El Chelsea viene por Lunin
Paso al frente en Londres por su fichaje. El Real Madrid aceptaría un trueque con Kepa, más dinero. El vestuario transmite que Andriy “no está normal”.
En Stamford Bridge llevaban semanas valorando su fichaje y han decidido intentarlo. De perdidos al Río Bravo. Luz verde. Saben que el acuerdo es complicado (el Real Madrid ha tasado a Lunin en 30 millones, una cantidad a la que no llegan), pero no imposible. Porque tienen la llave: Kepa. Sobre la mesa, un trueque con matices. En ningún caso sería jugador por jugador, pues ambas entidades entienden que el caché de Andriy es superior (25 años, por 29 de Kepa... y dos estados de forma diferentes). El Madrid sopesa aceptar ese intercambio... pero añadiéndole una cantidad de dinero. Cuánto, la gran incógnita. Ahí está el acuerdo.
Lunin está raro
Desde Valdebebas salen dos detalles. El primero, que no está perdiendo ni un ápice de profesionalidad. Se incorporó a los entrenamientos el 15 de julio, acortando sus vacaciones motu proprio hasta una semana. Un movimiento que llamó la atención, pero fue respetado (el club se está esmerando este verano en que los jugadores descansen, incluso ‘prohibiendo’ regresos anticipados... algo que con Lunin no hizo). Desde entonces trabaja como uno más, al 100%, como exige Ancelotti y bajo el incesante calor de la capital.
Pero existe otro detalle: “no está normal”, se desliza. Desde el mazazo de la recta final del curso pasado, cuando fue relevado por Thibaut y sentado en el banquillo de Wembley, se le nota con el gesto torcido. Sin malas caras a compañeros, sin desplantes, sin salidas de tono. Es algo interno, pero que se percibe. Evidente. Lunin convive con un dilema diario en su cabeza. El de quedarse, sabiendo que la situación es la que es; o marcharse del Real Madrid en busca de minutos. Con lo difícil que es salir de este club. Un paso del que tantos se han arrepentido durante décadas. Un salto que da vértigo. Su entorno es quien más le transmite que debe salir. Que crea en sí mismo y vuele.
Y Kepa, muy ilusionado
La cara de la moneda. Una que emite una media sonrisa. Como se ha venido contando, se muere por volver al Real Madrid, incluso aunque eso suponga una bajada salarial (su ficha en el Chelsea es superior a la que recibiría en Chamartín). Da igual. A sus 29 años, quiere vivir en Madrid y continuar en ese vestuario que percibe como “una familia”. Porque cayó de pie en Valdebebas, volviéndose muy cercano al grupo de españoles y terminando como una figura clave para hacer grupo desde enero del año pasado, cuando perdió el puesto en Arabia... y fue un ejemplo de profesionalidad hasta Wembley. Al 100% al servicio del grupo. Sin malas caras.
El Real Madrid lo tiene claro: de marcharse Lunin, quiere que el recambio sea él. No hay ni una sola duda. Tampoco en Ancelotti. Y tampoco en Kepa, que ha verbalizado al club su total sintonía con el rol de segundo guardián, asumiendo la evidencia de que Courtois, mientras mantenga este nivel, está por delante. Volvería para ser suplente y seguir al servicio del grupo. Ni una pega. En todo este asunto hay una certeza: Kepa saldrá del Chelsea este verano, donde le queda un año de contrato. Tal es la seguridad de esta afirmación, que no ha viajado al stage de Estados Unidos. Todas las partes saben que no seguirá y trabajan en su marcha.
Overbooking bajo palos
A esta hora todavía no se ha recibido una oferta formal del Chelsea, pero ambos clubes conocen cuál es el camino: trueque con Kepa... y dinero. En las oficinas de Stamford Bridge aún sopesan qué cifra. Es el quid de la cuestión. Van muy en serio a por Lunin, pese a contar con seis porteros en nómina (Robert Sánchez, Petrovic, Slonina, Bettinelli, Bergström y el propio Kepa) y estar acelerando también por Jörgensen (han ofrecido 20 millones por el guardián del Villarreal). En su planificación también entra el ucraniano. El Real Madrid lo sabe y, de momento, aguarda. Como Kepa.
Más pretendientes
En cualquier caso, el Chelsea no es ni mucho menos el único interesado. Hay muchas personas sentadas en la puja, pero aún no se ha desatado el goteo de ofertas. El asunto está en lo que se podría denominar la calma antes de la tempestad. Mientras no diga que quiere salir, hay pretendientes que mantienen la distancia. El silencio es mal compañero. Porque enturbia, principalmente. Pero sus pasos, cada día, se alejan un poco más del Real Madrid. Un asunto está claro: este verano será renovación o venta. Eso es innegociable. Certeza en un efecto dominó planificado, visualizado y hasta esperado. Pero aún no desatado.