Otra previsible calamidad de Bolivia en la Copa América
Dura derrota de la Verde ante el seleccionado charrúa fue dura. El 5-0 quedó corto por el dominio abrumador de los de Marcelo Bielsa. El lunes ante Panamá es el último partido de la fase de grupo
El DeberEra lo previsible, no hubo novedad en Nueva Jersey. Para Bolivia era difícil pensar en superar a Uruguay, y la realidad, tal y como sucedió contra EEUU, nos volvió a golpear. Los charrúas ganaron por 0-5 y no solo aseguraron su pase a octavos, sino que nos eliminaron, porque pensar en ganarle por 7-0 a Panamá, en la última fecha, es ser iluso, y de verdad que no lo somos.
Uruguay se divirtió, fuimos el niño al que le quitaron el dulce de las manos; fácil, sin poner resistencia, otra vez el nivel superior del rival y de nuevo sin argumentos porque no competimos como el resto. Más bien que el árbitro paraguayo Juan Gabriel Benítez lo acabó a los 90’ clavado, sin un minuto de adición, entregándonos un salvavidas al vuelo porque no dábamos más.
Del equipo quedó la sensación que el DT Antonio Carlos Zago, no encuentra a su once ideal porque a diferencia de lo que sucedió en su estreno fueron seis cambios los que se dieron. De esas variantes, lo mejor fue Carmelo Algarañaz y luego Héctor Cuéllar, aunque con sus limitaciones, porque en físico y nivel de competencia, fuimos ‘enanos’. La Copa América no los refregó en la cara.
Pero vamos por parte. En la etapa fue difícil, veíamos volar a los uruguayos sin poder agarrarlos. Las diferencias fueron abismales. Darwin Núñez, Facundo Pellistri, Nahitan Nández y los demás, se divertían, se movían tan rápidos que Héctor Cuéllar, Luis Haquin y José Sagredo no encontraban la fórmula de pararlos. Ese dominio se hizo efectivo cuando Pellistri (8’) puso el 1-0.
Otra vez nos clavaron el puñal en los primeros minutos y lo peor es que no había argumentos para reaccionar. Núñez (15’) estrelló un balón en el parante y poco después, a los 21’, puso el 2-0 tras habilitación perfecta con Nández. El meta ‘Billy’ Viscarra quedó sin opción, expuesto a una aplanadora sin piedad. Encontrar una salida, en esa primera parte, fue casi imposible.
Roberto Carlos Fernández no lució pleno por izquierda y entre Miguel Terceros y Ramiro Vaca no se encontró al conductor; en realidad cuando les llegó el balón no se pudieron ni dar la vuelta. Arriba Carmelo Algarañaz deambuló, las correteó todas pero no llegó, aún así se dio modos para avisar a los 29’ y por poco sorprendió a Sergio Rochet que estaba salido en su arco.
Con Roberto Carlos Fernández a medias -sufrió un golpe en el tobillo entre semana-, Antonio Carlos Zago se vio obligado a sacarlo en el complemento ordenando el ingreso de Marcelo Suárez aunque el panorama no se movió. Lucas Cháves, Jaume Cuéllar y Diego Medina entraron solo para intentar contener la avalancha celeste aunque como pasó antes, no se pudo.
El 3-0 de Maximiliano Araujo (77) y el 4-0 a Federico Valverde (81’), nos dejó sin vida y como ya estábamos expuestos, llegó el tiro de gracia de Rodrigo Betancurt (89’) con el 5-0. Nada que hacer, no hubo fórmula de detener a un rival a otro nivel, un fórmula uno, que está para pelear con Argentina y Brasil y para sentarse en la mesa de las mejores selecciones del mundo hoy en día.
A Bolivia en cambio su realidad lo golpea y aunque la derrota duele, es algo que ya sabíamos que iba a pasar. La gran cantidad de hinchas que llegó hasta el estadio era consciente de aquello y aunque se aferraban a un milagro, no pasó. Igual fue emocionante ver cómo revolotearon sus banderas, como lucieron sus camisetas ante la marea celeste que en Nueva Jersey fue mucho más.
Queda pensar en Panamá el lunes a las 21:00 y después a mirar las eliminatorias que se reinician en septiembre (Venezuela y Chile los primeros rivales). Zago habló de un recambio pero también hay otros aspectos que se deben analizar, como la competencia interna que cada vez está más lejos de lo que hoy se exige a escala mundial.