Boca tiene demasiados nombres propios, pero el DT Diego Martínez todavía no forma un equipo
El Xeneize afrontará una seguidilla de partidos decisiva en las próximas semanas
En medio de ese panorama, Boca afrontará una seguidilla de partidos clave que definirán gran parte de sus aspiraciones en el año. ¿Los rivales? Cruzeiro, San Lorenzo, Estudiantes (en La Plata), Rosario Central, Racing (en Avellaneda), un hipotético cruce de cuartos por la Copa Sudamericana, y el (tal vez) renovado River de Marcelo Gallardo.
Todo se reduce a una cuestión de apellidos. Flota en el aire esa sensación de que son solo las individualidades las que pueden salvar a Boca. Fue Cristian Medina y su pase a la red en el Monumental quien le dio vida al ciclo de Martínez tras un comienzo de año complicado con dos empates, dos victorias y una derrota. Fue Edinson Cavani y su celebradísimo triplete frente a Belgrano (tras empezar 1-0 abajo) el que hizo acallar las críticas y desató una fiesta en una Bombonera que despidió al equipo con silbidos tras una primera mitad para el olvido. Fue Miguel Merentiel y su gol agónico ante San Lorenzo el que metió por primera vez a Boca en zona de playoffs en la recta final de la Copa de la Liga. Fue otra vez Cavani y su golazo de tiro libre en Paraguay, a los 47 minutos del segundo tiempo, el que encaminó la clasificación de Boca en la Copa Sudamericana. Fue nuevamente el uruguayo quien rescató a Boca frente a Godoy Cruz, Vélez, Almirante Brown e Independiente del Valle. Y fue otra vez Medina el que apareció de vuelta sobre el final para salvar las papas en Mendoza con su grito de cabeza ante Independiente Rivadavia.
“No es una excusa, pero te das cuenta de que el fútbol argentino es realmente muy parejo, que les cuesta mucho a todos los equipos poder prevalecer por sobre el rival. Esa es una evolución que ha tenido el fútbol y que provoca que no haya tantas diferencias. A partir del trabajo y de la jerarquía buscaremos encontrar esas diferencias que en los papeles tenemos y que en esta parte del torneo nos están costando llevar adelante”, asumió el técnico tras la igualdad ante la Lepra, preocupado por la falta de respuesta de su equipo y el preocupante desempeño colectivo.
Lo cierto es que, al cabo de 36 partidos, el Boca de Martínez tuvo pocos pasajes de buen fútbol y se sostuvo fundamentalmente gracias al aporte de sus individualidades.
Para colmo, no todos estarían a disposición para el duelo clave de este jueves frente a Cruzeiro, por el partido de ida de los octavos de final de la Copa Sudamericana. Marcos Rojo, por caso, aún no dejó atrás una supuesta “molestia muscular” que no le permite entrenarse con normalidad desde hace casi dos semanas. Ayer volvió a trabajar aparte y hoy será exigido para intentar llegar en forma al compromiso con los brasileños. El otro zaguero en problemas es Cristian Lema, que realizó un tramo de la práctica con sus compañeros y también está en duda para el partido en la Bombonera. Frank Fabra padece una lesión muscular y ni siquiera será tenido en cuenta, mientras que Aaron Anselmino –otro que arrastraba problemas físicos– fue excluido de la lista de buena fe por cuestiones administrativas (Chelsea lo registró como refuerzo para 2025 y pasaría a ocupar un cupo) y Marcelo Saracchi recibió el indulto del DT tras la discusión que mantuvieron la semana pasada.
Por lo pronto, Martínez deberá buscar soluciones en casa, ya que Ignacio Miramón todavía no fue oficializado (resta acordar “detalles” con el Lille francés) y los jugadores apuntados por el técnico y el Consejo de Fútbol recién estarían en condiciones de llegar a partir de la próxima semana. Entre ellos, Alan Velasco (Dallas pretende 7 millones de dólares), Giuliano Galoppo (su llegada depende en gran parte de la venta de Pol Fernández a San Pablo), Matías Galarza (viajó a la Argentina sin permiso del Genk y espera un llamado desde Brandsen para definir si situación) y el chileno Carlos Palacios, que aguarda un mensaje desde Buenos Aires para forzar su salida del Cacique.
Martínez, en tanto, intenta afianzar una idea de juego que se imponga por sobre los apellidos y saque a Boca a flote tras un inicio de semestre inesperado con cinco empates y dos victorias. Al Xeneize se le vienen siete finales en cinco semanas que definirán la suerte del equipo en 2024. De un Boca con muchos nombres que no logra ensamblarse como equipo y sabe que se vienen días decisivos.