Ampliaron la investigación sobre el naufragio del superyate que dejó siete muertos
La fiscalía italiana investiga a dos tripulantes adicionales del Bayesian, el velero calificado como “insumergible” por su fabricante
Los investigadores se concentran en determinar cómo un barco que su fabricante, el astillero italiano Perini Navi, había calificado como “insumergible” terminó hundiéndose, mientras que un barco cercano quedó prácticamente intacto.
El lunes, el capitán del barco, el neozelandés James Cutfield, compareció para declarar sobre los cargos de homicidio involuntario y naufragio culposo que enfrenta. Sin embargo, Cutfield se negó a responder a los fiscales durante el interrogatorio del martes.
Al dirigirse a los reporteros, uno de los abogados del capitán, Giovanni Rizzuti, dijo: “El capitán decidió guardar silencio por dos razones fundamentales. Primero, está extremadamente agotado. Segundo, solo fuimos designados el lunes, y para ofrecer una defensa completa y adecuada, necesitamos obtener un conjunto de datos que en este momento no tenemos”.
Tim Parker Eaton, el ingeniero responsable de la seguridad del cuarto de máquinas del yate, y el marinero Matthew Griffith, quien estaba de guardia la noche del desastre, están siendo investigados desde el miércoles por los mismos posibles cargos, según informó Mario Scopesi, el abogado de ambos.
El abogado indicó que, en cualquier caso, era muy pronto para llegar a conclusiones sobre posibles culpables: “Aún no está claro el perfil de sus posibles responsabilidades, ya que la investigación acaba de comenzar”, comentó.
Scopesi agregó que Parker Eaton y Griffith salieron de Italia el miércoles, junto con Cutfield y el resto de la tripulación. Los tres formaban parte de los 15 sobrevivientes del hundimiento del 19 de agosto.
El fiscal Ambrogio Cartosio indicó que su equipo evaluará todos los posibles factores de responsabilidad, abarcando al capitán, la tripulación, los responsables de la supervisión y el fabricante del yate.
La fiscalía indicó que el incidente ocurrió de manera “extremadamente rápida” y que podría haber sido causado por una “ráfaga descendente”, un viento intenso y localizado que desciende de una tormenta eléctrica y se desplaza rápidamente al tocar tierra. Toda la tripulación sobrevivió, salvo el chef, pero seis pasajeros quedaron atrapados en el casco del yate y murieron.