Qué saldrá del cisma de la izquierda en América Latina

Boric y Lula forman parte de la izquierda democrática que, pese a experimentar brotes populistas, terminan por favorecer la libertad que los llevó a altos destinos

Gustavo Petro (EFE Carlos Ortega)
Gustavo Petro (EFE Carlos Ortega)

Les reclama Ortega a sus colegas haber querido mediar en la crisis venezolana que se produjo cuando el régimen decidió irrespetar el resultado de la votación presidencial y adjudicarse los votos que habían sido emitidos a favor de Edmundo Gonzalez, el candidato de la oposición unida a Nicolás Maduro.

Los insultos de Ortega contra Gustavo Petro y Luiz Inácio Lula da Silva revelan la presencia de una división en las filas de la izquierda entre el pasado y el futuro; la civilización y la barbarie; la libertad y el totalitarismo.

En efecto, los insultos de Ortega definen claramente los territorios de las dos izquierdas así como el contenido de sus ejercicios de gobernanza. El eje Daniel Ortega, Luis Arce, Xiomara Castro y Miguel Díaz-Canel representa el tumultuoso y destructivo pasado caudillista que ha sido el gran aniquilador del desarrollo en la región.

Boric y Lula forman parte de la izquierda democrática que, pese a experimentar brotes populistas, terminan por favorecer la libertad que los llevó a altos destinos. Ambas naciones tienen una gravitación enorme en el futuro de América Latina por la significación de sus bases económicas, que no solo han crecido sino que se han fortalecido hasta convertirse en potencias de los países emergentes.

En lo que a Petro se refiere, sus conatos autoritarios han sido eficientemente repelidos por la sociedad civil de Colombia y lo más probable es que pase a la historia sin mucha pena ni gloria. Pero sí habrá abierto el camino para un verdadero líder de izquierda democrática.

En cuanto al eje constituido por Maduro, Arce, y Díaz-Canel, su destino seguro es la implosión en tiempos distintos pero probablemente con violencia y todavía mayor destrucción que la que ellos han causado. Castro saldrá de Honduras por la vía electoral y Daniel Ortega probablemente termine entregando el poder a su esposa y vicepresidenta, Rosario Murillo, quien oficiará de sepulturera del régimen. 

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