Boca, afuera: las razones para entender por qué juega mejor que antes, pero no estará en la final de la Copa de la Liga

El equipo de Diego Martínez creció futbolísticamente en este primer semestre, pero una serie de fallos puntuales lo marginaron de la definición ante Vélez

Apenas pasaron 10 días de la resonante victoria frente a River, por los cuartos de final de esta misma competencia. Sin embargo, la caída contra Estudiantes volvió a pegar con fuerza en el club azul y oro, que se sumó al duro golpe sufrido el jueves pasado en Brasil, donde Fortaleza lo venció 4 a 2 por la Copa Sudamericana y lo dejó complicado, de cara a la clasificación a los octavos de la final.

Hay algo concreto, y sobre esas bases puede superar esta caída, activar la reconstrucción e ir por nuevos desafíos: el proceso de trabajo que inició Diego Martínez a comienzos de este año va de menor a mayor. Eso se hizo evidente en varios partidos, incluso en algunos en los que el resultado no acompañó. A diferencia de lo expuesto en los últimos años, Boca juega bien. Hay verticalidad, juego asociado, variantes para crear espacios y generar ocasiones manifiestas de gol. Y, sobre todo, hay un compromiso general.

Boca es un equipo solidario, que después de mucho tiempo tiene una identidad, una filosofía de juego e intérpretes en un nivel alto. Sergio Romero otorga confianza en la valla. Luis Advíncula y Lautaro Blanco se destacan por su despliegue y sus roles ofensivos. Cristian Medina y Equi Fernández atraviesan por su mejor momento profesional. Kevin Zenón, que parece haber nacido en el club, le da al equipo un salto de calidad del medio hacia adelante. Y los uruguayos Edinson Cavani y Miguel Merentiel aportan la dosis goleadora.

¿Por qué entonces Boca no jugará la final de la Copa de la Liga? Algo en esa dirección deslizó en Córdoba el presidente, Juan Román Riquelme: “Hicimos un buen primer tiempo y en el segundo todo fue más parejo. Al fútbol se gana metiendo goles, y en el primer tiempo Boca jugó bien, pero erró bastante. Por ahí si entraban otras estaríamos celebrando. Estuvo esa de Medina que sacan en la línea... Esto es así”.

Los partidos ante Fortaleza y Estudiantes servían para consolidar esa curva ascendente que venía exhibiendo el ciclo Martínez. Pero, habituado en los últimos años a destruir todo y arrancar desde cero ante cada frustración deportiva, sería un gran error que Boca caiga en esa situación. De hecho, ni siquiera tiene tiempo para activar esa opción: el próximo miércoles visitará a Sportivo Trinidense en Paraguay, en un cruce en el está obligado a ganar para tener chances de clasificarse a la próxima instancia de la Copa Sudamericana. Y solo cuatro días más tarde comienza la Liga Profesional, con la visita a Atlético Tucumán.

De todas las opciones para concretar el objetivo del año (clasificarse a la Copa Libertadores del año próximo), en Córdoba dejó ir la primera: ganar la Copa de la Liga. Ahora, quedan cuatro alternativas: ganar la Liga Profesional, coronarse en la Copa Sudamericana o en la Copa Argentina, o quedar en la tabla anual entre los tres mejores equipos de los que no sean campeones.

La felicidad de Boca después de ganarle a River en los cuartos de final de la Copa de la Liga, uno de los puntos más altos del primer cuatrimestre de Diego Martínez como DT de Boca
La felicidad de Boca después de ganarle a River en los cuartos de final de la Copa de la Liga, uno de los puntos más altos del primer cuatrimestre de Diego Martínez como DT de BocaLA NACION/Mario Sar

Por otra parte, resulta sorprendente la racha adversa del equipo de la Ribera frente a Estudiantes en partidos decisivos. El Pincha no pierde ante Boca en esas instancias desde hace ¡105 años! Se repite: el golpazo se sintió en el Mundo Boca, pero a diferencia de otras ocasiones, hay serenidad. Las señales de crecimiento que dio el equipo y el salto de calidad en lo referido al juego le ofrecen al Xeneize una base sólida sobre la cual enfocarse en los próximos objetivos.

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