EURO 2024 | PAÍSES BAJOS 0 - FRANCIA 0 / Sin Mbappé no hay Francia

La subcampeona del mundo empata sin goles ante Países Bajos y añora la baja de Mbappé. A Xavi Simons le anularon un gol muy litigioso en el segundo tiempo.

Andrés Onrubia
As
Sin Kylian Mbappé, espectador de lujo en Leipzig, añorado por sus compañeros, la selección francesa no pudo pasar del empate sin goles, 0-0, contra una combativa Países Bajos, que pudo ganar con un gol de Xavi Simons anulado por un fuera de juego litigioso de Dumfries. La subcampeona del mundo volvió a suscitar muchísimas dudas, a tal punto de que, en dos partidos de la Eurocopa, lleva un gol y es en propia puerta.

La no presencia del ‘10′ en el once condicionaba completamente el partido, pero a Deschamps no le quitó el dolor de cabeza, ya que, en su afán de querer ser un entrenador conservador, al menos así se ve desde fuera, ubicó a Rabiot, mediocentro, de extremo izquierdo para ganar solidez y Tchouameni, de pivote defensivo, fue la novedad. El resto fueron los mismos que ante Austria.

Países Bajos, quizá pensando en que Mbappé podía debutar, introdujo un cambio en el once, Frimpong por Veerman, un lateral, casi ya extremo, con tendencia ofensiva, que entró seguramente porque Koeman no se fiaba de la fractura de nariz del nuevo jugador del Real Madrid.

Cuando no habían dejado de tararearse los himnos llegó el primer estruendo del partido con color naranja. Un error de Theo Hernández propició que Frimpong, supersónico al espacio, le cogiera la espalda y se plantara ante Maignan, inconmensurable con una parada milagrosa. Ya nadie habla de Lloris y no es para menos.

Empezó Países Bajos con ahínco, todo lo contrario de Francia, otra vez timorata, otra vez parsimoniosa, otra vez, ahora todavía más sin Mbappé, con muchos problemas en la circulación de balón. Sin embargo, como es habitual, a este equipo no le hace falta jugar bien para generar. Rabiot se encontró solo ante Verbruggen, pero como tiene sangre de mediocentro, quiso asistir a Griezmann, que ya estaba saltando para celebrar el gol y se le quedó la pelota atrás en un remate a puerta vacía. Después, el del Atlético, muy activo, remató desviado un centro lateral.

Por las sensaciones, por sus intenciones y por su ritmo de juego, dio la impresión de que a Francia le valía el empate o que buscaba una inspiración aislada para llevarse el partido. Países Bajos, no obstante, fue un duro hueso de roer, hilando transiciones rápidas, buscando a Gakpo en la izquierda, un puñal con Koundé, y probando en varias ocasiones a Maignan, un portero de quilates. Las ocasiones se sucedían, como la de Thuram a pase de Koundé, como un cabezazo de Griezmann, como un disparo de Gakpo, pero la pelota no entraba.

La Francia de Didier Deschamps seguía parapetándose en un ritmo parsimonioso, controlador, que no terminaba de inquietar a su rival. Muy mal lo tuvo que ver Kylian Mbappé, que no salió ni siquiera a calentar, porque, en cualquier tipo de condición, viendo el partido que hizo la subcampeona del mundo, habría matado por entrar al terreno de juego.

Fue tal la desidia de la selección francesa por momentos, a pesar de tener dos oportunidades manifiestas de gol, la primera de Tchouaméni, de cabeza, desviada, la segunda de Griezmann, a bocajarro, en un remate clarísimo que sacó Verbruggen, que Países Bajos, incluso menguada físicamente, zarandeó el área de Maignan con llegadas de mucho peligro.

Francia sacó su amuleto de la suerte, ese que no existe, pero que aparece casi siempre en los momentos más complicados. Esta vez le salvó un fuera de juego litigioso de Dumfries, que se puso en la trayectoria de Maignan en un gol de Xavi Simons, mientras que en la repetición pareció que el portero del Milan estaba batido. Ambas selecciones, contentas con el empate en el tramo final, firmaron el armisticio.

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