EURO 2024 | ALEMANIA 5-1 ESCOCIA / Dos diablos sueltos en Múnich

Recital de Musiala y Wirtz, de 21 años, en el cómodo debut de Alemania en la Euro. Además de ellos, marcaron Havertz, Füllkrug y Emre Can. Rüdiger anotó en su portería.

Aritz Gabilondo
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Si alguien pensaba que la anfitriona no estaba lista para su Eurocopa, que se olvide. El último baile de Kroos empezó con goleada, recital y presentación a Europa, si es que era necesario, de Wirtz y Musiala, dos jóvenes convertidos en los nuevos revolucionarios de Alemania, desde siempre la selección en la que las revoluciones no existían.

Esta generación alejada de las históricas, con más talento que fuerza, con más bailarines que motores, es un desafío en sí misma. Tras esa alteración que supuso el gegenpress -el de Rangnick, el de Klopp-, gracias a esa purificación que se produjo con Guardiola, con Tuchel, ahora con Nagelsmann, la mezcla de matices en la Mannschaft deriva en un equipo inverosímil, casi un juguete. Se puede romper porque tiene piezas frágiles, pero a pleno rendimiento es una delicia para cualquiera.

Su primer tiempo del partido inaugural mostró el librillo de Nagelsmann en su más pura esencia, el mismo que no se había podido percibir todavía desde que llegó de rebote desde el Bayern. Su elixir juvenil, casi desafiante, se traslada a los jugadores con la rebeldía de quien se sabe incontrolable.

La extensión sobre el césped a dicha pubertad perenne son Wirtz y Musiala. En una tierra que vio triunfar a Matthäus, a Effenberg, a Sammer, a Ballack, ese lugar en el que parecía que la metalurgía no dejaba cabida a otro pensamiento, allí donde el fútbol fue siempre una industria y sus jugadores máquinas, estos dos diablos van camino de transformar para siempre la línea futbolística del país.

Vendaval alemán

En su primera aparición juntos en un torneo tardaron menos de 20 minutos en sellar su sociedad letal, una tribu callejera trasladada al arte de asociarse con un balón. Wirtz abrió el camino con un disparo desde lejos que Gunn hizo mejor de lo que en realidad era; Musiala sentenció reventando la pelota dentro del área poco después. La relevancia de Kroos y de Gündogan en los goles también indica lo que cualquier artista necesita detrás de ellos para triunfar: organizadores capaces de descubrir lugares en los que levantar obras de arte.

Escocia, un equipo antagónico al alemán, no estuvo ni cerca de espantar las avispas que en cada ataque le picaban. No sólo eso: cuando tuvo el balón, se topó con una presión que dejó sin líquido de energía a ninguno de los alemanes sobre el campo. Encomiable.

El VAR tuvo trabajo porque la defensa escocesa lo tuvo. En una primera acción sacó fuera del área una falta sobre Musiala que el árbitro habría visto como penalti; después, en otra corrección a Turpin, sí advirtió de una entrada salvaje de Porteous a Gündogan cuando se disponía a rematar. Roja y penalti. Havertz, ese otro artista uraño, casi místico, se unió a la fiesta anotándolo.

Da la sensación de que Wirtz y Musiala son capaces de levantar con su ‘flow’ a cualquiera, también a Havertz, cuyas señales esta temporada, en cualquier caso, ya venían siendo mejores que las anteriores. Tras dos años de depresión por no encontrar la ruta adecuada, Alemania tenía pulverizado el debut en la Euro con un primer tiempo excepcional.

Cambios y Füllkrug

A Nagelsmann le dio tiempo a balancear esfuerzos y medir la amplitud de su banquillo. Quitó a Andrich, amonestado, y dejó que se divirtieran algo más Wirtz y Havertz antes de darles media hora de descanso. Sané y Füllkrug, titulares en cualquier otra situación salvo en esta con tanto joven primoroso por delante, captaron el mensaje.

Incluso sin una gran obsesión por atacar, Alemania se acercó a la portería con peligro. Pudo marcar Sané pero quien lo hizo fue Füllkrug, un gigante capaz de encararse con Rüdiger como en un entrenamiento esta semana. Golazo.

Ni siquiera el tanto en propia puerta muy al final de Rüdiger ensució el debut, pues Emre Can lo arregló poco después con el quinto y definitivo gol desde fuera del área. En realidad, todo había quedado resuelto con la ovación a Musiala al irse y a Müller cuando entró por él. Un cambio sintomático, el del pasado por el futuro, el del futbolista puramente alemán por el modernizado, el de la Alemania de siempre por la Alemania de ahora. Así arrancó su Eurocopa y así pretenderle ganarla. Con Wirtz y Musiala, desde luego, todo parece posible.

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