La constante evolución del Estudiantes de Domínguez

El DT llegó sin hacer ruido, se ganó el respeto del club y salió campeón. Le vendieron medio equipo por millones, se reinventó y volvió a ganar un título.

Desde entonces, fue tal el ascenso deportivo del club que le generó su renovación de contrato pese a que pudo haber elegido, ya que estuvo en boca de varios equipos. Domínguez priorizó seguir con un proceso deportico ascendente.

Tras conseguir el título de la Copa Argentina, llegaron ofertas por todos lados para los jugadores campeones y la dirigencia decidió hacer caja y regenerar un ciclo. Vendieron por 13 millones de dólares a Santiago Núñez, Corcho Rodríguez, Benjamín Rollheiser, Leo Godoy y Esteban Obregón.

Inmediatamente salieron a invertir en el plantel gastando 11 de esos 13 millones por Tiago Palacios, Edwuin Cetré, Matías Mansilla y Javier Correa entre otros. Y con apenas cien días en la instirución de las incorporaciones, cuando lo normal sería que estuvieran en una fase de ensamble y adaptación, Domínguez volvió a salir campeón. Y ya lo clasificó para la próxima Libertadores.

El Barba supo generar un nuevo ciclo en medio de ventas millonarias. No sólo atravesó el desarmado de un plantel sino que acondicionó uno nuevo. Volvió a encontrar la forma de ganar en poco tiempo y le dio a sus muchachos las herramientas para cargarse a Boca y Vélez en dos finales, más allá de haber perdido la Supercopa con River. Después de un tiempo, de pruebas, dudas, pedidos y controversias por el estilo, Estudiantes parece haber encontrado al dueño del saco de entrenador.


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