EURO 2024 | SELECCIÓN: “Hemos sentido vuestro cariño”
La Selección congregó a medio millón de personas en las calles de Madrid en la celebración de la Euro. Cibeles vibró con Morata y el resto de héroes.
A las 18:00 se abrieron las puertas y, dos horas después, ya no cabía ni un alfiler en la Plaza de Cibeles. El rojo de las camisetas, las bufandas y las banderas extendía sus tentáculos por las calles adyacentes, mientras el DJ Wally López amenizaba la espera. Los hits, como el Freed from Desire de Gala, se mezclaron con los cánticos propios de una afición ansiosa por ver a sus ídolos, que salieron con retraso del Palacio de la Moncloa. El calor apretaba, pero lo hacía más la pasión. Por eso, nadie se movía del sitio. Allí, en el epicentro de la fiesta, y en las calles por donde pasaba la rúa de ocho kilómetros. El trofeo tenía un lugar privilegiado en la parte delantera del autobús descapotable, mientras los coches les pitaban durante su trayecto por la M-30. Las pantallas gigantes de Cibeles ofrecían las imágenes del autocar que lucía la leyenda: It’s only the beginning. C4mpeones de Europa.
Multitud de personas esperaban a la expedición, que llegó al intercambiador de Moncloa sobre las 20:45, y siguieron a pie parte del recorrido. Hubo gritos y saludos, mientras Morata mostraba el trofeo a una multitud entregada. Lamine, Nico y compañía bailaban, saltaban, cantaban... con los de abajo y con aquellos que se asomaron por los balcones y las ventanas de las calles de la Princesa, Alberto Aguilera, Sagasta, Génova... hasta Colón y, de ahí, a la Puerta de Alcalá y después, a Cibeles. Allí, entre la multitud, estaban María Arthuer, la orgullosa madre de los Williams, y el padre de Navas. “Somos campeones de Europa” y “Campeones, Campeones, oé, oé, oé”, eran los gritos constantes. También el lanzamiento de camisetas y banderas, que los futbolistas devolvían firmadas.
El alcalde de Madrid, José Luis Martínez-Almeida, recibió a la comitiva a las 22:00 horas. “Oh, capitán, mi capitán”, le dijo a Morata este declarado atlético. El acto, presentado por Saúl Ramos, comenzó veinte minutos después con un vídeo de los highlights de la Selección en el torneo para delirio de los presentes. El capitán de La Roja fue el primero en salir entre los cánticos de “Moraaaaata, Moraaaaata”. “Españoles, somos campeones de Europa. Cuatro veces. ¿Sabéis por qué? Porque habéis creído en nosotros. Gracias a eso hemos dado la vida hasta el final”, gritó el delantero, quien continuó: “Es un orgullo. En el autobús os miraba las caras y me sentía identificado en vuestra emoción. A veces la meto y a veces no, pero siempre me dejo la vida por vosotros. Tenemos el mejor país del mundo, la mejor comida, los mejores sitios de vacaciones, los mejores trabajadores... Me gustaría dar las gracias a los compañeros que no han podido estar con nosotros en Alemania. También es trabajo suyo. Hemos crecido viendo a Casillas, Xavi, Iniesta, Piqué, Busquets... ellos nos han enseñado cómo se lucha, cómo se trabaja en equipo. Gracias a todos”.
Morata se vistió de Reina, es decir, de maestro de ceremonias, y llamó a sus compañeros uno por uno: “El jabalí de España. El pitbull. ¿Dónde está Musiala?”. Acto seguido, salió Carvajal sin camiseta y entonando Como si fueras a morir mañana de Leiva. “¡Qué viva España!”, gritó Le Normand. A Nacho le mantearon con la bandera al cuello. A La Bamba le cambiaron la letra por Dani Vivian. Para Fabián hubo coña: “Es una farola entrenando, no se mueve”. No fue el único. “Si queréis hacer una mudanza os baja la lavadora con el pecho. Es uno de los mejores 9 que he visto en mi vida”, definió a Joselu. De Olmo verbalizó una realidad: “Si antes valía 100 millones, ahora 130″. La banda sonora oscilaba entre Luis Miguel, Estopa... hasta El Tiburón de Proyecto Uno. El mote de Ferran. A Remiro le agradecieron la otra labor: “No ha jugado en el campo, pero ha sido muy importante fuera”.
El speaker Morata tenía para todos. “Es español, Gibraltar es español”, sorprendió el capitán, que invitó a subir a María Camaño, una niña de 10 años —en tratamiento contra la enfermedad del Sarcoma de Ewing— para que se pudiera hacer una foto con el trofeo. El delantero inició el mejor cántico de la noche: “Campeona”. Freed from Desire derivó en “Rodrigo is on fire”, mientras el público le coreaba: “Balón de Oro”. A la vez, Joselu señalaba a su cuñado Carvajal. Nico, con gafas de sol, puso a bailar a todos sus compañeros. “A este tío le han echado una gasolina que no existe en Bilbao”, bromeó Morata, que se arrancó con el “Lamine, Yamal, cada día te quiero más”. “Ha pasado de tirar bolas de papel en clase a liarla en la Eurocopa”, resumió sobre el jugador revelación. Al lesionado Pedri le acompañó la música de la Carrá. “Es el mago y ha sumado aquí como el que más”, insistió el capitán. Él vaticinó el 2-1 de Oyarzabal. “Me dijo que me olía el pie a gol”, reconoció el guipuzcoano.
Jesús Navas, el abuelo del grupo, salió a hombros de Morata. “¿Dónde está Mbappé, Mbappé dónde está?”, le gritó la afición, a la que le respondió: “Hemos sentido vuestro cariño y vamos a seguir dando alegrías”. El público se iba viniendo arriba y pidió a Cucurella que cantase la canción que se hizo viral. Lo hizo y se soltó el pelo, dejando ver su nuevo look. Todo lleno de trenzas. También Gavi tuvo su reconocimiento. Su premio. Su cariño. “Estoy muy orgulloso de todos ellos y viva España”, concluyó. Era el turno del seleccionador, de Luis de la Fuente, manteado al son de Julio Iglesias. “Ha sido el primero en confiar en nosotros, en decirnos que esto se podía hacer. Si te da la mano fuerte, te carga el móvil y nos ha llevado a hacer historia”, le presentó el capitán. El míster le quitó el micro: “Es un orgullo poder dirigir a un grupo como este. Es un orgullo para España tener a esta generación, una escuela de valores para los más jóvenes. Son un ejemplo para España. Ojalá sigamos así, unidos somos más fuertes”.
No terminó ahí la cosa. “Es español, Gibraltar es español”, insistió Rodrigo, para sorpresa de todos, ya que juega en la Premier. Morata le advirtió y llamó a todo el staff. Era su momento tras la victoria. Esa que Aitana predijo, por eso no podía fallar en la fiesta. La catalana cantó Mon Amour con María y todos los jugadores. “Hacía mucho tiempo que no veía y vivía el fútbol así. Gracias”, les dedicó. Otros que se merecían un homenaje y lo tuvieron fueron los familiares. Los Merino, Miguel y Mikel, emularon la celebración con el banderín de córner. La fiesta sólo acababa de empezar y Cucurella se arrancó a bailar Brillos Platino de Almacor. La guinda fue Potra Salvaje, ese himno veraniego de Isabel Aaiún que la Selección escuchaba antes de los entrenamientos y después de los triunfos. Ese mantra que les ha llevado hasta la cuarta Eurocopa de la historia y a devolver la ilusión a la hinchada. Desbocada, como esa potra salvaje, que va de viaje a lo desconocido. A un futuro prometedor.