NBA | PLAYOFFS 2024 | WOLVES 108 - 109 MAVS (0-2) / ¿Es un pájaro? ¿Es un avión? No, es Luka Doncic
Un triple ganador del esloveno a 3 segundos del final destroza a los Wolves y deja al equipo texano con medio pie en las Finales. Kyrie, otra vez clave. Enésimo milagro del hijo pródigo.
Un triple del astro esloveno a 3 segundos del final culminó una actuación legendaria con una jugada que ya es historia de los playoffs. El tiempo muerto de Jason Kidd sirvió para que los bloqueos colocaran a Gobert delante de Doncic. Esa fue la táctica de los texanos durante todo el encuentro: sacar al pívot francés de su entorno de máxima influencia para doblar el balón a Daniel Gafford o Dereck Lively, torpedear la zona y provocar así que con los ajustes fluyera mejor el movimiento de balón y se consiguieran triples liberados. Es lo que hicieron en una segunda parte genial, en la que consiguieron remontar una desventaja que llegó a ser de 18 puntos, pero que pronto se igualó. Al final del tercer periodo estaban sólo 7 abajo (86-79). Y un parcial de 8-0 nada más empezar el cuarto final, con dos triples de Kyrie mediante, provocaron que se precipitara la recta igualada que todo el mundo quería ver. Y la que se vio, claro.
En la parte final hubo de todo: Irving falló dos tiros libres de forma incomprensible con los Mavs tres puntos abajo y Anthony Edwards (ahora hablaremos de él) sí conseguía acertar desde la personal para dar cinco de ventaja a los locales con apenas 90 segundos para el final. Eso sí, el base se redimió de sus errores para anotar un triple desde la esquina a pase de Doncic y dar emoción a un duelo al que no le cabían más cosas. Aun así, las hubo: Kyrie pidió a su banquillo que solicitara el Instant Replay para un saque de banda y el resultado fue positivo para los Mavericks, que fallaron ese ataque, pero también vieron como sus rivales perdían el balón en el siguiente. A 12,8 segundos para el final, llegó el turno de Doncic. Chris Finch, en muletas y sentado tras su banquillo, pidió tiempo muerto: Edwards dobló el balón para Naz Reid, el mejor jugador de los Wolves en un claro síntoma de que los buenos no lo están siendo. Reid, que llevaba 7 de 8 en triples en ese momento, arqueó los brazos perfectamente. Pero un partido así tenía que acabar como tenía que acabar. La canasta escupió el balón. Y los Mavericks ganaron.
Una de cal y una de arena
Doncic finalizó el partido con 32 puntos, 10 rebotes y 13 asistencias, 10 de 23 en tiros de campo, 5 de 11 en triples y 7 de 7 en tiros libres. Kyrie estuvo más desdibujado durante el resto del duelo, pero ejerció esa capacidad que tiene de aparecer cuando tiene que hacerlo: 20 tantos, 4 rechaces y 6 pases a canasta. Pero, sobre todo, 13 puntos en el último cuarto y una personalidad despampanante en ambos lados de la pista, con un esfuerzo defensivo muy importante y esencial al final. Y todo ello con el poderío interior que tanto está torturando a Gobert, que está cuajando unas series muy alejadas de su contrato: Daniel Gafford consiguió 16 tantos, 5 rebotes y 5 tapones. Y Dereck Lively se fue a 14 (6 de 6 en el lanzamiento) y 9 rebotes. Todo ello con un Jaden Hardy que logró 8 puntos en 11 minutos y que fue esencial en la reacción texana del tercer cuarto. Una participación amplia (con PJ Washington y Derrick Jones siendo muy importantes en defensa) y profunda. Y unas rotaciones muy adecuadas de Kidd (que se reafirma sin que nadie sepa cómo) para llegar con más frescura que sus rivales a la recta final del partido.
El problema (si es que sólo tienen uno) para los Timberwolves no es solo que se queden en la misma situación pero a la inversa que vivieron en semifinales contra los Nuggets, una eliminatoria que empezaron con un 0-2 que ahora ellos sufren, con el bochorno añadido de haber caído dos veces consecutivas ante su público y en dos finales apretados. Es que Anthony Edwards, que se tuvo que retirar un par de minutos en el último cuarto para recibir oxígeno con una mascarilla, no está: empezó bien, con el griterío del Target Center empujando, pero se fue diluyendo a medida que pasaban los minutos: al final, 21 puntos con 5 de 17 en tiros de campo. Y un gran esfuerzo en un tramo clave del último periodo, pero con un nuevo paso atrás después. Reid se fue a 23 tantos a pesar de fallar el triple final, Gobert a 16 y 10, Mike Conley ejerció de líder para llegar hasta los 18 y Karl-Anthony Towns, al que Finch sentó en los minutos finales, es el otro jugador que no está dando con la tecla ni de cerca: 15 puntos, pero 4 de 16 en el lanzamiento. Mal. Muy mal. En finales de Conferencia, por cierto, el equipo que se pone 2-0 gana el 90% de las veces: el récord es de 58-6. Y los que empezaron 0-2 ganaron 16 veces de 16. Ahí queda eso.
Así estás las cosas: los Wolves, que regresan a las finales de Conferencia 20 años después, se enfrentan a una situación ignominiosa y su vida pende de un hilo, sobre todo si no ganan el tercer partido, que puede ser casi definitivo. Y los Mavericks rozan sus primeras Finales desde 2011, que ganaron, con Dirk Nowitzki de mesías y Kidd, hoy su entrenador, entonces en pista. Una de cal y una de arena para un Doncic que parece un superhéroe (se puede elegir el que se quiera), venido de otra galaxia para juntar el agua con aceite y dar a las pavesas un sabor a fresas. En definitiva, para hacer cosas que en teoría son imposibles pero que en sus manos no son más que meras minucias. Nimiedades. Fruslerías. Ya no pueden ser milagros, porque los vemos de forma tan asidua y constante en manos del que ya es uno de los mejores jugadores de todos los tiempos que hay que buscar otro tipo de denominación. Y que forma, junto a Kyrie Irving, la mejor pareja exterior de la historia. O eso dice Stan Van Gundy. El resto queda a juicio de cada uno. Pero, desde luego, lo parecen. Vaya si lo parecen.