El River de Marcelo Gallardo: las claves en las que debe mejorar para ganar la segunda batalla ante Talleres
El técnico de River tendrá una semana para ajustar los detalles negativos que su equipo tuvo en el triunfo en Córdoba
Satisfecho con los tres puntos conseguidos gracias al gol de Paulo Díaz, aunque consciente de que River debe evolucionar en materia de funcionamiento colectivo para elevar el rendimiento individual y sostener durante mayor tiempo su intención de ser protagonista, Gallardo hizo un análisis certero durante la conferencia de prensa que brindó antes de regresar a Buenos Aires: “Si tengo que rescatar algo, más allá de que nos faltó juego y calidad, quiero destacar el espíritu del equipo. Así se va formando un equipo”.
La principal virtud de River en el estadio Mario Alberto Kempes fue el carácter para dar pelea en cada pelota dividida y no debilitarse mentalmente en los momentos difíciles del desarrollo, sobre todo porque estaba en deuda como visitante, condición en la que cantó victoria tras cinco partidos oficiales al cabo de dos empates y tres caídas: la última vez que había ganado se remontaba al 24 de abril, cuando se impuso 2-1 sobre Libertad, en Paraguay.
Sin embargo, ni el DT multicampeón ni sus jugadores pueden relajarse porque River exhibió diferentes falencias que pueden costarle caro en el desquite de la semana que viene. Por ejemplo, sufrió en algunas acciones de pelota parada, incluida la del gol anulado por posición adelantada.
Tampoco supo ser punzante en los últimos metros, debido a que Adam Bareiro no estuvo abastecido ni pudo maquillar la ausencia del goleador, Miguel Borja, autor de cinco tantos en la fase de grupos. “Debemos fluir mejor y tomar mejores decisiones”, reconoció el Muñeco, quien dispuso como dibujo táctico el 4-3-2-1, apelando a los jóvenes Franco Mastantuono y Claudio Echeverri, de actuación irregular, como piezas creativas.
Ante ese escenario, a seis días para jugar el desquite frente al conjunto que dirige Walter Ribonetto, River no puede descansar en la ventaja que obtuvo. A nivel ofensivo, la producción fue floja, tal es así que ni siquiera consiguió sacarle provecho al hombre de más por la expulsión de Lucas Suárez, a los 14 minutos del segundo tiempo, tras una dura entrada sobre Bareiro. Si bien Manuel Lanzini e Ignacio Fernández le aportaron un destino seguro a la pelota, ambos ingresos no torcieron demasiado el rumbo en el trámite, pero la pegada de Nacho en un tiro libre fue precisa para que Paulo Díaz ganara por la vía aérea y anotara el gol del triunfo.
Con respecto a los desempeños individuales, Enzo Díaz dejó una imagen alarmante. Endeble en la marca, impreciso en los pases y sin lucidez para proyectarse, el lateral izquierdo es candidato a perder su lugar para el compromiso de vuelta. La experiencia de Milton Casco, que con 37 años ya no tiene el despliegue de sus mejores épocas pero es un viejo conocido para el Muñeco, puede ser suficiente para arrebatarle el puesto al marcador de punta con pasado justamente en Talleres. Tampoco hay que descartar que Maximiliano Meza, recientemente llegado a la Argentina desde el Monterrey y el tercer refuerzo de Gallardo en este mercado tras las llegadas de Pezzella y Bustos, desplace de la titularidad a Mastantuono o Echeverri.
Aunque Gallardo siempre puede sorprender con una variante táctico-estratégica en los duelos coperos, da la sensación de que el DT sostendrá entre los once iniciales para la revancha a Fabricio Bustos, Germán Pezzella, Paulo Díaz y los tres mediocampistas, es decir Santiago Simón, Matías Kranevitter y Rodrigo Aliendro. Mientras tanto, el entrenador de 48 años evaluará la evolución de Borja, víctima de una lesión muscular en el isquiotibial izquierdo durante la práctica del miércoles 7 de agosto.
“Tengo que ser inteligente para saber dónde estamos parados, ver lo que tenemos e intentar reconocer las virtudes para potenciarlos. La competencia también es muy dura, porque hay detalles que te hacen continuar o te sacan, y no puedo pretender que el equipo funcione ya como quiero. No hay magia en esto, no soy un mago”, reflexionó Gallardo.
Lo mejor de River ante Talleres
Conforme con la actitud de sus dirigidos, Gallardo sabe que el funcionamiento está en el debe. Todavía no puede ejercer el control del juego como desea ni con la voracidad que anhela para dominar física, futbolística y psicológicamente a sus adversarios como ocurría en las épocas doradas.
El sello que quiere inculcarle al equipo le llevará un tiempo de trabajo. Y en el camino a ese objetivo para hallar los argumentos que le permitan posicionarse como candidato firme en la Libertadores, su obsesión y la de todo el denominado mundo River, requiere de resultados inmediatos para sostener su mensaje, especialmente para aquellos jugadores a los que no dirigió en el ciclo anterior.