Talleres venció a Sao Paulo en el debut de la Copa Libertadores: cuatro lesionados en el primer tiempo y dos golazos
Ramiro Ruíz Rodríguez y Rubén Botta anotaron los tantos del triunfo por 2 a 1 del conjunto cordobés; descontó Luciano
Los primeros tres minutos del encuentro fueron frenéticos. A los 60 segundos, el capitán paulista, Rafinha -ídolo de Bayern Munich- vio la tarjeta amarilla luego de talar al paraguayo Ramón Sosa. El veloz guaraní sintió una molestia muscular y, por más que probó, no se recuperó de la embestida. La T perdió a su crack, el jugador más valioso de todo su plantel. Y el partido recién había amanecido. El augurio no era el mejor.
Minutos más tarde, más lesiones. Rafinha, que había visto la amarilla, tuvo un error infantil y dio un pase hacia el medio. Ruiz Rodríguez, que había reemplazado a Sosa, intentó habilitar a Federico Girotti, el 9 de la T. Rafinha se esforzó todo lo que pudo para evitar el gol y lo consiguió. Pero dejó el físico y apenas duró un par de minutos en la cancha. Afuera el capitán de Sao Paulo, quien le cedió el brazalete a otro referente de los visitantes: Lucas Moura.
Mientras Talleres comenzaba a inclinar la cancha a su favor con la lucidez de Botta y el despliegue del colombiano Juan Portilla, a Sao Paulo la noche se le complicaba aún más. El segundo capitán, Moura, quedó tendido en el césped tras un pique. Tampoco pudo continuar. Y sobre el final de esa primera parte, el cuarto lesionado, y tercero con la camiseta tricolor. Portillo se cayó sin querer sobre el físico de Wellington Rato, quien le había cometido falta. Esta vez, el entrenador Thiago Carpini optó por dejar a su equipo con diez futbolistas en lugar de hacer un cambio. Prefirió quedarse con una ventana para el segundo tiempo y apostar a reconstruir el equipo en el descanso. Talleres le mandó un aviso en un centro bombeado de Botta que Ruiz Rodríguez definió con la canilla y la pelota se fue a las nubes.
El Kempes estalló
Sao Paulo no escarmentó y continuó con diez. El partido, entonces, se abrió con un pase de Matías Catalán al corazón del área. Allí, donde se definen los partidos, Ruiz Rodríguez controló con la izquierda y definió con la derecha. La pelota besó un palo y se metió en el arco. Festejo alocado de todo el Kempes y de los futbolistas de Talleres por la ventaja parcial en el debut copero, ante el campeón de la Copa de Brasil.
Tras el entretiempo, y la reconstrucción del equipo, Sao Paulo se acercó en el trámite del encuentro. Adelantó sus líneas y buscó el empate. Le faltó la claridad que sí tuvo Talleres con su fórmula habitual: el pase largo y preciso de su arquero, Guido Herrera. En uno de esos despejes, la defensa brasileña rechazó para atrás, el balón le quedó a Botta y el final estaba cantado. Enganche hacia adentro y definición de zurda, al palo más lejano del arquero Rafael. Golazo del sanjuanino de 36 años que la rompió en Colón y ahora se destaca en Talleres.
Por cómo estaba dado el encuentro, parecía que los cordobeses lo cerraban. Y que ese 2-0 terminaría siendo el marcador final. Sin embargo, a los veinte minutos el entrenador de San Pablo cambió la base del equipo e hizo ingresar al argentino Giuliano Galoppo (ex Banfield) y al goleador brasileño Luciano. Ellos dos, justamente, fueron los autores intelectuales del gol del descuento: el argentino remató desde afuera del área, la pelota dio en el palo derecho del arco defendido por Herrera y Luciano hizo un gol de goleador. Impacto instantáneo de los dos suplentes para poner algo de misterio en un partido que parecía definido. Pero, claro, San Pablo no estaba dispuesto a darse por vencido.
Los últimos veinte minutos del partido mostraron a los cordobeses un tanto replegados, y sufriendo los embates de los delanteros brasileños. Herrera fue llamado a intervenir en pelotas paradas y centros llovidos. Cada vez que Botta agarraba la pelota, los hinchas de la T respiraban. Ribonetto sacó a Portillo y Portilla, ambos amonestados, para evitar una expulsión innecesaria. Ingresaron Juan Carlos Portillo y Matías Galarza para terminar de completar el trabajo y certificar la victoria.
Luciano provocó un revolcón de Herrera a ocho minutos del final. Desde el banco de suplentes, el delantero llevó más peligro que André Silva, el 9 que inició el partido. La T se recuperó de esa jugada y, alentado por los cerca de 50 mil hinchas que hubo en el Kempes. Ruiz Rodríguez tuvo el tercer gol más tarde tras la enésima habilitación de Botta con un centro flotado. El tucumano llegó libre por el segundo palo, pero no pudo darle dirección al balón. Más tarde lo tuvo Galarza, después de otro pase delicioso de Botta. En una de las últimas pelotas de la noche, Herrera sacó un manotazo salvador para evitar el gol visitante. No hubo tiempo para más y Talleres festejó al fin. Tres puntos de oro para empezar la Copa Libertadores de la mejor manera.