El presidente de Sudáfrica firmó una ley educativa que pone en riesgo a la coalición gubernamental
La nueva legislación firmada por Cyril Ramaphosa ha generado tensiones con la Alianza Democrática por la centralización de políticas lingüísticas y otros aspectos controvertidos
Pero la ley BELA ha encontrado la oposición de la Alianza Democrática (DA), principal socio del CNA en la coalición y anteriormente la fuerza opositora más potente del país.
La DA ha manifestado sus reservas, especialmente en lo relacionado con la centralización de la política lingüística de los colegios por parte del Departamento de Educación. Según la Alianza Democrática, este aspecto amenaza a los centros de enseñanza exclusiva en afrikáans, una lengua hablada mayoritariamente por la minoría blanca del país.
El miércoles, el líder de la DA y actual ministro de Agricultura, John Steenhuisen, tildó a la enmienda propuesta de “inaceptable” y acusó al jefe de Estado de actuar de manera “unilateral”. El ministro destacó: “La DA urgió al presidente Ramaphosa a enviar de nuevo el proyecto de ley al Parlamento para realizar algunas modificaciones simples y hacer que cumpla con la Constitución”.
La centralización de las decisiones educativas no es el único punto conflictivo; también se ha criticado la educación sexual, la edad de escolarización obligatoria, la educación en el hogar y la falta de fondos para implementar todas las medidas propuestas en la ley.
El líder de la DA expresó que su partido ha instruido a sus abogados para que preparen acciones judiciales tanto contra el proceso que llevó a la adopción de la ley BELA como contra su contenido.
Frente a la determinación de Ramaphosa para acabar aplicando las polémicas cláusulas, Steenhuisen aseguró que “su enfoque es contrario al espíritu de la Declaración de Intenciones que estableció las bases del GNU (Gobierno de unidad nacional), el cual requiere que las partes participantes alcancen un ‘consenso suficiente’ sobre cuestiones divisivas”.
Este episodio revela una vez más la inestabilidad del Gobierno de unidad nacional, que está compuesto por once partidos, incluido la centroderecha liberal, DA. En los últimos años, el CNA ha perdido apoyo significativamente, obteniendo solo el 40,18% de los votos en las últimas elecciones generales, lo que significa su primera pérdida de mayoría absoluta desde la instauración de la democracia en 1994.
Sudáfrica enfrenta varios desafíos, entre los que se encuentran casos de corrupción, alto desempleo, criminalidad y problemas energéticos, lo que ha erosionado la credibilidad y el respaldo político del CNA. En este contexto, la tensión dentro del Gobierno de coalición podría complicar los esfuerzos de Ramaphosa por implementar reformas clave y cumplir con sus promesas de cambio.