AMISTOSO | FRANCIA 3 - LUXEMBURGO 0 / Mbappé es feliz

El delantero, totalmente liberado, lideró la victoria de Francia sobre Luxemburgo, marcando y asistiendo en dos ocasiones.

Andrés Onrubia

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Otro Mbappé, más feliz, más profundo, más intenso, con un semblante completamente diferente al mostrado en el PSG durante los últimos meses, lideró a la selección francesa, que se impuso por 3-0 a Luxemburgo en Metz. Un gol y dos asistencias fueron suficientes para denotar que su fichaje por el Real Madrid le ha liberado completamente.

El capitán de la selección francesa, omnipresente, salió al terreno de juego como si tuviera que demostrar que es uno de los mejores jugadores del mundo, como si el público tuviera que darle la aprobación en un partido intrascendente, como si llevara mucho tiempo sin tocar un balón, siendo de los pocos futbolistas de Francia que dio la cara en un primer tiempo descafeinado contra Luxemburgo.

Ya desde el primer minuto, combinando con Thuram, en una especie de doble punta, dando profundidad Theo Hernández en la banda izquierda, Mbappé quiso comerse el mundo. Mientras que en el PSG había jugado anclado, en la posición de ‘9′, en esta Francia, con más libertad, goza de total autonomía para moverse dónde quiera, sin ningún tipo de norma que le impida centrar su posición o desplazarse a la izquierda.

En el minuto 5, Mbappé ya había disparado a puerta, ya había generado dos acercamientos y, además, estaba sembrando el miedo en la defensa de Luxemburgo, subyugada durante todo el primer acto y sin capacidad para salir de su portería. En el 25, en un cambio de ritmo letal, el ya jugador del Real Madrid combinó con Griezmann, quién le dejó solo ante el portero con un toque sutil y Kylian, con un remate atronador con la izquierda, casi marca el primero, pero una parada imposible de Anthony Moris evitó su primer gol como blanco.

Cuando todo parecía abocado al 0-0 al descanso, en el filo del intermedio, Kylian Mbappé se inventó una jugada sensacional, dejando clavada a su marca con un cambio de ritmo letal, esos con los que ha tiranizado el fútbol francés durante más de un lustro, para servirle en bandeja a Kolo Muani el 1-0. El atacante del PSG, de cabeza, materializó un buen centro del capitán de ‘Les Bleus’, que culminó un gran primer tiempo, como si su fichaje por el Real Madrid le hubiera liberado por completo.

Tras la salida de vestuarios, Mbappé continuó buscando con ahínco, con ímpetu, con desesperación, el gol que podría suponer su éxtasis total. En el 50′, tras otro cambio de ritmo primoroso, el crack de Bondy abusó del interior y envió fuera un disparo cruzado que habría supuesto el 2-0. Después, rebosado de confianza, asistió a Clauss, que marcó un golazo, en el segundo de los de Deschamps.

Faltaba la guinda al pastel, la última prueba fehaciente de su redención. En el tramo final, tras una gran jugada de Barcola, debutante, Mbappé envió a la red un pase de su ya excompañero, culminando una noche espléndida en Metz y lanzando un mensaje de que está más vivo que nunca.