ser un modelo a seguir en el país, volverá a donde se merece. 

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