Copa Libertadores: San Lorenzo levantó un muro en Brasil contra Palmeiras y pasó a los octavos de final
Como visitante y con una sólida tarea de conjunto, empató sin goles en San Pablo, se adueñó de la segunda plaza del grupo F y festejó efusivamente
“Era lo que nos propusimos, aunque en las tres primeras fechas estábamos más adentro que afuera. Mostramos que somos un grupo muy sacrificado y de mucho temperamento. Logramos una clasificación merecida”, apuntó el paraguayo Adam Bareiro, que es pretendido por varios clubes y cuya continuidad en una incógnita. “No sé qué va a ser de mi futuro: no le quiero mentir a nadie, no le quiero mentir a la gente de San Lorenzo. Disfruté siempre al máximo de vestir esta camiseta y San Lorenzo me abrió las puertas y me dio este presente. Ahora me toca estar feliz por la clasificación y pensar en la selección, porque se viene la Copa América. Son cosas muy lindas que me están pasando y quiero disfrutarlas al máximo”, relató el capitán en una charla con ESPN.
Hubo un equipo paciente para jugar y dominante en el manejo de la pelota, y otro que, sin la posesión del balón, recurrió al despliegue y a la concentración para minimizar los riesgos. Las cartas estaban destapadas, las urgencias eran diferentes: Palmeiras, clasificado en el primer lugar, se proponía finalizar la etapa de grupos como el mejor de todos para definir cada instancia –excepto la final, en campo neutral– en el Allianz Parque; San Lorenzo jugó con el cuerpo en Brasil y dejó espacio en su mente para lo que transcurría en Quito, donde el resultado de Independiente del Valle vs. Liverpool acrecentaba o atenuaba la urgencia.
Compacto de Palmeiras 0 vs. San Lorenzo 0
El esquema 5-4-1 no resultó un dibujo defensivo, porque San Lorenzo no renunció a atacar. Con líneas ajustadas, quitar espacios era la misión. Sin el vuelo de los juveniles Endrick, Estevão y Luis Guilherme, la pelota fue manejada por Palmeiras mediante el argentino Aníbal Moreno y el colombiano Richard Ríos, aunque lejos del arco de Facundo Altamirano, que, repuesto de una lesión muscular en el bíceps femoral izquierdo –sufrida ante Independiente del Valle–, recuperó la titularidad. Fue un regreso esperado, porque Gastón “Chila” Gómez, que había tomado el puesto, padeció un desgarro y no viajó a Brasil.
El termómetro de San Lorenzo fue Eric Remedi, que en el ciclo Rubén Insua no tuvo lugar en la formación; en la ofensiva, Bareiro batalló contra todo y todos. Los dos protagonizaron la mejor situación de peligro: el coraje del paraguayo posibilitó al volante ensayar una definición, pero Remedi no tuvo puntería. A esa altura, el Ciclón había vivido un minuto de infarto: Gustavo Gómez había conectado de cabeza un tiro libre y marcado, pero estaba off-side; desde Quito, Liverpool empataba transitoriamente (1-1) y oxigenaba.
De ingresos millonarios a la búsqueda frenética de dinero para pagar deudas y evitar que la FIFA inhibiera en el próximo mercado de pases. Así se diferenciaban el poderío de Palmeiras y la inestabilidad económica del Ciclón. El club brasileño presentó en la alineación por última vez a un tridente en el que dos de sus integrantes no tienen 18 años pero sí futuro europeo: la estrella Endrick, por el que Real Madrid pagó 60 millones de euros cuando tenía 15 años, se marchará después de disputar la Copa América en Estados Unidos; Estevão continuará su carrera en Chelsea, que desembolsó 65.000.000. Menos cartel tiene Luis Guilherme, el único de los tres que es mayor de edad, que tiene una oferta de West Ham United, de Inglaterra, por 30 millones de euros, a la cual el Verdão no respondió.
De este lado, San Lorenzo tiene que pagar 4.000.000 de dólares por la transferencia de Adolfo Gaich a CSKA, de Moscú, por un fallo de la Justicia, y resolver contratos: el de definición más compleja sería el de Malcolm Braida, porque Nahuel Barrios, Gonzalo Luján y Gastón Hernández avanzaron en las negociaciones.
Ocho jugadores de selección, entre los 11 titulares, presentó Palmeiras, mostrando su jerarquía. Pero no imponía esa categoría, que lo hace favorito, y San Lorenzo no era sofocado: Agustín Giay y Braida controlaban las bandas; Iván Leguizamón y Alexis Cuello se desdoblaban entre ataque y defensa, y Gastón Campi y el colombiano Jhohan Romaña eran dos columnas para repeler el juego aéreo, aunque el cuadro paulista prefería avanzar con la pelota al piso.
Los tiros libres se constituyeron en argumentos para lastimar: Altamirano controló ante Richard Ríos y frente a Joaquín Piquerez, que por esa vía había hecho el gol del 1-1 en el Nuevo Gasómetro. El arquero respondió también contra Estevão, que se adelantó a Raphael Veiga –llegaba de frente para definir–. Un par de pelotazos cruzados, altos, complicó al conjunto argentino y generó grietas en una actuación que era sólida.
Con los cambios, Palmeiras modificó el modo de atacar en el último cuarto de hora: juego vertical, desborde y centros. San Lorenzo resistió, movió piezas en los minutos finales y se aferró a un resultado que lo clasificó para los octavos de final de la Copa Libertadores. Y que fue muy celebrado.