Un River difícil de mirar

El agónico 2-2 ante Lanús fue una continuidad del primer semestre, cuando el equipo de Demichelis sumó dos eliminaciones ante Boca y Temperley y perdió contra Riestra.

Andrés Burgo

TyC
River tuvo un comienzo excelente, para soñar con un gran semestre. Lástima que esa ilusión duró 9 segundos. Tras el gran pase de Manuel Lanzini, Pablo Solari -en posición de gol- remató por alto. Parecía un River a tono con las expectativas para la parte decisiva del 2024 pero, tras esa primera jugada del partido, gestada en el laboratorio de Martín Demichelis (un punto alto de su trabajo), le siguió otra actuación por la que dieron ganas pedir que comenzara otro receso: una nueva Copa América, otro Mundial, lo que sea. Es difícil que se haga difícil ver a River pero este equipo lo consiguió.

Es cierto que contra Lanús se trató del primer partido tras las vacaciones, pero también fue el enésimo encuentro del ciclo de una película repetida: River se confunde, choca, no muestra variantes ni saca diferencia contra rivales inferiores y termina perdiendo contra el propio River, mientras el técnico multiplica cambios de jugadores y diseños. Contra Lanús terminó con un novedoso 3-2-3-2. O algo así.

A la espera de la recuperación el miércoles contra Godoy Cruz y el domingo ante Sarmiento, el 2-2 ante Lanús fue una continuidad de un primer semestre en el que el equipo sumó dos eliminaciones ante Boca y Temperley y perdió contra Riestra. Y sin embargo, ahí sigue Demichelis, con otra oportunidad: nadie podrá negar que la sacó barata.

Mientras es posible interpretar que la continuidad del técnico también forma parte de la interna dirigencial que se percibe para las elecciones del año que viene, River necesitaba jerarquía y el jugador que más podía garantizarla, Germán Pezzella, no llegó. Aunque se trata de una jugada desafortunada, el debut de Federico Gattoni, responsable directo del segundo gol de Lanús (y de buen partido hasta entonces), no ayudó para olvidarse del campeón del mundo que quería volver a Núñez.

River, está claro, apunta a la Copa Libertadores de este año, a los octavos de final contra Talleres. Pero, aunque parezca exagerado por tratarse de mediados de julio, no estaría de más fijarse en lo que le pasó a Boca en 2023: por tanto prestarle atención a la Copa de ese año, se quedó afuera de la siguiente (la actual).

Mientras empieza a quedar lejos de la punta de la Liga, River todavía sigue en zona de clasificación directa por la tabla anual para la Copa 2025 pero ya perdió el colchón que tenía. No es un objetivo menor porque, además, ya quedó claro que Miguel Borja no podrá con todo. Aunque parezca lo contrario.