Vuelve Calhanoglu: “Soy el mejor pivote organizador del mundo”
El capitán de Turquía, que cumplió sanción en octavos y jugará ante Países Bajos, se pone por delante de Rodri, Kroos, Kimmich y Enzo Fernández.
Pivote de formación, su polivalencia le permite moverse en casi todas las posiciones del centro del campo y tiene una vocación ofensiva que delatan sus grandes números: durante 234 encuentros en la Serie A, primero con el Milan y ahora con el Inter, ha marcado 45 goles y dado nada menos que 56 asistencias.
Aunque Calhanoglu se sigue considerando a sí mismo básicamente un pivote organizador. Y, sin miramientos, “el mejor pivote del mundo”. Así clasificó Hakan los que para él son los cinco futbolistas que más destacan en su posición: “Quinto: Enzo Fernández; cuarto: Joshua Kimmich; tercero: Toni Kroos; segundo: Rodri, y yo me pondré en primer lugar”, afirmó en lo que no se trataba de un pecado de juventud: lo dijo a DAZN en febrero de este mismo año.
De familia tradicional turca que emigró a Alemania, muy convencido de sus orígenes, jugar con la Mannschaft nunca fue una posibilidad para Hakan. Turquía le reclamó muy pronto, desde la Sub-15, y el mítico Fatih Terim le hizo debutar en la absoluta en 2013, cuando apenas contaba 19 años. Acumula 89 duelos como internacional, en los que ha marcado 19 goles y dado 15 asistencias. Ésta es su tercera Eurocopa, tras las de 2016 y 2020.
Vincenzo Montella le conoce bien. Perfectamente. El actual seleccionador de Turquía le entrenó también durante su primer campaña en el Milán, la 17-18, antes de que Gennaro Gattusso le relevara en el banquillo para las últimas jornadas de aquella temporada. Alemán de nacimiento (Mannheim, 1994), el capitán otomano creció en las categorías inferiores del Waldhof Mannheim y del histórico Karlshuher, con el que debutó en la segunda germana en 2012, cuando apenas había cumplido los 18 años.
El Hamburgo le compró meses después, pero el club hanseático completó una terrible campaña en la que descendió a segunda, aunque de la que Hakan salió destacado: metió 11 goles en 32 partidos y se convirtió en oscuro objeto de deseo para el Bayer Leverkusen. El Hamburgo no quería venderle, pero él entró prácticamente en rebeldía: alegó problemas mentales por la presión de los hinchas. Finalmente, el Leverkusen pagó 15 millones de euros por él. Tenía 20 años. Tres campañas y 79 duelos después en el Bay Arena, el Milán le adquiría en 2017 a cambio de casi 25 millones. En 2021, finalizado su contrato como rossonero, cruzó a la otra orilla de la ciudad, al Inter. Allí ha sido una de las piezas fundamentales en la consecución de este último Scudetto.
Los tifosi milanistas nunca le perdonaron aquel adiós al eterno rival. Y aunque tiene contrato como neroazzurro durante tres años más, hasta 2027, su propensión al cambio repentino provocó que en la capital de Lombardía volviera a especularse con una posible espantada. Pero el propio Calhanoglu ha salido al paso públicamente esta misma semana, desde la concentración turca en Alemania: “Me quedo en el Inter simplemente porque soy feliz. Mi familia y yo nos sentimos a gusto, mis hijos van al colegio en Milán y lo he construido todo allí. Por eso nunca fue una posibilidad marcharme”.