La polémica columna que analiza por qué Messi “hace lo que quiere” en la MLS: " Los rivales están demasiado asustados o demasiado superados”
El astro argentino guió al Inter Miami a la cima de la Conferencia Este de la Major League Soccer y acumula diez goles y 12 asistencias en la temporada. El último sábado brindó un recital histórico contra New York Red Bull
“En la preparación para esas cinco asistencias, Messi tomó casi 20 toques antes de realizar el pase asesino a un compañero de equipo -en referencia a la asistencia entre líneas a Matías Rojas-. Pero ningún defensa tocó a Messi ni una sola vez. En lugar de eso, retrocedieron, adivinando qué podría hacer a continuación y tratando de cortarle los carriles de adelantamiento. Es decir, dejaron que Messi hiciera lo que quisiera”, criticó en el inicio del texto, dando a entender por dónde se desarrollaría su mirada, que abrió el debate.
Según plantea Robinson, la Pulga “está atravesando esta campaña estadounidense sin problemas por parte de los defensores. Más que nunca en su carrera, los rivales de Messi están demasiado asustados o demasiado superados (o ambas cosas) para siquiera intentar quitarle el balón”.
“Los defensores de la MLS están aprendiendo por las malas lo que el resto del mundo sabe desde hace 15 años: cuando debes contener a Messi, pueden suceder una de dos cosas. Puede avergonzarte por un momento de engaño o puedes correr el riesgo de dañar el activo más valioso que jamás haya tenido la Major League Soccer. Es difícil decir cuál sería más perjudicial para la carrera de un defensor”, sugirió que tal vez no sufre tanta fricción por el escaparate que su nombre le prestó al torneo con su arribo.
Para respaldar su hipótesis, se basó en algunos números. El firmante señaló que el fantasista sólo ha padecido 1,3 quites por partido, según datos de WhoScored. Y que esa cifra representa apenas “la mitad de las 2,5 veces por partido que perdió el balón ante un defensor en La Liga española de 2009 a 2021 y aún menos que las 2 veces por partido que le quitaron durante su par de temporadas en el París Saint-Germain en Francia”.
“Sólo sufre una falta una vez cada 61 minutos con la camiseta de Miami”, remarcó el autor de la columna, y le inyectó crueldad al aseverar que “lo más cerca que están los defensores de Messi en estos días es cuando le piden su camiseta en el pitido final”. No obstante, el juego fluido es un patrón común en la MLS que, por caso, tiene un promedio de 4.5 tarjetas amarillas por partido. En tal caso, lo más probable es que Messi se beneficie de un panorama ya preexistente y que no se creó por su presencia.
“Los entrenadores que lo han enfrentado saben que poner a los defensores lo suficientemente cerca como para oler el champú de Messi es la única esperanza que tienen de detenerlo. Si le das demasiado respeto o demasiado espacio, podrá causar estragos en un instante”, casi que reclamó por la postura de los equipos, a veces algo inocentes, es cierto, pero en casi todos los casos con planteos propositivos, que favorecen el espectáculo. El mismo que brinda Messi desde que era un diamante en bruto. Y que (casi) todos los espectadores disfrutan desde que llevó su talento a la MLS.