CHAMPIONS LEAGUE | PSG 1- GIRONA 0 / Nuno Mendes y Gazzaniga amargan la fiesta al Girona
El jugador del PSG, en una acción desafortunada del portero en el minuto 90, priva de un empate histórico a los de Míchel, tras una gran primera parte.
Barcola metió el miedo en el cuerpo al Girona en el primer minuto de juego. Un preludio de lo que pasó durante en el arranque del partido, en el que el PSG llegó de forma clara hasta la meta de Gazzaniga. Arnau se sobrepuso bien de una primera acción que pudo ser catastrófica y, entre David y Krejci, achicaron agua como pudieron. El Girona saltó muy arriba a la presión, especialmente Van de Beek, y lo pagaron cuando los parisinos superaron dicha presión. Todo lo contrario que los de Luis Enrique, que ahogaron al Girona en su área, recuperando muy rápido la posesión del balón.
El primer susto serio llegó a los diez minutos, cuando Krejci desvió a córner un disparo de Zaire-Emery con muy mala pinta. El segundo, pocos instantes después. En este caso en vez de disparar Zaire-Emery realizó una excelente asistencia de tacón que Asensio no atinó a enviar al fondo de la red. El Girona temblaba, pero con los minutos empezó a serenarse.
El equipo de Míchel ni quiere, ni puede ni sabe vivir con una posesión que rondaba el 25 por ciento. No encontraron a Stuani de espaldas, un jugador perfectamente capaz de retener el balón y dar tiempo a sus compañeros a ordenarse en el campo. Tampoco entraron en juego ni Van de Beek ni Iván Martín, los dos de dentro, quienes son los encargados de organizarlo todo. Así pues el Girona intentó ser vertical, a veces lo consiguió, pero claramente precipitados. Quizás los nervios, seguro por el rival, al Girona le costó mucho enlazar alguna jugada mínimamente trabajada. Trataron de solucionarlo con una banda izquierda portentosa, con Miguel y Bryan, los mejores visitantes de la primera parte, pero ni así lograron inquietar a Safonov, portero del PSG. Al descanso los de Míchel no habían chutado. Ni fuera ni a puerta. Sin embargo, sí se mostraban mucho más sólidos atrás. Con alguna posesión más larga, trenzada y desde atrás, recuperaron su sello de identidad. Se hicieron fuertes.
Ya mucho más maduros, creciendo con el partido, los de Míchel empezaron a rondar la portería del PSG. Ninguna ocasión especialmente clara, pero por fin inquietaron a unos parisinos que perdieron intensidad en la presión. Algo que dio vida al Girona. Pudieron combinar, jugar como ellos saben y demostrar a toda Europa por qué están en la Champions League. Gazzaniga, además, resolvió bien todos los ataque locales que llegaron hasta su portería. Fueron los mejores momentos visitantes, hasta que Dembélé, tan rápido como errático, tuvo en sus botas la jugada para desequilibrar el partido. Se marchó solo hacia portería pero milagrosamente Krejci, imperial durante todo el partido, le arrebató el balón en el último momento.
Esta jugada dio alas al PSG que, acuciado por el reloj, empezó a espabilarse. Los partidos son momentos, dinámicas, y ahora el viento soplaba a favor de los locales. Entre Gazzaniga y el larguero, de hecho, desbarataron otra clara ocasión de Dembélé. Y el PSG seguía atacando. Los cambios de Luis Enrique, de refresco, le sentaron mucho mejor que los del Girona. Míchel optó por protegerse situando a Solís al lado de Romeu y a Danjuma, Portu y Asprilla para salir en velocidad pero no cazaron ninguna.
En los minutos finales el PSG apretó más si cabe. Y tuvo opciones. Sobre todo en las botas de Kolo Muani que entró desde el banquillo como una flecha. La primera la tuvo de cabeza, se marchó desviada, y la segunda la cruzó demasiado en un disparo desde dentro del área que puso el corazón en un puño a todos los aficionados del Girona. Con 80 minutos cumplidos, cerca estuvo de mandar por la borda todo el trabajo de los de Míchel. También Hakimi, en otro remate desde dentro del área que esta vez, cual portero de balonmano, salvó Gazzaniga. Y cuando ya parecía todo hecho, cuando ya parecía todo dicho, llegó la jugada desgraciada de la noche. Un disparo de Nuno Mendes tras desbordar a un agotado Arnau, casi sin ángulo, que se coló por entre las piernas de Gazzaniga en el único error que cometió en toda la noche.