Enfermedades respiratorias: la importancia de la vacunación y 10 estrategias para fortalecer las defensas
El frío favorece la propagación de virus como el COVID-19, influenza y VSR, que puede causar desde bronquiolitis hasta neumonías. Los expertos recomiendan intensificar las medidas de prevención y completar el calendario de vacunación
De acuerdo al Boletín epidemiológico del Ministerio de Salud de la Nación, en las últimas semanas, se ha detectado la circulación de varios virus respiratorios, entre ellos el del COVID-19 (SARS-CoV-2), la influenza, el Virus Sincicial Respiratorio (VSR, que puede causar tanto bronquiolitis, resfríos y neumonías), el adenovirus, el metapneumovirus y la parainfluenza (que puede provocar bronquiolitis, bronquitis y ciertos tipos de neumonía).
“La semana 19 ha mostrado un notable incremento en los casos de influenza y VSR, lo cual ha venido acompañado de un aumento en las hospitalizaciones: 0,68% debido al COVID-19, 14,44% por influenza y 20% por VSR”, destacaron desde la Sociedad Argentina de Infectología.
¿Por qué en otoño e invierno aumentan los casos de enfermedades respiratorias? La doctora Leda Guzzi, de la comisión de comunicación de la Sociedad Argentina de Infectología (SADI) explicó a Infobae en una nota reciente que este fenómeno se debe a que las personas están más tiempo en espacios cerrados y hay poca ventilación”.
Por otro lado, el doctor Óscar Fielbaum, pediatra broncopulmonar de Clínica Las Condes de Chile, indicó: “Las manos son una de las vías de transmisión que más contagia. El adulto que estornuda, se tapa la boca o se suena la nariz, queda con sus manos contaminadas. Si con ellas alimenta o cambia a un niño, lo va a contagiar. Lavarse las manos después de estornudar o sonarse la nariz, es fundamental”, destacó.
Ante este escenario es importante intensificar las medidas de prevención y recordar las indicaciones de vacunación para completar el calendario.
Para prevenir enfermedades respiratorias tales como la gripe, la bronquiolitis, la bronquitis y la neumonía, entre otras, es importante aplicarse las vacunas incluidas en el Calendario Nacional de Vacunación.
Vacunación antigripal
- De 6 a 24 meses de edad: deben recibir 2 dosis, separadas por al menos 4 semanas si no hubieran recibido anteriormente dos dosis de vacuna antigripal.
- Personas gestantes (en cualquier trimestre del embarazo) o si no la recibieron antes, durante el puerperio dentro de los 10 días posteriores al parto.
- Mayores de 65 años
- Personal de salud
- Personas entre los 2 y los 64 años que tengan factores de riesgo.
Recordar que la vacuna antigripal puede coadministarse con otras vacunas del calendario y con la vacuna contra COVID-19.
Vacunación contra COVID-19
Todas las personas a partir de los 6 meses de edad deben contar con esquema primario y al menos un refuerzo de acuerdo a las siguientes recomendaciones:
- Riesgo alto de COVID-19 grave: personas de 50 años o mayores, personas gestantes y personas con inmunocompromiso a partir de los 6 meses de vida. Se aplicará una dosis de refuerzo a los seis (6) meses desde la última dosis aplicada y luego continuará con la misma periodicidad (cada 6 meses).
- Riesgo intermedio de COVID-19 grave o alta exposición laboral a SARS-CoV-2: personas menores de 50 años con comorbilidades no inmunosupresoras (enfermedades crónicas, obesidad), personal de salud y personal estratégico. Dosis de refuerzo a los 6 meses desde la última dosis aplicada y luego continuar con una periodicidad anual.
- Riesgo bajo de COVID-19 grave: personas entre 6 meses y 49 años inclusive sin comorbilidades. Dosis de refuerzo a los doce (12) meses de la última dosis aplicada y luego continuar con periodicidad anual.
Vacunación contra VSR
Está indicada en personas gestantes entre las semanas 32.0 a 36.6 del embarazo, durante la temporada de circulación del virus, para proteger al recién nacido contra la bronquiolitis y neumonía por VSR durante los primeros 6 meses de vida.
Vacunación contra el neumococo
Deben recibir la vacuna los bebés a los 2, 4 y 12 meses de vida. Los que no completen ese esquema de tres vacunaciones, deben hacerlo antes de los 5 años. También deben recibirla los niños y adultos con factores de riesgo y adultos mayores de 65 años (esquema secuencial de dos vacunas).
10 medidas de prevención
1. Dieta equilibrada: Consumir una variedad de frutas y verduras ricas en antioxidantes, vitaminas y minerales, como vitamina C (presente en cítricos, kiwi y frutillas), vitamina A (en zanahorias y espinacas) y zinc (en frutos secos y legumbres). La doctora Iva Marques Lopes, miembro de honor y patrona de la Academia Española de Nutrición y Dietética, señaló a la comida ultraprocesada como contraproducente: “Por un lado, altera la microbiota y, por otro, carece de micronutrientes, que son los principales factores nutricionales para el sistema inmune”.
2. Hidratación: se ha demostrado que estados de baja hidratación nos hacen más vulnerables a los gérmenes, por lo que beber suficiente agua es esencial para mantener el cuerpo bien hidratado, lo que beneficia al sistema inmunológico.
3. Descanso adecuado: Dormir de 7 a 9 horas por noche es esencial, ya que el sueño contribuye a la recuperación y reparación del sistema inmunológico.
4. Actividad física regular: El ejercicio moderado puede aumentar la producción de células inmunológicas y mejorar la salud en general. Se recomienda al menos 150 minutos de actividad física moderada a la semana.
5. Lavarse las manos con agua y jabón después de volver de la calle, antes de cocinar o comer y después de ir al baño o cambiar pañales. Según el Centro para el Control y Prevención de Enfermedades de EEUU (CDC), “lavarse las manos reduce la posible propagación de gérmenes, incluidos los resistentes a los antibióticos”.
6. Ventilar todos los ambientes a diario.
7. No fumar y mantener los ambientes libres de humo.
8. No automedicarse. El consumo de remedios sin receta puede ocultar los síntomas de la enfermedad, dificultando un diagnóstico correcto y empeorando el cuadro clínico.
9. Mantener reposo en la casa mientras continúen los síntomas. “Puede retomar sus actividades habituales cuando, durante al menos 24 horas, se cumplan estas dos condiciones: que sus síntomas mejoren en general, y que no haya tenido fiebre (sin necesidad de tomar medicamentos que reducen la fiebre)”, aconsejó CDC.
10. Cubrirse la boca al toser o estornudar con un pañuelo descartable o con el pliegue del codo para evitar contagiar a otros, recomendó CDC.