Narendra Modi, el hijo de un vendedor de té que ahora es ídolo nacionalista en India
Vencedor de las recientes elecciones del país asiático, el mandatario es uno de los gobernantes más populares del mundo por su firme defensa hacia la religión hindú
Otrora despreciado y ahora cortejado por Occidente, el Primer Ministro indio Narendra Modi, que acaba de ganar por tercera vez las elecciones, alejó al país de sus tradiciones seculares y lo acercó a las políticas pro hindúes que ha defendido durante décadas.
Sus seguidores celebran su imagen de hombre duro, la cual se ha reforzado por su perfil de defensor de la fe mayoritaria de India y los mitos que exaltan su origen humilde. ”No me quieren por mis orígenes humildes”, decía en los mitines previos a la última elección, en una crítica a sus rivales.
Modi nació en 1950 en el estado occidental de Gujarat, el tercero de seis hermanos cuyo padre vendía té en las estaciones ferroviarias. Era un alumno promedio pero su capacidad oratoria comenzó a sobresalir como miembro del club de debate de su escuela y su participación en presentaciones teatrales.
Su destino político quedó marcado a los ocho años cuando se unió al Rashtriya Swayamsevak Sangh (RSS), un grupo nacionalista hindú de línea dura. Allí Modi se dedicó a la promoción de la supremacía hindú en una India secular, llegando a abandonar un matrimonio arreglado poco después de casarse a los 18 años.
Permanecer con su esposa, de quien no se divorció oficialmente, habría frenado su avance en las filas del RSS, que requiere el celibato de sus dirigentes.
Disturbios mortales
El RSS preparó a Modi para una carrera en su ala política, el Partido Bharatiya Janata (BJP). Fue nombrado ministro jefe de Gujarat en 2001, y al año siguiente el estado fue sacudido por disturbios sectarios provocados por un incendio que mató a decenas de peregrinos hindúes.
Al menos 1.000 personas murieron en la violencia posterior, siendo los musulmanes las principales víctimas. Modi fue acusado de ayudar a provocar los disturbios y de no ordenar una intervención policial. Una investigación del máximo tribunal indio determinó que no había evidencia para imputar a Modi, pero durante años fue impedido de ingresar a Estados Unidos y Reino Unido.
Sin embargo, su popularidad no paró de crecer en India. Forjó la reputación de ser un dirigente dispuesto a defender los intereses de los hindúes, que en su criterio eran marginados por las fuerzas seculares que gobernaron el país en forma casi continua desde su independencia de Reino Unido.
“Una nueva historia”
Accedió al cargo de Primer Ministro en mayo de 2014. Desde entonces sus críticos alertan de la persecución de sus rivales políticos de Modi y del control de una prensa otrora vibrante. Al mismo tiempo, la comunidad musulmana de más de 200 millones teme por su futuro.
Tras su ascenso al poder, India vivió una oleada de linchamientos de musulmanes por la matanza de vacas, un animal sagrado en la tradición hindú. Pero los países occidentales hicieron a un lado sus preocupaciones para cultivar a un aliado regional capaz de contrarrestar a China.
El año pasado, Modi habló ante una sesión conjunta del Congreso estadounidense y el presidente Joe Biden lo recibió en una visita de estado en la Casa Blanca. Él se atribuye el creciente peso diplomático y económico de India, y dice que bajo su mando el país se convirtió en un “vishwaguru”- un maestro para el mundo.
Afirma que India está asumiendo el lugar que le corresponde en el mundo después de estar sometido por el imperio mogol musulmán y luego por la colonización británica.
Su proyecto transformador tuvo un hito en enero, cuando Modi presidió la inauguración de un templo hindú en la localidad de Ayodhya, construido en un terreno donde existió durante siglos una mezquita musulmana mogol, destruida en 1992 por fanáticos hindúes. Modi afirmó en la ceremonia que el templo demuestra que India estaba superando “la mentalidad de esclavo”. ”La nación está creando el génesis de una nueva historia”, sostuvo.