Emily Blunt confiesa haber tenido “ganas de vomitar” tras besar a algunos actores

La actriz británica ha reconocido la complejidad que entraña el rodaje de las escenas románticas y cuál es su técnica para llevarlas a cabo.

Sergio Murillo
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No es oro todo lo que reluce, ni siquiera cuando vale un Oscar. Cuando se anunció el elenco de Oppenheimer, la apuesta con la que Christopher Nolan quiso —e hizo— conquistar el cielo de Los Ángeles, el rostro de Emily Blunt era una de las grandes sorpresas, otra de las estrellas que venía a reafirmar aquello de que la cinta tenía un reparto de lujo. Aunque se quedó a las puertas de la estatuilla dorada, la intérprete demostró que, una vez más, es capaz de demostrar complicidad con todos aquellos que le rodean, por muy difícil que sea encarnar a la mujer del físico teórico más famoso del siglo XX.

Pero la química, como el oro, efectivamente, no siempre es lo que reluce. Tal y como ha contado Blunt en una entrevista con el locutor Howard Stern, de la que se ha hecho eco Deadline, llevar a cabo una escena romántica puede resultar mucho más difícil de lo que uno piensa desde la butaca, siendo uno de los principales obstáculos algo tan humano como el asco.

“Podría tener química con esta botella de agua”

Fue tan directa como explícita. Stern le preguntó si alguna vez había sentido “ganas de vomitar” después de besar a un compañero de reparto, a lo que ella, sincera, respondió que sí: “Por supuesto... No lo llamaría ‘asco extremo’, pero ha habido momentos que no he disfrutado, está claro”. Su técnica para que el rodaje no se torne imposible viene a ser la de fijarse en las cosas buenas para ignorar las malas. “Mi impresión es que tengo que encontrar algo que me guste de todo el mundo. Tengo que encontrarlo, aunque sólo sea una cosa”, confiesa.

Ha tenido que centrarse tantas veces en las virtudes de sus parejas cinematográficas que, independientemente del número de factores que la empujasen a rechazar una escena amorosa, ha aprendido a dominar el arte de los buenos ojos: “Puede que tenga una risa bonita, o que es educado cuando habla con la gente. Quiero decir que puede ser algo totalmente al azar. Pero necesitas encontrar algo que te guste de esa persona, o de esa persona cuando hace de su personaje, y apoyarte en eso”.

Sus más de dos décadas frente a una cámara han pulido cada detalle, cada centímetro de mueca, hasta conseguir que la actriz sea capaz de dar sentimiento a un objeto inanimado: “Llevo haciendo esto el tiempo suficiente: a estas alturas, podría tener química con esta botella de agua. Sabes cómo invocarlo. Pero es más fácil con quien tienes una conexión natural”. Entonces ahí sí que es oro lo que reluce.

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