Sergio Ramos y un “escenario catastrófico” en el Sevilla

Quique Flores no tiene “clara” la continuidad de camero en Nervión y da la clave: “Él tiene que intuir que las cosas van a ir bien. Si no...”.

José A. Espina
As
Sergio Ramos sigue deshojando la margarita sobre seguir o no en el Sevilla. Debe decidirlo una vez que su hermano y representante, René, le exponga todas las opciones. Por un lado el futbolista de Camas, que ha completado una gran campaña, quiere continuar en el club donde creció y saltó hacia la elite. Pero la mala deriva institucional y deportiva, las perspectivas de un futuro no muy halagüeño en Nervión, pesan también en contra. Ésa es la disyuntiva.

Quique Sánchez Flores, que ha mantenido muchas conversaciones con Sergio estos meses en los entrenamientos y el vestuario, tiene su opinión: ¿seguirá Ramos? “No lo tengo claro. Él quiere mucho al Sevilla, creo que hay una parte de su cuerpo que le pide seguir, pero creo que no quiere ser parte de un escenario catastrófico. O él intuye que las cosas se harán muy bien, o si no... Él tiene que intuir que las cosas van a ir bien”, afirmó el técnico madrileño en Cope.

Tal y como ha venido publicando As durante las últimas semanas, Ramos espera que el proyecto de la próxima temporada sea lo suficientemente ilusionante como para que no se pasen las fatigas de esta última campaña. De momento, la primera piedra está a punto de ponerse con la contratación de Francisco Javier García Pimienta. El técnico catalán también deberá decidir qué piezas quiere en su zaga y si necesita al campeón del Mundo de Camas.

Ofertas no le faltarán a Sergio para continuar su carrera, a los 38 años. En la MLS, Arabia y también de mucha importancia en Turquía. En todas ganaría bastante más dinero del que le pueden ofrecer en el Sevilla, donde le mejorarían los emolumentos de este último año pero sin acercarse a otras propuestas más jugosas. El dinero, con ser importante un gesto, no parece lo más relevante ahora mismo para Ramos: quiere garantías de que no habrá otro derrumbe, aún peor que el actual, en las entrañas del Sánchez-Pizjuán.

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