BALONCESTO | PARÍS 2024 / LeBron lidera la venganza de Atenas

20 años después de sufrir la peor derrota de su historia, el Dream Team pasa a cuartos de final como primero de grupo tras dar toda una exhibición. LeBron, otra vez el mejor.

Alberto Clemente
As
El 15 de agosto de 2004, Estados Unidos sufrió la derrota más dura de su historia. Era el primer partido de los Juegos Olímpicos de Atenas, ante Puerto Rico, que se impuso por un clarísimo 92-73. El Dream Team ya no lo era y la debacle del Mundial de Indianápolis se trasladó a la ciudad griega, donde no se conquistó el oro por primera vez desde 1988. Fue la primera vez que un país que no fuera la Unión Soviética ganaba a los norteamericanos en un partido oficial. Y la primera victoria de Puerto Rico, que había perdido sus cinco partido anteriores ante la selección más potente del mundo. Una que llegó a duras penas a semifinales, donde cayó ante la generación dorada del baloncesto argentino, Manu Ginóbili a la cabeza. Y que se tuvo que conformar con el bronce. Para ellos, una debacle nacional.

En ese equipo, entrenado por Larry Brown, había grandes estrellas. Tim Duncan, Allen Iverson y Stephon Marbury eran las principales. Pero también había jóvenes jugadores llamados a marcar un legado que se tuvieron que comer la vergüenza que para ellos supuso dicha derrota. El bronce no sabía a nada y ni siquiera se quedaron a la entrega de medallas. Entre esas promesas estaban Carmelo Anthony... y LeBron James. Que, 20 años después, se ha vuelto a enfrentar al rival que entonces infringió en su persona una derrota que nada tuvo que ver con él. El Rey, tras el último Mundial en el que el Team USA quedó en cuarta posición, decidió convocar a los mejores jugadores de la NBA para una nueva cita olímpica. Y todos acudieron a su llamada. Así se ha formado un nuevo conglomerado de estrellas que quiere dar a Estados Unidos el quinto oro olímpico consecutivo. Todos desde Atenas, donde también estaba LeBron. Que, camino de los 40 años, siempre está. Un ser imperecedero.

Estados Unidos ganó cuando y como quiso (83-104). De 21 puntos, tras caer de 19 hace 20 años. Una victoria contundente, la mejor del torneo, que deja fuera a Puerto Rico, que regresaba a la cita por primera vez desde precisamente Atenas, Preolímpico mediante. Y en el inicio del partido parecía que los fantasmas de hace dos décadas aparecían: 29-25, con el revoltoso José Alvarado haciendo de todo. Fue un mero espejismo: LeBron se hartó del juego y el segundo periodo fue un toma y daca liderado por su eterna figura. La estrella de los Lakers finalizó con 10 puntos, 6 rebotes y 8 asistencias que pudieron ser muchas más. Un pase suyo a Joel Embiid sin mirar que dejaba al pívot solo debajo de la canasta dejó al mundo otra vez boquiabierto. El mundo es suyo más allá de la estadística. Con él en pista, el Team USA logró un +18. Su mera presencia, su organización y su capacidad para verlo todo en todo momento, única en la historia del deporte.

El partido no tuvo más historia: al descanso, los norteamericanos se habían ido casi a 20 puntos de diferencia (45-64). Puerto Rico anotó 30 tantos entre el segundo y el tercer periodo, sólo uno más que los convertidos en el primero (29). Era imposible mantener ese ritmo ante un equipo de tanto físico y talento. Con todo en orden, Steve Kerr dio descanso a LeBron todo el último cuarto e introdujo en la rotación a un Tyrese Haliburton feliz de verse entre tanta estrella legendaria. El periodo final sirvió para que Puerto Rico maquillara el resultado y Anthony Edwards se luciera un rato para acabar con 26 puntos. También para ver las carencias personales (las deportivas ya las conocemos) de un Embiid que es silbado por el público cada vez que toca el balón. Eligió Estados Unidos por encima de Francia, y los locales responden con aullidos y sorna. El pívot respondió como peor sabe: encarándose con el pueblo llano y pidiendo más. En la última jugada de Estados Unidos se quedó en el centro del campo increpando a la grada y luego lanzó. Hizo airball. Son cosas que, desde luego, no ayudan a mejorar una reputación ya de por sí cuestionable.

Por el resto, un poco de todo. Alvarado, todo nerviosismo y diversión, acabó con 18 tantos. Ismael Romero hizo 12, con 10 rebotes. Mientras que Aleem Ford se quedó en 10. Puerto Rico se va a las primeras de cambio, pero ya sabía que lo haría. Y el honor de haber llegado hasta aquí ya es mucho. En Estados Unidos, Stephen Curry sigue sin carburar (8 tantos, 2 de 6 en triples) y Kevin Durant (que ya es el máximo anotador y reboteador de la historia del Team USA) llegó a 11, con la sensación de que habrían sido 30 si le hubiese dado la gana. Jayson Tatum salió de titular por primera vez (10, con 10 rebotes) y Anthony Davis siguió haciendo daño (10+6+3). Embiid, entre pitos y flautas, logró su mejor actuación del torneo en lo referente a la anotación, con 15 tantos, pero se quedó en 6 de 14 en el lanzamiento. Mientras tanto, LeBron sigue a lo suyo: a por su tercer oro olímpico y esperando lo que viene, que será mucho más duro que lo que ya ha venido. Los cuartos de final serán contra Brasil el próximo martes. Llega lo bueno del torneo. Y para ello, Estados Unidos tiene a uno de los mejores deportistas de todos los tiempos. Un genio, único en su especie. El Rey.

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