¿Se inclina Europa hacia la derecha?
¿Qué se puede esperar entonces del actual Parlamento Europeo? Seguramente menos regulaciones a la economía, más libertad de empresa y mayores incentivos a la integración
Así, la mayoría de los despachos provenientes de la opinocracia mundial ha sancionado los resultados de las elecciones parlamentarias europeas como un gran viraje a la derecha. Sin embargo, salvo en el caso de Francia, donde el National Rally sacó el doble de la votación del partido de gobierno, el avance de la derecha radical no existió en la mayoría de los países. Solo en Francia, Alemania y en Austria esa derecha radical avanzó con fuerza, pero en el resto de los países se observó un rechazo a los extremos y una preferencia clara por el centro. Es así como la centro izquierda mantuvo su posición de segunda fuerza en el Parlamento Europeo. La centro derecha, por su parte, hizo avances en Grecia, España, Polonia, Italia y Hungría. Mientras que los partidos de extrema izquierda y los verdes fueron derrotados, perdiendo un total de 48 escaños.
En síntesis, el voto fue en contra de los extremos y a favor del centro. Esto significa que, si bien el ordenamiento jurídico europeo se hará menos permisivo y más severo, no habrá un viraje hacia el nacional socialismo o el fascismo como muchas mentes afiebradas están prediciendo. Surge entonces la pregunta ¿Qué se puede esperar entonces del actual Parlamento Europeo? Seguramente menos regulaciones a la economía, más libertad de empresa y mayores incentivos a la integración.
Y es precisamente este el meollo del problema. El espacio europeo está cerrado al mundo pero no está integrado. Es la suma de muchos mercados pero no es un mercado ampliado. Y mientras esta situación prevalezca, el espacio europeo no será capaz de generar las transformaciones necesarias para facilitar la penetración de sus fuerzas productivas al modo de producción digital. Porque sólo un mercado único y ampliado podrá reducir costos, integrar sistemas de transporte, eliminar los inmensos fijos y relanzar la innovación.
Este modelo administrativo que sirvió para apoyar el despegue de la economía industrial hoy se ha convertido en un impedimento para el desarrollo de la economía digital. Y esto es sabido por las nueva generaciones de líderes europeos que se inclinan por el liberalismo económico y que han concurrido a las urnas para ponerles plazo a los arrebatos regulatorios de la extrema izquierda y los verdes.