Racing: la colosal definición de Maxi Salas en la goleada ante Tigre por 4-0 por la Liga Profesional
En Victoria, el equipo de Gustavo Costas volvió a mostrar su poder de fuego en ataque; por qué jugará ante Sportivo Luqueño en Lanús
Para visitar Victoria, Gustavo Costas apostó por un tridente inédito de ataque, con tres futbolistas zurdos. A la ya conocida sociedad entre Adrián Martínez y Salas se sumó Agustín Urzi. El primer tanto, sin embargo, llegó de una manera inesperada: con un remate mordido de pierna izquierda de Gastón Martirena. Es cierto que al uruguayo le quedó el rebote después de que Maravilla no pudiera convertir en el área chica. Y también es verdad que Martirena había sido quien abrió el marcador el pasado lunes, ante Argentinos. Pero el enorme poder de fuego de la Academia está en sus delanteros.
Lo mejor del partido
Más precisamente en Salas y Martínez, los dos atacantes por los que apostó Costas como primera medida para reforzar un plantel porque los conocía de sus ciclos en el exterior. Maravilla y el Mencho parecen cortados por la misma tijera. Los dos zurdos, los dos goleadores que saben usar el cuerpo, los dos trabajadores del fútbol que pasearon sus tantos por América Latina hasta que les llegó la oportunidad en un equipo grande de Argentina. Experimentados, igual juegan con el hambre que representa para ellos usar la camiseta de Racing después de tantos años de pelea casi anónima. El partido nunca está terminado. Y ninguna pelota se da por perdida. Ese es el vértigo con el que a veces parece moverse la Academia. El de un equipo voraz que va en busca del arco rival más allá del resultado.
Se entienden a la perfección estos dos jugadores, que además se agrandan cuando están con confianza y cuando el resultado a favor le permite tener espacios para tirar diagonales. Quedó claro con el tercer gol de Racing, esa perla que dibujó Salas con una definición que se ve pocas veces.
“Le doy el pase a Adrián (Martínez) y le tiro la diagonal; la vuelvo a recibir de él y cuando me sale el arquero la tiro para un lado y voy a buscarla para el otro. Fue un lindo gol y sirvió para un triunfo que vinimos a buscar”, dijo Salas luego del partido. Fue una definición a lo Pelé, con un gesto técnico con el que solía deslumbrar el astro brasileño.
La del 3-0 es una escena reiterada cada vez que juega la Academia, un equipo que lleva 50 gritos en 24 partidos. Una muy buena marca que se explica sobre todo por la tremenda performance de su número 9. Martínez ya festejó 19 tantos en 24 partidos. Y Salas lleva cinco gritos, pero en las tribunas y en las redes sociales los hinchas también festejan sus incansables piques. Roger Martínez, que desde las sensaciones pareciera no tener un buen semestre, dice lo contrario en las estadísticas: marcó 7 goles. Pudieron ser dos más , ya que dos veces conectó con la red pero fueron anulados por offside.
Si el fútbol es un estado de ánimo, ayer quedó más que claro en Victoria, una sede que a la Academia le suele traer más de un dolor de cabeza. Hasta la goleada de anoche, de las 12 visitas en el último siglo sólo dos veces se pudo ir contento Racing. Y en más de un caso se llevó una derrota abultada que lo dejó preocupado. Esta vez, se dio a la inversa. Es que Tigre ya lleva diez partidos sin poder dar con la victoria. Y la situación se empieza a volver espesa para el conjunto de Zona Norte. Los de Costas, en cambio, ganaron 10 de los últimos 13.
La confianza que exhibían los delanteros de Racing era contrapuesta por los pibes del Matador, todos menores de los 24 años. El partido se terminó de romper en la última jugada de la primera etapa, a los 47 minutos, cuando sí se dio la conexión del tridente zurdo que puso Costas. Salas envió el centro desde la esquina, Urzi la mandó hasta el punto del penal y Maravilla se inventó el gol. El 2 a 0 parecía demasiada desventaja para el presente que vive Tigre. Más aún con el antecedente reciente que vivió Racing en la primera fecha, con el insólito partido que se le escapó ante Belgrano tras ir ganando 4 a 1 hasta los 32 minutos del segundo tiempo. Esta vez, no soltó el pie del acelerador. Y mandó a la cancha a Juan Fernando Quintero y Roger Martínez, nada menos. Juanfer volvió al gol de penal.
Esos tres tropezones en fila (Copa Argentina, derrota ante Bragantino y remontada de Belgrano) fueron un sismo en la mitad celeste y blanca de Avellaneda. Sonaron las alarmas. Pero parece haber despertado a tiempo. Ahora, debe asegurar el primer puesto en la Copa Sudamericana al recibir a Sportivo Luqueño de local.
La Conmebol ayer anunció que ese partido se jugará en Lanús, porque el Cilindro no pasó la inspección debido al mal estado del campo de juego. Este equipo que suma goleadas ya sabe que esos triunfos valen tres puntos y que hay partidos que no se pueden perder, porque tienen un significado mayor. Lo aprendieron en Quilmes, ante Talleres, de Remedios de Escalada. Y ahora que encauzaron el rumbo buscarán no repetir el error.