Cuando Gatti jugó de 9, una de las tantas locuras del peor momento de la historia de Boca
El 17 de septiembre de 1984 el histórico guardameta Xenezie se puso la azul y oro y salió a jugar de delantero en un amistoso contra Atlas de México en California. Conocé la historia.
Para entender mejor cómo se llegó a esta situación hay que contextualizar el momento que vivía el cuadro de La Ribera. Tras la salida de Diego Armando Maradona el club se hundió en una profunda crisis institucional, económica y por consecuencia futbolística. Los jugadores hacían huelgas por falta de pago, La Bombonera estaba clausurada y al borde del remate, el presidente, Domingo Corigliano, de licencia. El equipo no competía, en el Metropolitano el ganaron por primera vez en la novena fecha y tocaron fondo el día que un plantel plagado de juveniles debió salir a jugar ante Atlanta con camisetas blancas y números pintados con fibrón.
En ese marco desolador, Boca debió disputar 30 amistosos ese año para recaudar fondos. La gira comenzó en Simoca, una pequeña localidad tucumana de ocho mil habitantes, y finalizó en Estados Unidos. En el medio, la peor goleada que sufrió Boca en su historia: un 9 a 1 propiciado por el Barcelona en el Trofeo Joan Gamper, y resultados dispares en Grecia e Italia. Por supuesto que no hubo lujos en esos viajes. Antes del partido contra el conjunto mexicano, por ejemplo, los jugadores tuvieron que dormir en autos estacionados en una playa de estacionamiento perdida de la ciudad de Fresno.
Las tribunas vacías y los arcos de fútbol americano con redes improvisadas denotaban la instascendencia que tenía ese partido. Balerio; Passucci, Mario Alberto, Mouzo, Córdoba; Stafuza, Segovia, Sotelo; Porté, Morena y Mendoza, fueron los once que alineó el entrenador brasileño para el amistoso. En el banco aguardaban Gatti, Matabós Berta y Abdeneve.
Fernando Morena abrió el marcador promediando la primera etapa pero el intenso calor trajo consigo una merma en el ritmo, un mayor desgaste físico en los jugadores del Xeneize, y el empate del conjunto mexicano. Sani movió el banco e ingresaron los tres jugadores de campo que estaban como suplentes. Pero la inesperada lesión de Berta provocó que el DT campeón del mundo con el Scratch en 1958 le preguntase a Gatti si podía ingresar.
Ante la respuesta afirmativa del histórico guardameta, el utiliero de apellido Rodríguez corrió al micro a buscar una camiseta más. Trajo una con el número 14 y el Loco se la calzó rápidamente. Por supuesto su ingreso no pasó desapercibido, ya que la leyenda cuenta que entró al grito de "Omar (Porté), tirame buenos centros y mirá lo que hago, vas a ver cómo se juega al fútbol. Atención troncos, que entró el maestro".
En su primera intervención se tiró a la derecha e intentó desbordar al lateral izquierdo rival sin mucho éxito. Luego tiró algunos piques hacia el área rival para buscar su gol, pero estos fueron infructuosos. Pocos minutos más tarde pudo tener su momento de gloria: Carlos Mendoza se fue mano a mano con el arquero rival y en vez de dar el pase al medio para que Gatti haga un gol histórico, decidió definir al primer palo y anotar el 2 a 1 definitivo.
Pese a que no terminó festejando un tanto como el oriundo de Carlos Tejedor hubiese deseado, ese partido, que iba a quedar en el olvido, hoy se recuerda como una de las tantas locuras de la carrera de Hugo Orlando Gatti.