NBA | DENVER NUGGETS / Los Nuggets, del anillo al fracaso

El proyecto consiguió la joya de la corona en 2023, pero vuelve a chocar con los fantasmas del pasado tras una dura eliminación en la que se plantean muchas dudas.

Alberto Clemente
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Nikola Jokic ha ganado tres veces el MVP de la temporada, uno de las finales de la Conferencia Oeste y otro de las Finales. Es campeón de la NBA, seis veces All Star, y ha integrado seis veces en los Mejores Quintetos, cuatro en el primero cuando se haga oficial el de este curso. Y, sin embargo, nunca ha ganado a un equipo de 50 victorias en playoffs. Una extrañeza absoluta y un dato realmente llamativo para un jugador legendario, seguramente ya el mejor europeo de todos los tiempos y uno de los mejores jugadores de la historia. Pero también una característica de lo que son estos Nuggets: un equipo que es todo corazón, pero también el sexto que gana el anillo en seis años, algo inherente a la NBA actual, una que no tiene dueño y que sigue recogiendo las pavesas que surgieron del dominio de LeBron James y la espectacular rivalidad que mantuvo con la dinastía de los Warriors.

Desde 2018, última vez de las cuatro que se enfrentaron los Cavs y el equipo de Golden State, ha habido cinco Finales: sólo han repetido dos equipos, los Warriors en el Oeste (2019 y 2022) y los Heat (2020 y 2023). Ninguno de ellos de forma consecutiva, algo que se une también a que el único jugador que ha estado dos Finales seguidas sea... Danny Green, miembro de los Raptors y de los Lakers, ambos campeones en 2019 y 2020. Una anomalía tras varias décadas en las que el dominio siempre ha estado presente: de Magic Johnson y Larry Bird hasta Michael Jordan. Con Kobe Bryant y con la dinastía de los Spurs. Y, al final, con el Rey de la NBA, uno en decadencia porque todo tiempo pasado fue mejor, y una plantilla de ensueño que logró cuatro anillos en seis Finales y 73 victorias en regular season... pero que ya no lo es y ni siquiera ha pisado los playoffs este curso, play in mediante.

El cambio de era ha sido evidente, tangible, palpable. Y con su punto álgido en estos playoffs: nada de LeBron, Kawi Leonard, Stephen Curry o Kevin Durant. Tampoco de Chris Paul, James Harden o Paul George. Ni de Russell Westbrook o Anthony Davis. Y ya con cuatro equipos en liza, las cosas han cambiado definitivamente: los Celtics buscan un anillo esquivo y llevan mucho tiempo ahí, pero sólo han pisado las Finales en una ocasión. Los Timberwolves pisan por primera vez en 20 años las finales de Conferencia. Los Mavericks regresan a la misma ronda de hace dos temporadas. Y los Pacers son los invitados especiales a la fiesta tras acabar con los Knicks en siete extenuantes encuentros. Series preciosas que han servido para mandar a casa a algún que otro rival y dejar un reguero de cadáveres entre los que están los Nuggets. Esos vigentes campeones que tienen al mejor jugador del mundo y que prometían una dinastía que, de momento, no ha llegado. Y un campeón lo es para siempre, por mucho que los de Colorado sean uno más en esta etapa en la que está inmersa la NBA. Una sin dominador claro. En la que todo el mundo puede ganar. Aunque esta vez no sean los Nuggets.

Un campeón herido

El título de 2023, el primero de la historia de una franquicia creada en la ABA y que nunca se había acercado ni siquiera a tal honor, dio a los Nuggets una visibilidad que jamás habían tenido. El verano fue entonces para disfrutar y Jokic cambió las carreras de caballos por el Mundial con Serbia. Es tradición en muchos campeones que la temporada posterior a un título se haga larga y tediosa, pero los pecados capitales de la entidad de Denver han sido demasiados: en ningún momento consiguieron el nivel de la pasada campaña a pesar de sumar victorias casi por inercia y llegar a las 57. Pero la demora en los deberes y el estudiar hasta el último día provocó que tuvieran que luchar hasta el final por la primera posición del Oeste para tener ventaja de campo en todas las eliminatorias por el título de su Conferencia (no en unas hipotéticas Finales con los Celtics, que llegaron a los 64 partidos ganados).

Una inoportuna derrota en la penúltima jornada contra los Spurs echó los planes por tierra y se quedaron en la segunda plaza, obligando a jugar contra los Lakers en primera ronda. Una serie que se llevaron por 4-1, reeditando la victoria del curso pasado en las finales del Oeste. Pero también un resultado engañoso: partidos igualados, una diferencia final de tan sólo 9 puntos, un toma y daca constante y dos tiros ganadores de un Jamal Murray que se lesionó y jugó infiltrado el quinto partido y las semifinales contra los Timberwolves. Demasiado desgaste demasiado pronto, tanto en regular season como en playoffs. Y un rival inesperadamente bueno con el que nadie contaba, pero que demostró que las 56 victorias conseguidas no habían sido casualidad y que ha protagonizado un ejercicio de madurez extraordinario para finiquitar al campeón. Que dice adiós al trono 342 días después. Y que deja a la franquicia de Denver fuera de las finales del Oeste por cuarta vez en seis temporadas. Una losa que no hace olvidar un anillo que nadie olvida. Pero que... Pues eso.

Una dura eliminación

Jokic, que ha conquistado este curso su tercer MVP de la temporada, no ha jugado nunca con un All Star, ni con un Entrenador del Año ni con alguien que haya estado en los Mejores Quintetos Defensivos (algo que quizá cambie cuando se publiquen los de este año: Aaron Gordon, Kentavious Caldwell-Pope). Una pequeña misión para Calvin Booth (General Manager) y el resto de la directiva, que tendrán también que darle unas vueltas a la eliminación. Y un guiño del destino en lo referente a Tim Connelly, inmerso en los despachos de los Nuggets de 2013 a 2022 y hacedor del proyecto, por mucho de irse antes de la conquista del anillo. Se fue precisamente a los Timberwolves a cambio de 40 millones en cinco temporadas... y ahí es donde construyó un equipo ganador, apostó de forma polémica por el contrato de Rudy Gobert y por el fichaje de un Mike Conley en teórica decadencia y ha acabado viendo, orgulloso, como su actual franquicia se deshacía de esa en la que estuvo anteriormente.

Los Nuggets han terminado esta temporada con la segunda mejor defensa de la Conferencia Oeste y han sido verdaderamente efectivos en ataque: cuartos en porcentaje de tiros de campo, décimos en porcentaje de triples, séptimos en rebotes, terceros en asistencias, novenos en tapones y quintos que menos balones han perdido. También han tenido el cuarto mejor net rating y se han ido a 57 victorias, su mejor marca en la NBA empatada con la 2012-13 (en la ABA superaron las 60 en dos ocasiones) y han conseguido el mejor rating ofensivo de su larga historia. Y ni con esas, han conseguido llegar en el mejor momento físico a playoffs, siendo superados de nuevo en un séptimo partido en casa, igual que ocurrió en 2018 contra los Blazers pero en un momento de madurez que debería haber sido muy superior al mostrado actualmente. Un duro palo contra unos Timberwolves que han sido mejores. Y que ha llegado después de resucitar en una serie perdida, para luego volver a caer.

El presente y el futuro

Nikola Jokic ha promediado más de 26 puntos, más de 12 rebotes y 9 asistencias esta temporada, disputando 79 partidos en los que ha logrado 69 dobles-dobles y 25 triples-dobles. Jamal Murray, que se rompió el tendón de Aquiles en la campaña posterior a la burbuja de Orlando, algo que frenó el crecimiento del proyecto en el peor momento, se ha ido a 21,2 con un 42,5% en triples y ha formado junto al serbio una dupla verdaderamente histórica... pero con el fracaso ante los Wolves, donde ambos anotaron 69 de los 90 puntos del equipo, yéndose el pívot a 14 en el último periodo, insuficientes para cerrar un partido que fueron ganando de 20. La mayor remontada en un séptimo tampoco es un buen dato en el currículum de los Nuggets, que no hicieron valer su poderío como local entonces ni en los dos primeros partidos. Y que recibieron sendas palizas en el segundo (en Denver) y en el sexto (en Minnesota), perdiendo de 26... y de 45 puntos respectivamente. Mala cosa.

En la etapa en la que Jokic y Murray han coincidido, los Nuggets tienen un récord de 8-0 en playoffs contra equipos clasificados del cuarto al octavo puesto. Pero ante los que han acabado primeros, segundos o terceros acumulan un 1-5, venciendo sólo a los Clippers de 2020 en la burbuja de Orlando, remontando un 3-1 de forma tan inopinada como merecida. La intendencia tampoco ha funcionado en el momento clave: solo Aaron Gordon aportó ante los Timberwolves, promediando 14,7 tantos, pero sólo consiguió 4 en el séptimo encuentro. Y Michael Porter ha pasado de 22,8 ante los Lakers (rozando el 49% en triples) a 10,7 en semifinales (con un 32,5% desde el exterior). En el ya famoso séptimo se quedó en 7, con 3 de 12 en tiros de campo y 1 de 6 en triples. Mala cosa para él y para un Murray muy desdibujado, intermitente y mal en defensa. Y que se ha quedado en 19,3 tantos de promedio en todos los playoffs lanzando 20,2 tiros por encuentro. Sólo Bob Cousy (1951) y John Havlicek (1965) anotaron menos intentando más de 20 lanzamientos en una fase final. Mala cosa.

Ahora, los Nuggets ponen rumbo al rincón de pensar. Al verano, otro más, uno que tiene unos Juegos Olímpicos de mucho atractivo con un nuevo Dream Team del que no queda (casi) nadie en playoffs porque los tiempos han cambiado. Jokic va camino de los 30 años, que cumplirá la temporada que viene, y está en el mejor momento de su carrera deportiva. Pero en una era llena de alternancias y sin un dominador claro, los Nuggets necesitan algo más si quieren volver a repetir título y consolidarse como un favorito perenne que no patine en ocasiones que no son las propicias para ganar el anillo. El momento físico al que han llegado en playoffs no ha sido el ideal y se filtró que el serbio estaba exhausto tras disputar casi 47 minutos en el game 7 ante los Wolves. Otra señal más de que a la plantilla le falta cierta fritura para volver a lo más alto. También para ganar a equipos de más de 50 victorias en la fase final, algo que nunca han logrado con Jokic. Un dato extraño para una carrera de leyenda. Del anillo al fracaso. Del cielo, a un verano que ha llegado tristemente antes de tiempo. A veces, no basta con haber ganado para volver a ganar. Es lo que tiene.


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