E. LEAGUE (SEMIS, VUELTA) | ATALANTA - O. MARSELLA / La Atalanta vive un sueño

Los de Bérgamo golearon al Marsella con un merecido 3-0 y disputarán la primera final europea de su historia. También se jugarán la Copa italiana contra la Juve.

Mirko Calemme
As
La Atalanta de Gian Piero Gasperini ya ha escrito su nombre en la historia del fútbol italiano. Los de Bérgamo conquistaron su primera final europea derrotando con todo merecimiento al Marsella con un 2-0 tras el 1-1 de la ida. La Dea que solo levantó una Copa italiana en 1963, en este curso tendrá una doble y enorme oportunidad para reabrir su palmarés, ya que el próximo 15 de mayo se jugará el segundo trofeo italiano contra la Juventus en el Olímpico de Roma.

Los de Gasperini dejaron sus intenciones muy claras en el comienzo del partido, rozando el 1-0 en el 6′ con un remate al poste de De Ketelaere tras una iniciativa personal de Koopmeiners. La presión hombre a hombre y la intensidad de la Atalanta desconcertaron a un Marsella que llegó al descanso sin rematar a puerta ni una vez y se volvió a salvar gracias a la madera, golpeada por Scamacca tras un córner. El merecido 1-0 llegó en el 30′, cuando Lookman se deshizo de Kondogbia con un par de fintas y batió a Pau López con un derechazo desde la frontal.

Los de Gasset superaron en posesión al rival tanto en la primera mitad (53%) como en la segunda (54%) y tuvieron en el arranque de la reanudación el balón que pudo cambiar la noche. Ndiaye se coló detrás de Djimsiti e intentó una vaselina que terminó fuera por cuestión de centímetros. Justo después del susto, sin embargo, Ruggeri combinó con Lookman y en el 52′ anotó el 2-0 con un potente derechazo a la escuadra. Los franceses volvieron a avisar con una falta al larguero de Veretout, que lideró el intento de asedio final, pero la Atalanta aguantó bien y desató la fiesta en el 94′. El Bilal Touré, que se ha perdido la mayoría de la temporada por una grave lesión muscular, recuperó el esférico en la mitad de campo rival, llegó hasta Pau López y lo superó con una rosca al segundo poste, festejando su primer gol europeo. Fue la guinda del pastel cocinado por Gasperini, mejor entrenador en la historia de la Dea y listo para el final de temporada más emocionante jamás vivido por su club.

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