El movimiento que planea el príncipe Andrés para evitar abandonar Royal Lodge como le exige Carlos III
El hermano del rey reside en una vivienda que pertenece a la Familia Real y se niega a mudarse a la antigua propiedad de Harry y Meghan
La pasada semana se instalaron en su fachada una serie de andamios y el medio británico The Mirror apunta que sería una estrategia del príncipe para demostrar que es capaz de suponer el mantenimiento de la propiedad. Para ello, también intentaría recurrir a una cláusula incluida en el contrato firmado en 2002 con vigencia de 75 años: la posibilidad de delegar el alquiler de la vivienda a una de sus dos hijas o a su exmujer, Sarah Ferguson. Y es que, Andrés ha afirmado en varias ocasiones a sus amigos tener “un contrato de arrendamiento de hierro fundido”.
Por su parte, Sarah Ferguson tampoco sería una opción viable, aunque ha asegurado que ayudará a su expareja “siempre que le sea posible”. El matrimonio dividió sus caminos en 1996, aunque nunca han dejado de vivir juntos y ciertos medios británicos, como The Sun, revelaron a principios de año que podrían volver a casarse muy pronto.
Todo debido a la grave situación de salud que afronta la Duquesa de York, quien hace unos meses anunciaba que padecía un cáncer de piel, el cual se sumaba a el cáncer de mamá que ya tenía. Sus amigos han anunciado que Ferguson “aún no está fuera de peligro”, a pesar de que la exmujer del príncipe Andrés adquirió a el pasado año una vivienda por 5 millones de libras en el lujo barrio londinense de Mayfair.
El futuro del príncipe Andrés
Por su parte, Carlos III, ha intentado hacerle entender la situación y le ha proporcionado la posibilidad de residir en Frogmore Cottage, la vivienda en la que vivieron Harry y Meghan antes de renunciar a formar parte de la Familia Real. Se trata de una casa construida durante la época de la reina Carlota, en 1801, y también ubicada en Windsor. Consta de cinco dormitorios, un porche y grandes cristaleras.
Los exduques de Sussex invirtieron en ella casi 2.5 millones de libras antes de decidir huir de Reino Unido y comenzar una vida en Estados Unidos. Una propiedad mucho más asequible para el príncipe, cuya financiación sigue siendo un misterio para la sociedad. Ya que tuvo que pagar doce millones de libras en un acuerdo extrajudicial a Virginia Giuffre, quien lo acusó de agresión sexual. Además, el rey le ha amenazado en varias ocasiones con retirarle su asignación anual de cuatro millones de libras, donde se incluye también su seguridad privada, la cual tiene un gasto de tres millones de libras.