Un año de Bellingham
Se cumple un año de la presentación del inglés, que en su primera campaña ha ganado la Liga y la Champions siendo uno de los grandes protagonistas madridistas
Bellingham aterrizó en el Madrid tras pagar 103 millones más variables (se comenta que son otros 31 millones). La comunicación del Borussia a la Bolsa de Fráncfort (cotiza en bolsa) especificaba que esos objetivos estaban basados en el rendimiento de la joven promesa inglesa y también del propio Real Madrid. Lo normal en estos casos es una división al 50%: el 15% dependiente del rendimiento del jugador (partidos jugados, goles, asistencias, titularidades...) y el otro 15%, de éxitos colectivos (títulos ligueros, clasificaciones para Champions, Champions...).
Entonces llegaba al equipo blanco una joven promesa que había brillado en las filas del Borussia Dortmund, club al que había llegado en 2020, tras pagar la entidad amarilla cerca de 30 millones de euros por él. El buen hacer de jugadores como Jadon Sancho y la saneadísima economía del club del Ruhr le convencieron de firmar. Pero las cosas en cuanto a títulos no le fueron bien: tan sólo una Copa germana brilla en su palmarés. El Meisterschale, el trofeo redondo que se le entrega a cada campeón de la Bundesliga le jugó una mala pasada: en la última jornada de la Liga 2022-23, Jude, lesionado, no pudo jugar, pero sí vio cómo sus esperanzas de ganar el título se evaporaban rumbo a Múnich tras empatar en casa ante el Mainz (2-2).
Llegaba así al equipo blanco, tras una carrera que había empezado a los 14 años de edad, fecha en la que fue ascendido a los Sub-15, pasando a ser capitán y líder en los Sub-16 y Sub-17. Los diferentes entrenadores/seleccionadores que fue teniendo le fueron colocando en diferentes posiciones, todo con un fin: prepararlo para cuando llegase el momento de convertirse en el líder de los pross. Esos detalles salieron a la luz durante sus primeros meses como jugador blanco: 18 goles entre agosto de 2023 y enero de 2024 entre Liga y Champions, con irrupciones tan sonadas como los dos goles que anotó en el Clásico jugado en Montjuïc ante el Barcelona (también marcó el tanto definitivo en el disputado en el Bernabéu). Su gol logrado ante el Nápoles tras una espléndida jugada personal. A todo esto hay que sumar su formidable relación con todo el staff técnico. Su ligero bajón llegó tras lesionarse el hombro en un encuentro ante el Rayo, algo que le ha mantenido a raya desde enero, pero que no le ha impedido ser protagonista tanto en la consecución del título liguero así como el de la Champions donde, curiosamente, se enfrentó a su antiguo equipo, el Borussia en la capital de su país, Londres.
Esta temporada la acabó con 42 partidos de 55 jugados (el 76,36%), con 23 goles marcados y 13 asistencias dadas. Aunque en su debe hay que señalar cómo ha ido variando su relación con el estamento arbitral. Los colegiados han ido variando su relación para con él. El síntoma ocurrió en Mestalla: el inglés marcó el tercer gol blanco, pero Gil Manzano lo anuló al señalar que el tiempo había pasado, cuando debía de haber dejado terminar la jugada. El inglés, enfurecido, se dirigió en un fuerte tono soltando la frase: “¡It’s a fucking goal (”¡Es un jodido gol!”). Le costaron dos partidos de sanción. A su regreso a los terrenos de juego, ya se le vio más comedido, incluso haciendo el gesto de cerrar la boca.
Ahora espera su debut con la selección inglesa en la Eurocopa ante Serbia (domingo 16, 21:00 horas), donde llega como una de las futuras estrellas y pieza clave de su selección para intentar reverdecer laureles: los ingleses no ganan ningún título significativo desde el Mundial de 1966, disputado precisamente en Inglaterra… Pero mientras celebra su primer aniversario como jugador madridista.
