River y Martín Demichelis tienen mucho trabajo, deben armar un equipo alrededor del salvador Borja
Los dos goles del colombiano, el último en el octavo minuto adicionado, evitaron la derrota ante Lanús; el 2-2 mostró al equipo de Demichelis con caras nuevas y déficits colectivos
River jugó los últimos 25 minutos -incluidos los diez adicionados- con cuatro delanteros, en un reflejo más de desesperación que de un plan. Solari y Colidio, que habían comenzado como atacantes más centrados, se abrieron a las bandas para hacerle lugar a Borja y al debutante Adam Bareiro. Con el ingresado Nacho Fernández como único enlace y Peña en la contención. Un esquema asimétrico, que respondía más a la acumulación ofensiva que a un concepto colectivo. Difícilmente Demichelis haya imaginado durante la semana que iba a terminar con un planteo que habla más de improvisación que de un método. El flojo rendimiento de River señala a su director técnico.
River se fue al receso que imponía la Copa América con una de las peores imágenes que podía permitirse: la derrota por 2-0 ante Deportivo Riestra expuso serias deficiencias en todas las líneas. Esa tarde no estuvo Borja, un detalle no menor. Casi 40 días después, volvió a la competencia oficial con una fisonomía renovada desde los nombres. En la reanudación de la Liga Profesional hubo lugar para tres refuerzos (Ledesma, Gattoni y Peña Biafore) y la idea de juntar a Lanzini y Mastantuono (Echeverri está en el equipo olímpico). Fueron siete cambios respecto de la formación que decepcionó en el Bajo Flores, el último antecedente. Al banco Armani y Borja, aun con la Copa América en el cuerpo. Y como preámbulo, las palabras de Demichelis del viernes, sembrando expectativas y optimismo por lo trabajado y lo que puede deparar el segundo semestre del año.
La primera jugada de River resultó un espejismo de lo que terminó siendo su primer tiempo. Apenas movió del medio, un pelotazo largo de Lanzini fue hacia al pique al vacío de Solari, que controló muy bien y definió muy mal, una ecuación frecuente en el delantero. Eso ocurrió a los ocho segundos. Ni River volvería a ser tan profundo en esos 45 minutos ni Lanús iba a caer en otra distracción y mal posicionamiento.
El largo dominio de River fue inocuo, trabado por adentro y sin desborde por los costados, con Simón y Enzo Díaz desacoplados de los intentos. A River se le empezaron a acumular los pases estériles y las imprecisiones. Lanús achicó espacios en su campo con un homogéneo 4-4-2, marca registrada de Zielinski. Ledesma le quedaba muy lejos al Granate, pero sus preocupaciones no pasaban por ahí, sino por cortar los circuitos locales. Y lo conseguía con anticipos y una marca estricta.
Lo más destacado de River 2 - Lanús 2
Fue un primer tiempo demasiado parsimonioso el de River. En una tarde plomiza, a las 15.30 se encendieron las luces del Monumental, quizá un mensaje para un equipo entre sombras. Peña Biafore hacía todo simple, a un toque, Aliendro no encontraba su lugar, Lanzini caía en la intrascendencia que lo acompaña desde que volvió a River y Mastantuono tenía más apuro que lectura de juego. El desarrollo se hacía tedioso entre la tibieza local y el conformismo visitante.
Aguerre atajó la primera pelota a los 33 minutos, un tiro libre de Lanzini para que volara para la foto. Todo un síntoma de lo cerrado que tenía River los caminos al arco. Para completar un opaco primer período, hasta Peña Biafore, uno de los pocos que no se había equivocado, falló en un control y posibilitó una aproximación de Lanús. River se iba al descanso confundido, con mucho por corregir.
Zielinski pretendió levantar un poco más el muro defensivo con el ingreso de un tercer zaguero central, Muñoz, para armar una línea de cinco. La apuesta del granate por el contraataque fue más acentuada. Y de un pelotazo largo de Izquierdoz, Lanús sacó provecho de una vacilación entre Gattoni y Simón -sin el oficio de un lateral para cerrar- para la definición.
La desventaja sacó a River de su molicie, en buena medida por la entrada de Borja, que volvió de la Copa América con muchas ganas, con la necesidad de minutos que no tuvo en seleccionado de Colombia. Lo demostró al presionar a Muñoz, que hizo una corta cesión hacia atrás, aprovechada por el colombiano con un exquisito toque sobre la salida de Aguerre.
Borja agitó el partido, le sacó el almidón. Hasta sus compañeros se activaron. River era borbollón, tumulto. Lanzini, Mastantuono y Simón se animaron con la media distancia. El equipo de Demichelis iba a la carga, Borja volvió a estar cerca con un zurdazo y un cabezazo.
Lo que casi nunca consiguió River fue transmitir la sensación de que estaba jugando bien, aun teniendo posibilidades de ganar. Y también de perder, como la doble equivocación de Gattoni -no mejoró en nada las prestaciones del ayer suplente González Pirez- que terminó con el cabezazo de Torres para el 2-1. Se jugaba el segundo minuto de los seis de descuento. La derrota era inminente, pero en un tumulto en el área, hasta chocándose con Bareiro, Borja metió el puntazo para el 2-2. Son 47 goles en 88 partidos del colombiano. Quinto doblete en el año y autor de los últimos siete goles de River. Alrededor de él, todavía falta armar un equipo.