Dos tiempos, dos equipos
Ancelotti aprieta a su plantilla para que el rock se plasme en goles en la primera mitad, pero de los 18 tantos del Madrid, sólo uno en la primera mitad...
Inicios perezosos o rivales a los que hay que poner en remojo como si fueran garbanzos, el caso es el que Madrid macera los resultados. Dos remontadas en Chamartín en cinco días parece demasiado para tanto artista como luce Carletto. Contra el Stuttgart fue la alegría aérea de Rüdiger, los pericos no pudieron volar ante el vendaval que impuso Vinicius. Los primeros once disparos a puerta del Madrid se toparon con un bloqueo de la defensa o con los guantes (y hasta las partes íntimas en una gran ocasión de Mbappé) de Joan García. Los cuatro siguientes intentos entre palos, cuatro goles. Al Madrid le está costando encontrar la nota, pero una vez que lo hace, se viene el estruendo.
Una extraña dinámica
Esta doble cara del equipo antes y después del parón por el descanso, preocupa internamente. “Es un dato (el de un único gol en las primeras partes) que llama la atención, hablamos antes del partido de cambiar esta dinámica... pero no pudimos. Aunque he decir que esta primera parte fue mejor que la de los anteriores partidos”, fue el análisis de Ancelotti tras el partido, visiblemente exhausto. Rodrygo corroboró la Ancelottina durante la previa: “El míster está un poco enfadado porque marcamos en las segundas mitad, nos dijo en la charla inicial que estuvimos mal en las primeras mitades, que había que hacerlo mejor”. Modric también tuvo su propia visión de esta estadística tan llamativa. “Es verdad que nos cuesta”, admitió el croata. “En el segundo tiempo marcamos más y es por el físico y por la calidad, porque circulamos el balón más rápido”.
La partitura por ahora le está funcionando a Ancelotti y a sus intérpretes porque como suele decirse en el acervo popular, lo importante no es como se empieza, si no como se acaba.