COPA AMÉRICA | BRASIL / Algo pasa con Vinicius

El siete no es el mismo en Brasil que en el Madrid. Mientras que con los merengues baila, en la ‘Canarinha’ naufraga estrepitosamente. La afición pide más de él.

Eduardo Burgos Rodríguez
As
El idilio de Vini en Madrid acaba al enfundarse la camiseta de Brasil, o al menos eso parece. Mientras que en la capital española el siete se consagra como uno de los mejores del planeta, con la Penta todo se hace cuesta arriba. El diestro estuvo en el foco de la crítica tras el empate de la Canarinha en el debut de la Copa América, y no es para menos. Una doble vida en la que nadie se puede explicar las razones de un hecho tan llamativo. Sin Neymar, el inicio de la era Vini se retrasa un poco más.

Los datos así lo avalan. El extremo apenas ha marcado tres tantos en los 31 partidos que ha disputado con la Seleção desde su debut el 10 de septiembre de 2019. Su último tanto a nivel internacional fue hace más de un año, cuando convirtió desde los 11 metros contra Guinea Ecuatorial en un partido amistoso en España. En competición oficial la sequía goleadora se hace más patente, no marca desde el partido ante Corea del Sur en el Mundial de Qatar 2022.

La historia de Vini en la Canarinha es incomprensible para la mayoría. Un jugador con una calidad fuera de lo común, pero que aún no logra encontrar su puesto dentro de su país. Porque Vini es el líder dentro del vestuario, pero dentro del campo sigue sin encontrar su sitio. Ya sea por la dureza de los adversarios para con él o por el estilo de juego empleado en intentar mermar su impacto en el juego, como el marcaje al hombre de Mitchell en el SoFi Stadium.

Pero Vini encara la realidad con determinación, a pesar de contar con la crítica más feroz, la de sus propios compatriotas. “Sé que puedo mejorar, que puedo evolucionar, que puedo hacer más por nuestro país”, comentó en zona mixta tras el partido contra Costa Rica.

El problema de Vini con la Seleção se llega a asemejar -a grandes rasgos, al menos- el visto con Messi con Argentina en ese periodo de oscurantismo tras el Mundial de 2014, pero de tremendo éxito en el Barcelona. Como Vini, un jugador llamado a liderar a una de las selecciones más importantes del mundo, pero sin poder darle a su gente una alegría. Aunque, y a diferencia del siete, Messi nunca dejara de ver puerta.


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