Damián Rubino sancionó una pena máxima en el partido entre Berazategui y Central Córdoba de Rosario por la Primera C
El arbitraje argentino quedó expuesto nuevamente por la actuación de Damián Rubino,
juez que estuvo a cargo del partido entre Berazategui y Central Córdoba
de Rosario válido por la Fecha 10 de la Primera C, disputado en la
jornada de ayer. El colegiado dio la nota con un penal sancionado a
favor del conjunto local a falta de diez minutos para el final del
encuentro.
“¿Qué
cobro penal el árbitro del partido? No, no, no, no... Por favor, fue
todo pie. A ver esa reiteración por favor. Es todo pie de Guillermo
Tell. Me juego hasta lo que no tengo que no hubo mano, porque le cobra
mano al marcador central de Central Córdoba. Se agarra la cabeza
Lescano. Lo tiene que ayudar el asistente, que está al lado”, fue lo que
mencionó el relator de Ascenso Audiovisual, incrédulo por la
determinación de Rubino. El comentarista aportó: “¡Caradura, caradura, caradura! Renunciá al arbitraje, sinvergüenza”.
Lo llamativo es que hasta los propios jugadores de Berazategui e incluso algunos hinchas lamentaron que el defensor del Charrúa haya
cortado el peligroso ataque de forma lícita y se predisponían a
continuar la acción cuando promediaban los 35 minutos del segundo tiempo
y el marcador señalaba 1-1 producto de los goles de Matías Flores (para
Bera) y Agustín Príncipe (para el conjunto rosarino), ambos en la etapa inicial. El cotejo finalizó con ese resultado ya que Nahuel Pombo erró el penal.
Desde
la transmisión oficial de “Bera 1 País”, que sigue a la campaña del
club naranja, hasta se mostraron asombrados por la determinación de
Rubino. “Cobró mano y es penal. Quiero ver esa repetición. El árbitro
para mí termina sorprendiendo a todos. Dice que es mano. No parece
finalmente. La verdad, dudoso como mínimo. Las cosas como son. La verdad no se ve la mano. Sinceramente es un penal que no se entiende, no queda claro lo que cobró el árbitro”, admitieron desde el streaming.
Entre
los reclamos generalizados, la gresca que se armó entre los jugadores
de uno y otro equipo, más la intrusión en el campo de juego de algunos
suplentes y auxiliares, transcurrieron cinco minutos desde que Rubino
cobró la infracción y Pombo desvió el tiro. Una vez que eso ocurrió, los
futbolistas visitantes celebraron el yerro como si se hubiera tratado
de un gol propio, apuntando hacia la humanidad del juez de turno, que
quedó bajo el ojo de la polémica. Su decisión se hizo viral rápidamente
en las redes sociales.