Riñas entre reos extranjeros destruyó parte de la cárcel de alta seguridad chilena
Los gendarmes acusaron agresiones y amenazas de muerte
Debido a ello, le pidieron al diputado republicano Cristián Araya, quien es miembro de las comisiones de Derechos Humanos y Seguridad Ciudadana, que visite la cárcel en su papel de fiscalizador y constate in situ la grave situación que los aqueja.
Condiciones deplorables
Al ver las condiciones del recinto penal, el diputado Araya envió un oficio ese mismo día al Ministerio de Justicia, señalando que “hoy se está viviendo un gran descontrol al interior del centro penitenciario, exponiendo a los gendarmes (...) Llevan seis días inmersos en esta crisis y no hay respuesta de parte del Estado en su conjunto”.
“Los internos extranjeros, con las nuevas formas de incivilidad que han importado a nuestro país, han destruido, al punto de dejar inutilizables, 47 de las 60 celdas de la Unidad. Lo anterior se ha mostrado muy problemático para las condiciones de trabajo de los gendarmes, toda vez que las cerámicas que inexplicablemente se utilizaron para reforzar las paredes de las duchas de las celdas son una permanente amenaza para su vida, ya que se usan como cuchillos en su contra, al igual que los pedazos de vidrio que se han removido de las ventanas”, detalló Araya.
“No nos van a amedrentar”
Al día siguiente, el subsecretario de Justicia, Jaime Gajardo (PC), llegó hasta el Repas y aseguró que las peleas y “manifestaciones” de los internos no son más que medidas de presión que no intimidarán a las autoridades.
“Revisé el recinto, recorrí el lugar para ver el nivel de daño que ha sufrido y aquí es bien importante señalar que esta cárcel cuenta con todas las medidas de seguridad, internas y externas, para albergar a las personas más peligrosas que existen al interior del sistema carcelario”, dijo a La Tercera.
Gajardo indicó que “efectivamente después de los sucesos del 6 y 7, internos destruyeron parte importante del mobiliario interno de cada una de sus celdas y después hicieron otro tipo de desmanes. Ante eso, se tomaron medidas para poder reparar inmediatamente las dependencias, sin que estas personas obtengan lo que quieren, que básicamente es que se les traslade a un penal con un régimen menos estricto. Eso no se los vamos a permitir”.
Debido a ello, informó que “se va a reforzar un conjunto de aspectos para mejorar la seguridad del establecimiento y adaptarlo a estas nuevas realidades que tenemos, con internos que están permanentemente buscando vulnerar el sistema. No nos van a amedrentar y vamos a mantener este régimen a pesar de las manifestaciones”, remató.
Cabe señalar que en Chile hay actualmente 54.000 presos, pero los recintos penitenciarios sólo tienen capacidad para 42.000 y Gendarmería debe hacer malabares para ubicar a los nuevos, tarea que se ha vuelto cada vez más difícil con la llegada de reos de alta peligrosidad como los miembros del Tren de Aragua y sus respectivos brazos armados, quienes suelen actuar de manera violenta y coordinada para imponerse sobre los otros internos.
“Las cerámicas de las duchas son una permanente amenaza para su vida (de los funcionarios penitenciarios), ya que se usan como cuchillos en su contra”, alertó.