Concierto de rock en el Bernabéu
El Madrid promete más intensidad ante el Espanyol, líder de la Liga en contragolpes. Los blancos mejoran sus registros del curso pasado jugando peor.
Pese a jugar en casa frente a un recién ascendido, todo indica que el italiano repetirá el once que derrotó al Stuttgart con la entrada de Militao por Lucas Vázquez, lo que devolverá a Carvajal al lateral derecho. Por un lado, resulta impensable darle una oportunidad de salida a Endrick a costa de Mbappé, Vinicius o Rodrygo a estas alturas tan tempranas de la temporada. Y por otro, no parece ni el rival ni el día para volver a un esquema con cuatro centrocampistas, con Modric en el once y Valverde vencido a la derecha. En partidos de más exigencia lo veremos, pero no se intuye que sea hoy el día.
En cualquier caso, el Bernabéu espera un golpe de autoridad que también lo será de autoconfianza después de tres partidos en casa exitosos en el resultado y poco convincentes en el juego. “Aquí se prefiere ganar a jugar bien”, dijo ayer Ancelotti. Verdad a medias: algunas victorias han llegado envueltas en pitos del Bernabéu.
Enfrente estará un Espanyol derivado en modesto. Es uno de los cinco clubes de Primera cuya plantilla no alcanza un valor de mercado de 70 millones, aproximadamente el de Militao, por establecer un ejemplo, y que pese al ascenso se ha reforzado a coste cero. Siete de sus ocho fichajes son a préstamo. El octavo, Tejero, con pasado blanco, llegó libre. A cambio, ha perdido hombres importantes el curso pasado como Braithwaite, Melamed o Bare.
Puado pudo ser madridista
Sin embargo, se presenta en el Santiago Bernabéu después de dos victorias seguidas y con un jugador en racha, Javi Puado. Hijo de un futbolista madrileño que pasó por la cantera de Osasuna y llegó a jugar dos partidos en Primera hace 32 años, se inició en la escuela del Barça con jugadores como Aleñá o Dani Olmo. Ya cadete se marchó al Cornellà y ahí le redescubrieron el juvenil del Espanyol y los técnicos de las selecciones inferiores de España. En pleno despegue, en el filial blanquiazul, se rompió el cruzado, pero su recuperación fue tan satisfactoria que estuvo a punto de fichar por el Castilla en el verano de 2017. Todo estaba cerrado (una cesión por un año y una opción de compra por cuatro millones), pero el último día de mercado, Chen Yansheng, propietario del club, lo paró. Con Rubi y Gallego comenzó a tener minutos, pasó por una breve cesión al Zaragoza y se disparó en la era Vicente Moreno.
El curso pasado fue el de su vida. Metió 17 goles, incluidos los dos ante el Oviedo en el playoff final que le dieron el ascenso al equipo. Antes, en 2021, había tenido la oportunidad de debutar con la Selección absoluta. Lo hizo a la vez que De la Fuente en un amistoso de preparación de la Eurocopa de ese año. En plena pandemia, Busquets dio positivo por Covid y Luis Enrique, seleccionador de entonces, decidió aislar al equipo y que fueran entrenador y jugadores de la Sub-21 quienes disputaran el choque para evitar más contagios. Puado salió desde el banquillo e hizo uno de los cuatro goles de España ante Lituania. Ese mismo año fue plata olímpica en los Juegos de Tokio,
Al partido de hoy llega después de hacer un hat-trick ante el Alavés, el primero de un jugador del Espanyol en Primera desde hace once años. Le acompañará en punta el argentino Véliz, estrella de la albiceleste que jugó el Mundial Sub-20 el año pasado y que ha llegado cedido por el Tottenham. También se ha estrenado como goleador.
El autobusero
Por detrás de ellos, la gran duda es si Manolo González elegirá una defensa de cinco o una de cuatro. Esta temporada ha hecho ya lo uno y lo otro. Decida lo que decida, el plan será parecido: el equipo buscará el contragolpe. En ese capítulo es líder de la Liga. Y sus rasgos lo confirman: solo un 42 por ciento de posesión y vicelíder en disparos recibidos. Lo suyo es la resistencia, pese a que a Manolo González, su técnico, le gustaría manejarse de otro modo. Pero así le ha ido bien. Este curso, en que el equipo suma siete puntos, y el pasado, cuando le encargaron la misión de un ascenso que parecía imposible.
El equipo había destituido ya a dos técnicos con más nombre, Luis García y Luis Miguel Ramis, cuando tiraron de él, como entrenador del filial, a falta de doce partidos. No perdió ninguno y ganó las dos eliminatorias que conducían al ascenso pese a que era su primer contacto con el gran fútbol, porque hasta que Fran Garagarza lo incorporó al Espanyol B solo había dirigido a equipos modestos (Montañesa, Badalona, con el que eliminó de la Copa al Getafe de Bordalás, Peña Deportiva). Durante parte de su carrera compatibilizó el fútbol con su trabajo de conductor de autobús del área metropolitana de Barcelona. “Me llamaban autobusero de forma despectiva, pero es un puesto de trabajo y yo soy un currante. El que me quiera insultar con eso lo tiene jodido. Nadie me ha regalado absolutamente nada”, dijo en una entrevista a El Periódico.
Presume de no tener redes sociales y de compromiso con el club que le ha dado la oportunidad de su vida: “Cuando te llama el Espanyol, todo lo demás sobra. Han sido muchos años de picar piedra para llegar a un sitio como este, que desde pequeño tuve como una referencia. Nunca estuvo en mi mente llegar ni a Tercera, pero una cosa lleva a la otra”.
A su Espanyol se le abre la posibilidad de lograr su victoria 1.000 en Liga y a buen seguro que será más difícil que las 999 anteriores, porque el equipo catalán ha enlazado diez derrotas seguidas en el Bernabéu. La última vez que ganó, en 1996, aún lo entrenaba Camacho. El Madrid, en cambio, puede completar 38 jornadas, toda una Liga, sin perder. Igualaría así el registro de la Real Sociedad en 1980 y va a por los 43 del Barça en 2018.