La cruda reflexión de Sven-Göran Eriksson a ocho meses de ser diagnosticado con un cáncer terminal: “Tienes que aprender a aceptar la muerte”
El entrenador sueco de 76 años narró detalles de su vida para un documental biográfico que se estrenará este viernes
“La vida no es 100%. He tenido inyecciones durante muchos meses, ahora (los médicos) cambian a pastillas. Hay muchos efectos grandes en la garganta y la nariz, pero eso es parte de ello y puedo vivir con eso. Sé que la vida no durará para siempre. Pero estoy bien”, relató crudamente.
La detección de esta enfermedad lo llevó a pasar casi la totalidad de su tiempo bajo la calma de su casa en la ciudad sueca de Sunne junto a sus hijos y su pareja desde hace 15 años, Yaniseth Bravo. “Sunne es un muy buen lugar al que regresar. Se ha reasentado y creo que ha encontrado paz”, expresó su amigo cercano, Anders Runebjer.
Además, Lina declaró cómo sobrelleva el vínculo con su padre: “Creo que ha tomado tiempo procesarlo y ha avanzado mucho desde el inicio. Solo muy recientemente he podido reconectar con papá y tener una relación muy diferente a la que tenía con él cuando era adolescente. Te das cuenta del valor de la vida. Y que lo que pensabas que era importante no lo es. Es difícil imaginar una vida sin él”. Ella fue la responsable de contarle a su hermano de la urgente internación de Sven-Göran Eriksson, luego de sentirse “mareado” en su casa. “Tenía 10 llamadas perdidas de mi hermana”, recordó Johan sobre esa situación. El entrenador sufrió cinco derrames cerebrales antes de la detección del tumor.
La esposa de Eriksson, Yaniseth Bravo, se mostró escéptica a la posibilidad de perderlo en el corto plazo: “Hemos estado juntos durante 15 años y espero que estemos juntos durante muchos años más. Nunca perderé esta esperanza. No puedo”.
La confirmación del grave cuadro destapó uno de los sueños del DT antes de morir: dirigir al Liverpool de Inglaterra, club por el cual simpatiza por herencia de su padre. El anhelo lo pudo cumplir el 23 de marzo pasado durante un partido de leyendas de los Reds y Ajax de Países Bajos con más de 60.000 espectadores presentes en el estadio Anfield.
“Estar en este encuentro es un sueño y nunca podría haber soñado con tanto, pero cuando fui entrenador siempre quise ir al Liverpool y nunca pasó. Estuve cerca una vez y hubo conversaciones. Fue hace muchos años y nunca llegó a ocurrir”, había manifestado en aquella oportunidad.