Los 5 países del mundo que no tienen aeropuertos
Son pequeños pero muy poderosos. Las particularidades históricas, geográficas y económicas que explican su situación única
En un mundo donde la conectividad aérea es fundamental para el desarrollo y el turismo, existen países que no cuentan con aeropuertos propios. Estas naciones presentan una serie de particularidades históricas, geográficas y económicas que explican su situación única.
El Principado de Andorra, enclavado entre España y Francia, es conocido por ser una nación sin aeropuerto a pesar de su superficie de menos de 500 kilómetros cuadrados. La empresa de aviación Simple Flying destacó en su página web a Andorra como “el país más grande del mundo sin aeropuerto”, haciendo referencia a las dificultades topográficas que enfrenta este pequeño país de alta montaña en los Pirineos.
Las autoridades de Andorra consideraron en varias ocasiones la construcción de un aeropuerto propio. Sin embargo, en junio de 2021, los planes fueron abandonados debido a que la infraestructura proyectada no cumplía con las normas de visibilidad y seguridad necesarias para las aeronaves.
Además del aeropuerto de La Seu, los aeropuertos más cercanos, como los de Barcelona y Toulouse, aunque estén a varias horas por carretera, también son opciones para los viajeros, según indicó el medio Huff Post.
El Aeropuerto Andorra-La Seu ha sido clave para facilitar la llegada de visitantes. Es importante destacar que, además de las rutas comerciales, este aeropuerto también ofrece vuelos privados, lo que incrementa las opciones para aquellos que buscan ingresar al principado por vía aérea.
Liechtenstein
Liechtenstein, un microestado situado en Europa Central, no dispone de un aeropuerto, lo que obliga a sus cerca de 40,000 habitantes a desplazarse a países vecinos para tomar vuelos. La nación, de aproximadamente 160 kilómetros cuadrados, carece de la infraestructura necesaria para albergar un aeródromo.
El territorio de Liechtenstein presenta una geografía variada con una pequeña planicie al norte, cerca de la ciudad de Schaan, que se emplea para el cultivo agrícola. El resto del país está compuesto por montañas y colinas que no ofrecen las condiciones adecuadas para el desarrollo de un aeropuerto. En una posible construcción, se estima que la infraestructura cruzaría el río Rin hacia Suiza o las montañas que bordean con Austria, lo cual implicaría complejas negociaciones diplomáticas con estos vecinos.
Ante esta situación, los habitantes de Liechtenstein recurren principalmente a dos aeropuertos: el Aeropuerto de Zúrich, ubicado a unos 120 kilómetros de distancia, y el Aeropuerto de Friedrichshafen, en Alemania, que se encuentra a unos 90 kilómetros. Otros habitantes también utilizan el Aeropuerto de San Galo-Altenrhein, situado a 54 kilómetros en Suiza. Este último, a su vez, se encuentra en una curiosa locación internacional: está justo en la frontera entre Suiza y Austria, pero es propiedad y administrado por la aerolínea austríaca People’s Viennaline, según CNN.
San Marino
San Marino busca incursionar en la industria de la aviación a pesar de su compleja topografía. Este pequeño país, conocido por ser el más antiguo del mundo con existencia continua desde el siglo III, se encuentra completamente rodeado por territorio italiano y es famoso por su emplazamiento en las laderas del Monte Titano.
San Marino, a pesar de su posición geográfica y orografía, está tomando medidas para avanzar en un sector que parece improbable para su configuración natural. Las autoridades locales han mostrado interés en desarrollar capacidades aeronáuticas, un movimiento que ha captado la atención de la comunidad internacional.
A pesar de no contar con un aeropuerto propio debido a sus características geográficas y su extensión máxima de unos 11 kilómetros en su parte más ancha, San Marino ha generado interés en el sector de la aviación. Desde 2015, tras obtener la plena capacidad regulatoria, el registro ha captado la atención de numerosos operadores aéreos. San Marino se ha convertido en una alternativa atractiva para dueños de jets privados y aviones comerciales, que valoran las facilidades y la flexibilidad que ofrece el prefijo T7.
El gobierno ha comenzado gestiones para utilizar el Aeropuerto Federico Fellini de Rimini, ubicado en la costa adriática de Italia, con el objetivo de mitigar la ausencia de un aeropuerto propio.
San Marino se ha posicionado en el radar de la industria de la aviación gracias a su registro aeronáutico, a pesar de no contar con un aeropuerto propio. La república, inmersa al completo en territorio italiano, ha despertado el interés internacional con su plan para mejorar la conectividad global mediante acuerdos estratégicos.
Por otro lado, el acceso al Aeropuerto de Rimini no solo fortalecería el vínculo de San Marino con la aviación, sino que también abriría nuevas posibilidades para el desarrollo económico y turístico del país. La adquisición de derechos en Rimini refuerza otra área estratégica del microestado, permitiendo que siga siendo relevante en una esfera global inesperada para un país sin aeropuerto propio. San Marino, con su historia milenaria y su capacidad de adaptación, demuestra así que las limitaciones geográficas no son un impedimento insuperable.
El registro de aeronaves de San Marino acepta inscripciones de operadores de todo el mundo, lo que ha incrementado su visibilidad y demanda. Este atractivo, sumado a la capacidad de personalización de las matrículas, que suelen estar compuestas de tres letras pero pueden extenderse a cuatro o cinco caracteres, ha hecho que poseedores de aeronaves vean en San Marino una opción viable y efectiva.
Mónaco
Mónaco, el segundo país más pequeño del mundo, alberga a más de 38 mil personas en apenas dos kilómetros cuadrados de superficie. A pesar de su limitada extensión geográfica, el principado ha logrado desarrollar una infraestructura que incluye un helipuerto estratégico junto al Mar Mediterráneo.
Esta nación no cuenta con su propio aeropuerto debido a la alta densidad de población y el elevado costo de la tierra. Para cubrir esta necesidad, el pequeño principado utiliza el Aeropuerto Internacional Niza Costa Azul, situado en Francia a unos 30 kilómetros de distancia. Esta proximidad es vital para garantizar el flujo de celebridades y visitantes frecuentes.
“Más del 90% del tráfico conecta con vuelos comerciales regulares. Tenemos acuerdos con varias aerolíneas como Air France, KLM y EasyJet,” comenta a CNN, Gilbert Schweitzer, director ejecutivo de Monacair. El costo del viaje en helicóptero, que es de 150 euros (168 dólares), se compara favorablemente con las tarifas de taxi para una distancia similar. “Aunque algunos de nuestros clientes tienen sus propios jets privados, más del 90% del tráfico conecta con vuelos comerciales regulares”, añadió Schweitzer a CNN.
Monacair, la empresa de transporte aéreo con sede en Mónaco, ha expandido sus servicios de helicópteros más allá de Niza, que incluyen ahora populares destinos como St. Tropez y Courchevel durante la temporada de invierno.
Sus pilotos cuentan con una formación especializada que les permite volar en condiciones extremas y aterrizar en plataformas de grandes superyates en las proximidades de Mónaco. Esta capacitación avanzada asegura un servicio seguro y eficiente para sus clientes de alto perfil.
El Vaticano
El Vaticano, conocido como el país más pequeño del mundo, cuenta con una superficie de tan solo 0,49 kilómetros cuadrados, lo que imposibilita la construcción de una terminal aérea en su territorio. Esta circunstancia contrasta notablemente con otros estados que, aunque también reducidos en tamaño, disponen de infraestructura aeroportuaria para responder a sus necesidades de conectividad.
El Vaticano, enclavado en el corazón de Roma, carece de espacio suficiente para el desarrollo de un aeropuerto de cualquier categoría. Esto se debe a la limitación física que impide la ampliación de su territorio, obstruyendo así cualquier proyecto de infraestructura a gran escala.
La falta de un aeropuerto en el Vaticano obliga a los dignatarios y visitantes a utilizar las instalaciones del Aeropuerto de Roma-Fiumicino, que sirve las necesidades de transporte aéreo de la Santa Sede. La eficiente conexión entre el Vaticano y el aeropuerto de Roma facilita el desplazamiento de figuras influyentes y visitantes oficiales.