Camavinga, desafío final
El medio de la final (Camavinga-Kroos-Valverde-Bellingham) sólo ha salido de inicio seis veces. Dos, contra el City. Examen de altura para el francés.
Porque Eduardo, pocas veces, tendrá una mejor oportunidad para demostrar que debe jugar por delante de su compatriota. Un debate latente entre la afición pero inexistente en Ancelotti: prefiere a Aurélien. Y la explicación es sencilla: considera que, aunque peque de ser más ‘plano’, comete menos errores. Carletto considera que ya hay suficiente atrevimiento de los volantes hacia arriba, como para que el pivote también camine como un funambulista por la fina cuerda del descaro. Ahí prefiere alguien más horizontal, pero seguro. Cuestión de gustos.
Tchouameni, KO
Pero no tendrá a Aurélien en Wembley. El francés salió ‘KO’ de la eliminatoria frente al Bayern: lesión por estrés en el pie izquierdo. En la celebración de Cibeles, por la 36ª Liga, se le vio con una enorme prótesis de sujeción y una muleta. En principio no estuvo descartado, trabajando a contrarreloj para acortar los plazos y tener opciones, pero Ancelotti confirmó su baja el pasado viernes: “Está descartado para la final, pero llegará para la Eurocopa”. El jugador ha desafiado esas palabras, hasta el punto que sigue intentándolo, pero es prácticamente imposible. En la convocatoria ha entrado; sin embargo, no se espera su participación.
Así que el pivote será para Camavinga, quien ha jugado ahí en 22 ocasiones este curso. Un futbolista más eléctrico que su compatriota, vertical... pero también con mayor tendencia a cometer errores en la salida. Es por eso que la final de Wembley será un gran examen. Desde el cuerpo técnico se está puntualizando mucho en la necesidad de no regalar atrás, pues el peligro del Dortmund viene, principalmente, en transiciones. Así que Camavinga tendrá que ser, futbolísticamente, más Tchouameni que nunca. Seguro, fiable. Ejercerá de candado en un centro del campo que sólo se ha visto, de inicio, seis veces esta temporada. Y con esos precedentes, a Wembley.