Científicos descubrieron un compuesto químico que funciona como “interruptor” y estimula las ganas de hacer ejercicio
Un estudio realizado por el CNIC de España ha detectado una hormona que comunica músculos y cerebro, aumentando el deseo de mantener la actividad física
“Lo que hemos descubierto es que la IL-15, al ser liberada durante el ejercicio, envía una señal al cerebro que incrementa el deseo de seguir realizando actividad física”, explicó Cintia Folgueira, una de las autoras principales del estudio al sitio del CNIC. “Es como si el músculo y el cerebro estuvieran en un diálogo continuo, donde el ejercicio no solo mejora la condición física, sino que también incentiva a seguir moviéndonos”.
Esta función dual del músculo, como motor del movimiento y como órgano endocrino, subraya la complejidad de la biología del ejercicio y abre nuevas posibilidades para desarrollar intervenciones que motiven a las personas a mantenerse activas.
¿Cómo funciona esta señalización?
El mecanismo detrás de este fenómeno se centra en la activación de la vía de señalización p38γ en los músculos. Esta vía es crucial para la producción y liberación de IL-15 durante el ejercicio. Una vez secretada, la IL-15 viaja a través del torrente sanguíneo hasta el cerebro, donde interactúa con el córtex motor y otras áreas cerebrales, activando una serie de moléculas señalizadoras como ERK y STAT3.
“Cuando la IL-15 alcanza el cerebro, particularmente el córtex motor, se desencadena un aumento en la actividad locomotora espontánea, lo que se traduce en una mayor motivación para moverse”, señaló Folgueira. Este descubrimiento sugiere que el cerebro no es simplemente un receptor pasivo de la información de los músculos, sino que participa activamente en la regulación de la motivación y la actividad física.
Además de su impacto en la actividad física, la IL-15 también podría tener efectos beneficiosos en la prevención de enfermedades metabólicas. Los investigadores observaron que la IL-15 ayuda a mejorar el metabolismo energético y reduce el riesgo de desarrollar enfermedades como la diabetes tipo 2 y la esteatosis hepática, condiciones que están estrechamente relacionadas con la falta de ejercicio.
Estimulación natural de la IL-15
El estudio también revela formas de estimular la producción de IL-15 de manera natural, lo que podría ser clave para aprovechar sus beneficios. La IL-15 se produce principalmente durante el ejercicio físico, especialmente en actividades que requieren contracciones musculares repetidas e intensas, como el ejercicio aeróbico o el entrenamiento de alta intensidad.
“Nuestros hallazgos indican que el ejercicio no solo tiene beneficios inmediatos en términos de salud física, sino que también genera un refuerzo positivo en el cerebro que puede ayudar a mantener una rutina activa”, explicó Folgueira. Esto sugiere que establecer y mantener una rutina de ejercicio regular podría ser una estrategia efectiva para aumentar los niveles de IL-15, lo que a su vez podría fomentar un ciclo positivo de actividad física continua.
Los investigadores también señalan que, si bien la IL-15 se puede aumentar a través del ejercicio, la intensidad y la duración de la actividad juegan un papel crucial en la cantidad de hormona liberada. Ejercicios como correr, nadar o andar en bicicleta no solo mejoran la capacidad cardiovascular, sino que también estimulan la producción de IL-15, incentivando al cerebro a querer más.
Implicaciones terapéuticas y perspectiva futura
Este descubrimiento abre la puerta a nuevas estrategias terapéuticas para combatir el sedentarismo y las enfermedades metabólicas. En un mundo donde la inactividad física se ha convertido en un problema de salud pública, la posibilidad de desarrollar tratamientos que estimulen la producción de IL-15 podría ser una herramienta poderosa.
“Si podemos imitar o potenciar la acción de la IL-15, podríamos desarrollar tratamientos que motiven a las personas a realizar más actividad física, lo cual es crucial para prevenir y tratar la obesidad y otras enfermedades relacionadas”, comentó Folgueira.
Además, este enfoque no se limitaría solo a personas con enfermedades metabólicas. La estimulación de la IL-15 podría ser beneficiosa para una amplia gama de individuos, desde aquellos que luchan por mantener una rutina de ejercicios hasta personas mayores que necesitan mejorar su movilidad y bienestar general.
El hallazgo de la IL-15 como un modulador del comportamiento motor es solo el comienzo. Los investigadores planean continuar explorando cómo esta y otras miocinas podrían ser utilizadas para mejorar la salud física y mental. A medida que se profundiza en la comprensión de la comunicación músculo-cerebro, se espera que surjan nuevas terapias que puedan aplicarse en diversas áreas de la medicina.
Este estudio ofrece una nueva perspectiva sobre cómo la actividad física está profundamente interconectada con la función cerebral. Esta investigación no solo destaca la importancia del ejercicio para la salud física, sino que también sugiere que el movimiento es esencial para mantener un cerebro motivado y activo.