Ustedes sí estuvieron a la altura de Boca

Martínez y su equipo se la bancaron en Quito, más allá de las bajas por los errores de la dirigencia. Controlaron a Independiente del Valle y pudieron haber ganado.

Boca no sólo respondió a la exigencia, sino que además mereció ganar el partido. Tuvo las chances más claras (un par de Merentiel mano a mano), mantuvo cierto control pese a sufrir el dominio territorial a un equipo tibio y no pasó grandes apremios. Los sostenes estuvieron sobre todo en la defensa, donde Di Lollo y Rojo jugaron un buen partido, resguardados, sin salir a campo abierto, y los laterales pensaron en defender antes que en pasar al ataque. Romero respondió cuando lo llamaron y Advíncula armó una telaraña en su lateral, más allá de los resbalones del principio -parecía que jugaban con patines. La decena de córners a favor de Independiente del Valle marcan dónde se jugó mayormente el partido, pero ni siquiera en las pelotas paradas hubo un gran riesgo.

Uno no puede evitar preguntarse qué habría pasado si hubieran jugado los refuerzos. De hecho, aún no debutaron y hay que ver cómo les sienta la camiseta, pero la decisión de Martínez de ponerlos -siempre ensayó con ellos hasta que recibió la insólita noticia de que no los habían anotado a tiempo- hacen imaginar una performance superior. Como sea, los líderes dieron la cara, los pibes aguantaron como pudieron -Saralegui fue el mejor de un mediocampo demasiado inexperto- y Boca sacó adelante esta primera instancia complicada. La vuelta del Changuito Zeballos -que haya podido volver a tocar la pelota oficialmente- también es una gran noticia.

Tal vez lo único que se le puede reprochar al DT, en una noche en la que dio la cara en su partido más difícil, es el hecho de haber sostenido la veda que pesa sobre Fabra y Benedetto (no traspasaremos el límite de pedir a Briasco). Más en un equipo donde sobran pibes. Tanto el colombiano como el Pipa son tipos de experiencia, que han tenido buenas y malas pero que perfectamente podían haberse hecho cargo de este quilombo en el que nos metió el presidente. Si juegan Janson o Ramírez, no hay motivo para que ellos dos no lo hagan. Futuro al margen, son futbolistas del club.

Pasaron días durísimos. Quedaron atrás. Estos muchachos que jugaron en Quito sacaron el pecho por el club y evitaron que el papelón y el escándalo fueran mayores. Esto es Boca: sobreponerse a los peores presagios y salir adelante. Con el corazón en la mano. El resultado dice 0-0, pero esto es mucho más que un empate. Ustedes sí estuvieron a la altura de la camiseta.


Entradas populares