Los de Verde, bien verdes; Bolivia no pudo gambetear a su realidad

Bolivia no pudo ante Panamá (1-3) y acabó eliminada de la Copa América. Recibió diez goles en total y marcó apenas uno. En físico y en velocidad volvimos a ser superados. Nos falta bastante

El Deber 

Bolivia volvió a jugar de verde en su tercer partido en la Copa América y no pudo escoger mejor momento para lucirlo. Es que para entrar al ruedo que hoy exige el fútbol actual -en físico, velocidad, reacción, etc- estamos verdes, lejos del resto, incluso de Panamá que terminó festejando un inobjetable 1-3 en el Inter&Co Stadium refregándonos en la cara lo que ya sabemos.


El 1-1 parcial logrado por Bruno Miranda, a pase de Carmelo Algarñaz, nos hizo ilusionar, pero la mala pegada de Miguel Terceros cuando pudo haber liquidado al meta Orlando Mosquera, tras su mala salida, nos volvió a la realidad, porque Panamá puso el 1-2 y cerró con un 1-3 lapidario. Nada que hacer, últimos en el grupo, con diez goles en contra y sin ganar desde 2015.

Antonio Carlos Zago dijo que a él se le asignó la tarea de renovar a la selección, pero para llegar a la madurez nos falta mucho. El resumen global te dice que Algarañaz debe ser el 9, que no fue la noche de Luis Haquin y que urge encontrar a los volantes de contención que se espera. El equipo acabó golpeado, desilusionado, porque también es una realidad que conocen.

En la primera parte y a diferencia de lo que sucedió en los anteriores dos partidos, Bolivia comenzó distinta, agresiva, sin tener el dominio pleno pero con intenciones serias, como la que desperdició Algarañaz (3’) en un mano a mano que de todas formas estaba posición ilícita. Pero la intención, el atrevimiento con Ramiro Vaca de ir hacia el frente, daba otros bríos.

Pero Panamá fue haciendo pie de a poco y comenzó a presionar, originando una catarata de errores de Luis Haquin -el mejor hombre en defensa de Bolivia- que esta vez, lució impreciso. José Córdoba y José Fajardo comenzaron a ganar en campo rival, más que por méritos propios por errores en salida nuestros. El único que lució aplomado fue Marcelo Suárez.

El punto flaco en esa primera etapa estuvo en el medio, en la contención, ya que, aunque Boris Céspedes se esforzó por quitar y entregar, no encontró una buena dupla en Gabriel Villamil, errático y con poca confianza. Ahí Bolivia no estuvo bien y eso minó las chances de pisar el área de Orlando Mosquera. Más arriba estaban Miguel Terceros y Ramiro Vaca que buscaron a Algarñaz.

Pero a los 21’ vino el 0-1 para Panamá, con un riflazo inatajable para Viscarra ante la pasiva marca de Cuéllar y Rocha. Nada que hacer, ese gol trajo desconfianza que pudo liquidarse si Miguel Terceros (30’) le entrega el balón a Algarañaz cuando quedó mano a mano con el arquero tras grueso error en salida del meta rival. Se lamentó Terceros y los bolivianos en el estadio.

En el complemento el rival comenzó mejor, ya que Cristian Martínez y Eric Davis exigieron a Viscarra que respondió. Las diferencias en físico y en reacción eran notorias y fue por eso que Zago ordenó el ingreso de Leonel Justiniano (Boris Céspedes), Adalid Terrazas (Gabriel VIllamil) y Bruno Miranda (Yomar Rocha) en procura de darle mayor vértigo sobre todo en ataque.

Con Miranda cerca, Algarañaz lució mejor y fue a él a quien le entregó el balón para el 1-1 (68’) que originó una explosión entre los bolivianos. Ese gooolllll que retumbó en el estadio fue una sensación única, era la caricia al alma que esperaban y Miranda se los concedió. A partir de este momento Bolivia fue más, generó mayor riesgo y estuvo a un paso de convertir el segundo.

A los 77’ Mosquera se equivocó en salida -por segunda ocasión-, el balón le quedó a Terceros que con arco a disposición, remató suave, permitiéndole al zaguero rival sacar la pelota hacia un costado. La bronca de los bolivianos fue evidente ya que a los 78’, un minuto después, Panamá puso el 2-1 con un cabezazo de Guerrero que fue una dura bofetada para los de Zago.

Miranda y sobre todo Algarañaz, recriminaron con dureza al joven volante tras lo sucedido. A partir de ahí ya fue difícil y los panameños aprovecharon el envión anímico para poner el 1-3 a través de César Yaniz (91’). Nada que hacer la derrota nos volvió a dejar en la cuneta, amargados, tristes pero conscientes que a la realidad no se la puede gambetear, aunque duela, esto es lo que somos


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